Los efectos que causará la tan esperada modificación de tasas de interés de la FED, podrían ampliarse por la desaceleración que experimenta China. Por otro lado, el futuro de Grecia dentro de la comunidad europea, más allá de sus consecuencias económicas, podría crear un efecto dominó sobre los países del Viejo Continente, en relación con el sentimiento antiausteridad interpuesto por la Troika, aumentando la volatilidad financiera y disminuyendo las proyecciones de crecimiento dentro de una zona que muestra lentamente señales de recuperación.
Al comenzar un nuevo semestre, es habitual que aumenten las expectativas sobre si el desarrollo económico de Chile podrá sortear los desafíos que se esperan para lo que resta del año.
Desde el punto de vista internacional, el mercado, cada vez más impaciente, espera el momento en que la Reserva Federal tome la decisión de modificar su política monetaria expansiva, para observar su impacto dentro de los mercados financieros, los cuales ya se desenvuelven en un clima de alta volatilidad que genera diversos eventos alrededor del globo (Grecia y China, por ejemplo).
Desde un punto de vista interno, es necesario seguir monitoreando la evolución de las tasas de crecimiento, debido al constante sesgo bajista que se ha incluido en sus proyecciones, producto de que factores como la inversión y el empleo no logran mostrar señales de cambios en su tendencia.
Ya es un hecho que la Reserva Federal modificará su actual tasa de interés durante las reuniones que se realicen a lo largo del segundo semestre, y junto a la publicación de buenas cifras macroeconómicas sobre la economía norteamericana, que han alejado la incertidumbre generada por las secuelas del invierno que afectó durante el primer trimestre, aumentan las probabilidades de que este evento ocurra en las reuniones de septiembre o diciembre, a pesar de que los principales factores (crecimiento, empleo e inflación) se estarán monitoreando constantemente.
Sin embargo, los efectos que causará la tan esperada modificación de tasas de interés, podrían ampliarse por la desaceleración que experimenta China, país que muestra sostenidamente una desaceleración económica, donde un claro ejemplo han sido las publicaciones sobre el sector manufacturero que desde marzo muestra señales de contracción. Por otro lado, el futuro de Grecia dentro de la comunidad europea, más allá de sus consecuencias económicas, podría crear un efecto dominó sobre los países del Viejo Continente, en relación con el sentimiento antiausteridad interpuesto por la Troika, aumentando la volatilidad financiera y disminuyendo las proyecciones de crecimiento dentro de una zona que muestra lentamente señales de recuperación.
Nuevamente, un sentimiento de preocupación se hace notar en el mercado local, luego que las estimaciones de crecimiento del presente año estén siendo modificadas con un sesgo bajista, ubicándolas en la cota inferior de las proyecciones de crecimiento del Banco Central en su último “Informe de Política Monetaria” presentado a principios de este mes, en torno a un 2,5%. Un aumento en la tasa de desempleo (en el trimestre móvil marzo – mayo) que se ubicó en un 6,6%, y una cifra del Imacec que no ha logrado superar el 3% desde enero de este año, y cuya tendencia se espera no cambie en el corto plazo, han confirmado que la tan esperada recuperación de la actividad económica presenta un ritmo menor a lo esperado a comienzos de año.
Ante el escenario anterior, el Banco Central ha sido enfático en que mantendrá la tasa de interés en los niveles actuales hasta fin de año, a pesar de que la tasa de inflación ha retornado a sus niveles de tolerancia (en torno a su cota superior), aunque las proyecciones indican que los niveles de precios continuarán por sobre este rango, por lo que sería contraproducente ampliar su impulso monetario, no descartando que en las últimas reuniones del año, la alternativa de una política monetaria más restrictiva se empiece a evaluar.
Sobre la base del escenario que enfrentará la paridad durante los próximos meses, es posible que veamos una mayor depreciación del peso chileno en relación con el dólar americano, que permitiría superar los máximos anuales (los cuales se presentaron a mediados de marzo). Al superar esta resistencia técnica, y de acentuarse los factores expuestos en los párrafos anteriores, el siguiente nivel a cotizar en la valoración del tipo de cambio nos acercaría cada vez más hacia los 650 en los próximos meses.
Pablo Moreno Basso
Analista de Mercados de Capital FX