Los esfuerzos Cristina Kirchner para desarrollar un sector energético nacional han sido una ventaja para los acreedores del gigante petrolero YPF. Desde que la empresa fue nacionalizada en 2012, Fernández aumentó artificialmente los precios internos del petróleo y generó una protección contra la peor caída global del petróleo y las materias primas. También ha permitido a YPF subir los precios de la nafta y emitió una serie de decretos específicamente pensados para ayudar al productor petrolífero a mantener su rentabilidad.
Es difícil encontrar muchos defensores de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner o de sus políticas en el mercado de bonos. Pero para un conjunto de bonistas, las cosas están bien tal como están.
Esto se debe a que si bien la gestión de ocho años de Fernández se ha visto marcada por un creciente aislamiento político y financiero, y culminó en la segunda cesación de pagos de Argentina desde 2001, sus esfuerzos para desarrollar un sector energético nacional han sido una ventaja para los acreedores del gigante petrolero YPF SA.
Desde que la empresa fue nacionalizada en 2012, Fernández aumentó artificialmente los precios internos del petróleo y generó una protección contra la peor caída global del petróleo y las materias primas. También ha permitido a YPF subir los precios de la nafta y emitió una serie de decretos específicamente pensados para ayudar al productor petrolífero a mantener su rentabilidad.
Ahora, la gran preocupación es si eso está por cambiar. En tanto los argentinos se encaminan a votar este domingo para elegir al sucesor de Fernández, observadores del mercado como Mauro Roca de Goldman Sachs Group Inc. y Sebastián Vargas de Barclays Plc dicen que el próximo presidente quizá trate de retroceder con algunas de las políticas energéticas Made in Argentina más extremas para atacar el creciente déficit fiscal del país.
También existe la perspectiva de que los dos candidatos principales, Daniel Scioli y Mauricio Macri, reemplacen el management actual de YPF, compuesto por ex ejecutivos de Schlumberger Ltd. y de Bank of America Corp., según Horacio Lazarte, analista energético en Montamat y Asociados.
Ventas de bonos
“Estamos analizando todo el entorno regulatorio”, dijo desde Nueva York Darin Batchman, que colabora en la gestión de US$62.000 millones, incluida deuda de YPF, en Stone Harbor Investment Partners. “Se podría mantener un equipo de dirección profesional pero si al mismo tiempo se cambia la regulación de una manera que trabe la capacidad de la compañía de generar efectivo, independientemente de quién esté dirigiendo la empresa, ésta sufrirá”.
Mientras que Argentina está efectivamente marginada de los mercados de crédito internacionales, YPF ha sido el mayor emisor de deuda desde su nacionalización tres años atrás. Desde que vendió bonos a 10 años por US$1.300 millones en abril de 2014, las obligaciones negociables se han mantenido mucho mejor que las de otras empresas de energía en los mercados emergentes, que se han visto castigadas por la caída en los precios del petróleo.
Perdieron apenas 0,5 por ciento en comparación con un derrumbe del 11 por ciento.
Mucho tiene que ver con Fernández. En vez de designar a un amigote político, sorprendió a los inversores nombrando al frente de YPF a un tecnócrata.
El máximo responsable ejecutivo y presidente, Miguel Galuccio, ex ejecutivo de Schlumberger Ltd., ha firmado alianzas con empresas que van desde Chevron Corp. a Dow Chemical Co. para tratar de desenterrar los vastos recursos de roca de esquistos. Su director financiero, Daniel González, ex responsable de banca de inversión para el Cono Sur en Bank of America, llevó nuevamente a YPF a los mercados de crédito internacionales, manteniendo a la vez el apalancamiento por debajo de pares de la empresa.