En respuesta al descenso sostenido en la cotización internacional del cobre las empresas se han visto obligadas a replegarse y a enfocarse en la contención de costos. Entonces, nos preguntamos, ¿hasta dónde es capaz de sostenerse la industria nacional?
La baja en el precio del cobre ha definido el actuar de las mineras desde siempre. Hoy, en un 2015 ya avanzado, han priorizado la reducción al máximo de los costos de operación, olvidándose un rato de los proyectos, no obstante intensificando su búsqueda de mejoras en la productividad.
Sin duda, esta situación implica un acercamiento multifactorial. Las autoridades de gobierno han manifestado en diversos foros la necesidad de que la industria haga una inversión en innovación de largo plazo, que analice sus procesos y en especial considere la no tercerización de ciertas operaciones. Desde el ámbito privado, el aumento de la productividad va también apalancado, entre otras cosas, por el manejo del recurso humano. Y es en esto donde queremos profundizar.
La minería es el sector productivo que registra el mayor porcentaje de profesionales y ejecutivos afectados por despidos de importancia. Estos despidos no solo afectan a trabajadores de bajas rentas sino también al sector con mayores rentas del país. Gran parte de los desvinculados corresponde a los trabajadores de empresas contratistas, los que sufren el impacto directo por la baja del cobre, tanto por los cierres de contratos y la reducción de personal. Esta situación contrasta gravemente con el panorama a comienzos del 2011, con un mineral a un precio de 4,6 dólares la libra.
Es por ello que las medidas de reestructuración y contención se enmarcan bajo cuatro ejes de acción: productividad de servicios; gestión de mantenimiento; eficiencia energética, y efectividad organizacional. Tales ajustes permitirán resguardar la competitividad y las posibilidades de desarrollo.
En el último Foro Económico Australia-Chile se señaló que el 40% de los costos de la minería en Chile correspondían a la fuerza laboral. Sin embargo, la productividad de las faenas en nuestro país es la mitad de la que se logra en Estados Unidos y Canadá, por ejemplo. La mitad de estos costos se explica en gran parte por la distancia geográfica entre los yacimientos y las ciudades. Sin embargo, la otra mitad tiene que ver con elementos que se pueden manejar, como lo es la gestión de políticas de mayor flexibilidad en la fuerza laboral, la administración de las operaciones y la mejora de las prácticas de trabajo.
Hoy en nuestro país, hay profesionales que han profundizado su conocimiento en las operaciones mineras y se han especializado en un sector que tiene una tremenda demanda por hacerse no solo más productivo sino además sustentable. Se requerirá una nueva mirada a la industria y la incorporación de nuevos talentos para poder manejar el recurso más importante de la operación: las personas.
Hoy una de nuestras principales labores se basa en buscar, seleccionar y definir el perfil de la generación del “nuevo minero”, hablamos del candidato que busca constantes desafíos, proyección en todo lo que hace, superación constante, donde el dinero no es su principal motivador; factor que canibalizó el mercado hace unos años; es el crecimiento y enriquecimiento profesional.
La minería representa gran parte del rostro de nuestro país en el extranjero, por lo que entendemos que el compromiso con esta industria es justo y necesario, ya que la productividad no es solamente un tema de la industria del cobre sino que es un tema de país, que afecta a toda la economía nacional.
Pamela González
Manager Mining I Engineering & Manufacturing Divisions en Michael Page