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Sistema de salud y el consumo de alcohol: costosa frivolización Opinión

Sistema de salud y el consumo de alcohol: costosa frivolización

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Guillermo Paraje
Por : Guillermo Paraje Profesor Escuela de Negocios Universidad Adolfo Ibáñez, activista en la causa contra el tabaco
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«Incluso cuando el consumo de alcohol no causa la muerte en jóvenes puede producir daños cognitivos y neurológicos irreversibles. Debiera existir, entonces, una genuina preocupación social por reducir el consumo de alcohol y restringir fuertemente su acceso a jóvenes. En Chile, donde la venta de alcohol a menores de 18 años está prohibida, el 63% de los niños entre octavo básico y cuarto medio declaró consumir alcohol en el mes previo a al encuesta realizada por el SENDA durante 2013».


Es un error tremendo creer que la salud de la población depende solamente del sistema de salud. Es un error lamentable pensar que con construir hospitales, formar médicos e implementar programas de cobertura para enfermedades específicas se resuelven los problemas de salud presentes y futuros. Por supuesto que todas estas acciones ayudan a resolver urgencias. Naturalmente, el buen funcionamiento del sistema de salud contribuye a mejorar indicadores de salud. Pero, lamentablemente, no es lo único. Y en algunas áreas tal vez ni siquiera sea lo más importante.

En Chile, el factor de riesgo de mayor importancia para la salud de la población es el consumo de alcohol. Por lejos, es el que está asociado a una mayor pérdida de años de vida saludable, muy por encima del resto. De acuerdo a datos recientes del Institute for Health Metrics and Evaluation de la Universidad de Washington, poco más del 10% de los años de vida perdidos en Chile pueden ser directamente atribuidos al consumo de alcohol; mientras que alrededor del 8% de las muertes totales en Chile pueden ser atribuidas a su consumo. Estamos hablando de una causa de muerte totalmente evitable, que tiene un impacto especialmente alto en jóvenes para los cuales es la primera causa de muerte (sobre todo por accidentes de tránsito y muertes traumáticas). Entre jóvenes de 15 y 25 años las muertes directamente relacionadas al consumo de alcohol explican entre el 19 y el 23% de las muertes totales.

Incluso cuando el consumo de alcohol no causa la muerte en jóvenes puede producir daños cognitivos y neurológicos irreversibles. Debiera existir, entonces, una genuina preocupación social por reducir el consumo de alcohol y restringir fuertemente su acceso a jóvenes.

En Chile, donde la venta de alcohol a menores de 18 años está prohibida, el 63% de los niños entre octavo básico y cuarto medio declaró consumir alcohol en el mes previo a al encuesta realizada por el SENDA durante 2013. De los niños de octavo básico, el 17% consumió alcohol. No hay diferencias sustantivas entre prevalencia de consumo entre hombres y mujeres. Lo que es muy preocupante es que, de los que consumen, casi el 63% se embriagó al menos una vez en el mes anterior a la encuesta (esto es 1 de cada 3 jóvenes, en total). Para los niños de octavo básico este porcentaje es del 52%.

El 47% del total de niños entrevistados, la inmensa mayoría de ellos menores de edad, declara que le resultaría fácil o muy fácil comprar alcohol. Según resultados preliminares de una investigación que estoy realizando existe una correlación fuerte y significativa entre el consumo dañino o peligroso de alcohol y la edad de inicio de dicho consumo: mientras más temprana sea la edad de inicio, más probable será el consumo dañino o peligroso de alcohol futuro.

El consumo de bebidas alcohólicas se asocia, de manera instantánea, a la imagen de jóvenes bailando, divirtiéndose con amigos y pasándola genial. Se asocia también a equipos de fútbol populares que venden miles de poleras a lo largo del país a adultos, jóvenes y niños. A conciertos musicales de grupos populares nacionales e internacionales. No existe restricción alguna a la publicidad destinada a convencer a jóvenes de que una cerveza, una copa de vino o una piscola aseguran diversión y buenos momentos. Solo una leyenda prácticamente invisible en las publicidades televisivas alerta, de manera poco clara, sobre los riesgos de la ingesta desmedida de alcohol.

Esta frivolización del consumo de una sustancia nociva sobre todo para jóvenes, es sumamente costosa para la salud de las personas y con costos enormes sobre el sistema de salud. Hasta que no se aplique una política integral de control del consumo de alcohol entre jóvenes, que incluya penas altas y efectivas para los que proveen alcohol a menores, y una regulación estricta del tipo de publicidad sobre esta sustancia el país deberá seguir enfrentando algunos problemas sanitarios que tienen escasa resolución cuando alcanzan al sistema de salud.

Guillermo Paraje
Profesor de Economía
Universidad Adolfo Ibáñez

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