El invitado de honor era el carismático líder sindical, ex presidente de Polonia y premio Nobel de la Paz, Lech Walesa. Dijo que se podría avecinar una “gran revolución” en el mundo, pero lo que está en cuestión no es el libre mercado ni la propiedad privada. Cuando le tocó el turno al ex presidente Piñera, disparó contra la actual administración de Michelle Bachelet acusando una «lógica que busca imponer y hacer valer la mayoría». En respuesta, el académico afirmó: «Las minorias no pueden esgrimir una y otra vez la necesidad en virtud del diálogo para escamotear la regla de la democracia». Eso si, quizás como señal de lo que se viene, Piñera fue aplaudido de pie en Casa Piedra.
Durante esta mañana Banco Santander fue el anfitrión de uno de los eventos más anticipados entre los empresarios: «Solidaridad para los nuevos tiempos», en el marco de su quinto seminario de estudios y políticas públicas.
El evento, que en sus versiones anteriores había tenido a destacados pensadores, como Daron Acemolglu y Francis Fukuyama, esta vez contó con la participación del carismático líder sindical, ex presidente de Polonia y premio Nobel de la Paz, Lech Walesa, además de un panel con el ex presidente Sebastián Piñera y el rector de la Universidad Diego Portales y columnista de El Mercurio, Carlos Peña.
Walesa abrió el evento con un recuento sobre su historia desde los astilleros hasta la presidencia del país europeo. En ese sentido, y ante las similitudes de los procesos de transición tanto de Chile y Polonia, señaló que «hace poco el mundo estaba hace poco insaludablemente dividido, y a nuestra generación le tocó luchar por quitar esas fuerzas que frenaban el desarrollo. El ejemplo de Polonia y mío les puede servir».
Comentó entre risas de los asistentes, que «el comunismo que nos impusieron los rusos era como ponerle un sillín de caballo a un cerdo. No era como el comunismo occidental».
Detalló el paso de las armas al diálogo para derrocar el régimen que gobernó Polonia por casi medio siglo, ayudados por la asunción como Papa de Juan Pablo II, momento en que «todos los ojos miraron a Polonia, y se preguntaron cómo sobrevivía por 50 años el comunismo ahí».
Explicó que luego de la peregrinación del papa en su país natal, «logramos 10 millones de opositores. Antes éramos sólo 10 disidentes».
Ante esto, señaló a los asistentes que «cuando vamos a reformar las cosas, seguro vamos a fracasar. No se desanimen. Yo también fracasé y gané un Nobel».
Frente a la desconfianza que genera el modelo capitalista y la democracia en el mundo, Walesa comentó: «Yo soy revolucionario. Por eso me invitan a que trabaje en grandes protestas del mundo. Escucho ‘no queremos el capitalismo. No queremos la democracia que tenemos'», para agregar que esto lo llevó a pensar que se «anticipaba una gran revolución en el mundo».
Pese a esto, apuntó a que según su experiencia, «las protestas nunca cuestionan el libre mercado ni la propiedad privada, que son el 95% del capitalismo. Me di cuenta que el resto puede solucionarse con acuerdos».
Frente a la democracia y el descrédito de la política, fue más allá: «Mucha gente dice que desconfía en política, que roban o usan influencia. Yo propongo que se les ponga un chip y sigamos todo lo que hacen. Hasta con quienes se acuestan. El político debe ser transparente. Además, ningún familiar de político podrá entra en política hasta 50 años. Así se arregla la transparencia», sentenció entre aplausos.
El feudo entre Piñera y Peña
Luego de las palabras de Walesa, llegó el esperado panel que tendría a Sebastián Piñera y Carlos Peña, y se anticipaba el entusiasmo, luego de que el ex presidente fuera recibido de pie -y cada vez que intervino- con furiosos aplausos por parte de los asistentes a Casa Piedra.
Las exposiciones las abrió Piñera, que siguiendo la presentación del polaco, señaló que «los procesos en Polonia y Chile son similares. En ambos hubo liderazgos notables como en el Caso del presidente Walesa o el de Patricio Aylwin. En ambos casos hubo que hacer transiciones y ambas son ejemplares por los acuerdos logrados».
Pese a esto, tuvo palabras duras a quienes han aparecido criticando este proceso, apuntando a que «aparecen las voces que nos retrotraen», apuntando a que en el último periodo «más que dialogo se impone una mayoría. Nuestros logros son mas reconocidos fuera que dentro de Chile».
«Hay una enorme coincidencia en la forma que enfrentamos ese proyecto, con el espíritu, la actitud de unir y no dividir, incorporar y no separar, y una enorme coincidencia en lo que se refiere a lo exitoso que fueron estas transiciones», dijo el ex jefe de Estado.
De acuerdo a la visión planteada por Piñera, «hoy día tanto en Chile como en Polonia empiezan a haber voces que desconocen las virtudes de ese proceso, y vuelven a aparecer las voces que en cierta forma nos retrotraen a una cierta situación de confrontación, esta lógica que más que diálogo se busca imponer, más que acordar se busca hacer valer la mayoría, en que se evita el dialogo o pierde su valor esencial y se piensa que constituye o puede ser una fuente de debilidad».
Para salir de aquello, recalcó el ex Presidente, «se debe actuar con una actitud de buscar los acuerdos más amplios y profundos, sobre todo en temas fundamentales como una Constitución, porque de esa manera se avanza con más fuerza, se avanza con más certeza, se avanza con más seguridad. Y por tanto cuando uno recurre de inmediato ‘este es mi programa, tengo mayoría en el Congreso, no lo voy a discutir con nadie y lo paso a rajatabla’, siento que esa es una mala forma de aplicar la regla de la mayoría».
De igual modo, Piñera arremetió: «Muchas veces siento que la izquierda, en Chile y en el mundo enfrenta el debate político con un mito respecto al pasado y una utopía respecto del futuro».
«Hay principios que son anteriores a la regla de la democracia, como el derecho a la vida», dijo el ex mandatario haciendo referencia a la votación en la Cámara de Diputados del proyecto de despenalización del aborto en tres causales.
Al terminar su intervención, Piñera disparó: «Estamos en un momento que la democracia está en grave cuestionamiento y tenemos que preguntarnos por qué se produce ese cuestionamiento. Yo estoy convencido que el problema no es la libertad ni es la democracia, sino que también puede haber sido el mal ejercicio de la democracia, y el haber sucumbido a los vicios del populismo, la demagogia, confiar en que un Estado todopoderoso va a resolver todos los problemas».
«Esta sociedad de derechos sin deberes es una sociedad que lentamente va debilitando los fundamentos de la libertad y de la democracia», concluyó.
Y añadió además que «los políticos suelen caer en populismo. La izquierda tiene un problema con el pasado y la utopía del futuro. Que el neoliberlalismo es la base del problema y que una nueva constitución es la solución».
La respuesta del Rector
Tras esto, fue el turno de responder de Carlos Peña, quien también defendió el modelo actual: «Cuando cae el capitalismo, cae la democracia. Creo que no seria bueno que comencemos a descreer de lo que tenemos, ni las libertades que nos ha concedido».
Pero no escatimó palabras en responder con dureza a los planteamientos del ex mandatario. «Una amenaza a la democracia es el deseo de trascendencia. Es una amenaza a la libertad», en clara referencia a los anhelos de Piñera de volver a La Moneda.
Y agrego que «a diferencia del presidente Piñera, no creo que estemos ante un gobierno dispuesto a usar su mayoría a rajatabla, hay espacio para el diálogo, pero tampoco creo que el país se esté cayendo a pedazos como muchos señalan en la izquierda».
Difirió de la filosofía de Walesa: «Él ha dicho que la democracia no se sostiene sola, y requiere un sustento como la religiosidad. Yo no creo que Chile necesite eso. Una firme y extendida cultura democrática, como la libertad, es una convicción de las democracias exitosas».
Profundizó sus palabras al señalar que «a diferencia del presidente Walesa, el dialogo no es infinito, y muchas veces debe ceder ante las mayorías. Es la regla de la democracia, no hay que escamotear tanto en el diálogo. Las minorías están resguardadas».
Dichas palabras no dejaron indiferentes a Piñera, que retrucó que el sistema político si presenta amenazas: «A diferencia de Carlos Peña, por supuesto que la regla de la mayoría es básica en democracia, pero hay que salvaguardar algunas cosas, como el respeto a la vida y derechos humanos. Uno debe partir con un espíritu de buscar acuerdos amplios, no como ha pasado, donde se ha aprovechado mayoría parlamentaria para pasar proyectos».