Las familias ricas están recibiendo con los brazos abiertos a su Warren Buffett interior, pero en menor escala. Antes solían entregar la mayor parte de sus activos a los administradores para invertir. Ahora, siguiendo el ejemplo de gente como Buffett, Michael Dell y Bill Gates, muchos están actuando como sociedades de inversión de capital variable, comprando grandes participaciones en compañías o directamente adquiriéndolas. Las familias pueden ejercer un control más estricto sobre su dinero, dar a los chicos algo que hacer y reducir sus comisiones de negocios.
En diciembre, una media docena de algunas de las familias más ricas de los Estados Unidos, desde la agricultura hasta las bebidas, se reunió en una sala de conferencias del 10° piso de un edificio de oficinas en Miami.
No fue una suerte de conspiración para gobernar el mundo. Durante una hora compartiendo café y bollos, escucharon en cambio a un negociador que trabaja para los hermanos multimillonarios J.B. y Tony Pritzker hablando de comprar empresas.
Las familias ricas están recibiendo con los brazos abiertos a su Warren Buffett interior, pero en menor escala. Antes solían entregar la mayor parte de sus activos a los administradores para invertir. Ahora, siguiendo el ejemplo de gente como Buffett, Michael Dell y Bill Gates, muchos están actuando como sociedades de inversión de capital variable, comprando grandes participaciones en compañías o directamente adquiriéndolas. Las familias pueden ejercer un control más estricto sobre su dinero, dar a los chicos algo que hacer y reducir sus comisiones de negocios.
Pero la tendencia ha obligado a las firmas de capital privado a moverse para cuidar de no perder una fuente esencial de dinero para sus fondos de adquisición. Blackstone Group LP asignó un ejecutivo a cortejar a las familias ricas, y Carlyle Group LP y otras sociedades de inversión de capital privado están permitiendo que muchas inviertan junto con ellas en los acuerdos.
‘Ahorramos millones’
“Después de una década de inversión directa descubrimos que en realidad ahorramos millones, que fueron reinvertidos en compañías y activos –ahorros enormes, enormes”, dijo Chad Hagan, cuya familia construyó su riqueza en los negocios de la salud y las finanzas.
En los dos últimos años, cerraron acuerdos familias vinculadas a Bain Capital y a los Pritzker. En marzo, la familia Bechtel, famosa en el sector de la construcción, compró una participación mayoritaria en un grupo de concesionarios de autos en la zona de Minneapolis. Normalmente toma participaciones que van de US$30 millones a US$100 millones en negocios manejados por familias.
Casi 70 por ciento de las empresas familiares se vuelcan a la inversión directa, según una encuesta del mes de abril que abarcó 80 empresas, realizada por Family Office Exchange. Y en 2015, tuvieron un desempeño mejor que las firmas de adquisiciones. La encuesta reveló que los acuerdos directos les rindieron un promedio de 15 por ciento –más del doble que los resultados del capital privado en ese año.
Comprando o adquiriendo una participación en una empresa en forma directa, las familias pueden evitar pagar comisiones a las firmas de adquisiciones, que normalmente cobran una comisión anual de gestión del 2 por ciento anual al tiempo que se quedan con el 20 por ciento de las ganancias.
“Los grupos de capital familiar se vuelcan cada vez más a las transacciones en tanto las familias buscan oportunidades de inversión directa”, dijo John Studzinski, embajador de Blackstone ante grandes empresas familiares y fondos de riqueza soberana.
Obviamente, los ricos no están abandonando las firmas de inversión como lugar para poner su dinero. Colocan un promedio de 27 por ciento de sus activos en esos fondos, según la firma investigadora Preqin. Y el dinero familiar representa 9 por ciento de los fondos de capital privado, más del doble que hace cinco años. David Rubenstein, cofundador de Carlyle, dijo la semana pasada que las empresas familiares, junto con los fondos soberanos, son las fuentes de nuevo dinero de mayor crecimiento en la firma.