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Locura por la deuda de mercados emergentes podría agotarse

Locura por la deuda de mercados emergentes podría agotarse

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La principal razón de ser de la compra de deuda de mercados emergentes rápidamente está quedando obsoleta. Estos bonos tuvieron un alza tan marcada que, en varios casos, no ofrecen mucho más rendimiento que la deuda de mercados desarrollados de similar calificación.


Es difícil exagerar el monto de dinero que se ha volcado a la deuda de los países en desarrollo.

El mayor fondo que cotiza en bolsa especializado en bonos de los mercados emergentes casi duplicó sus activos este año, muestran los datos que reunió Bloomberg.

La deuda de las economías en desarrollo denominada en dólares va rumbo a tener el mejor retorno anual desde 2009.

El rendimiento de la deuda cayó al nivel más bajo en más de tres años.

La buena noticia para este auge es que el efectivo sigue llegando a raudales, alimentando parte del impulso, al menos por ahora. Después de todo, ¿dónde más pueden ir los inversionistas para obtener ingresos por sus inversiones en deuda? El rendimiento en los mercados desarrollados bordea mínimos récord o marca nuevos, obligando a los compradores de bonos a ser más creativos si quieren obtener alguna renta.

La mala noticia es que la principal razón de ser de la compra de deuda de mercados emergentes rápidamente está quedando obsoleta. Estos bonos tuvieron un alza tan marcada que, en varios casos, no ofrecen mucho más rendimiento que la deuda de mercados desarrollados de similar calificación.

Veamos, por ejemplo, el caso de la deuda denominada en dólares con categoría de basura de las compañías de mercados emergentes. Los inversionistas exigen para tener estos títulos la prima más chica desde 2013 respecto de los valores estadounidenses de similar calificación, según los índices de datos de Bank of America Merrill Lynch.

Y, obviamente, está el pequeño problema de los indicadores fundamentales, que no están mejorando demasiado en el caso de los países que más se han beneficiado con el auge de este año. El mayor ganador, por ejemplo, es la deuda de Brasil, que está inmerso en la peor recesión en décadas. Lo sigue de cerca Venezuela, cuyos habitantes se ven obligados a hacer colas interminables para tener la oportunidad de conseguir alimentos y productos farmacéuticos, a veces en vano.

Sin embargo, otra posible nube de tormenta es una sólida economía estadounidense. EL informe de empleo positivo de la semana pasada ha llevado a algunos analistas a pronosticar que la Reserva Federal elevará las tasas antes de lo que espera el mercado. Eso no sería un buen augurio para la deuda de mercados emergentes, que es cada vez más vulnerable a los cambios de política de los EE.UU.

Entretanto, las compañías de los países en desarrollo venden bonos a un ritmo casi récord. El mes pasado, muestran los datos de CreditSights, esas ventas llegaron a US$39.600 millones. Esto se suma a los más de US$18 billones de deuda de empresas de mercados emergentes que está pendiente de pago, monto que se ha más que cuadruplicado desde 2004, muestran los datos del Fondo Monetario Internacional.

A más largo plazo, el crecimiento de la deuda soberana y empresarial de los mercados emergentes podría resultar algo problemático porque podría exacerbar cualquier tropiezo de la economía mundial. Cuanto más largo sea el período en que fluya este dinero caliente hacia los mercados emergentes, más vulnerable será la deuda de estas naciones.

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de Bloomberg LP y sus dueños.

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