Las fusiones y adquisiciones de bancos estadounidenses aumentaron el año pasado a alrededor de US$18.000 millones, el mayor nivel desde 2009. Este año las firmas se encaminan a superar ese monto, según datos que recopiló Bloomberg. En nueve de las 10 mayores transacciones concluidas en 2016, los bancos vendedores mencionaron la mayor presión reguladora como motor, según informes presentados a la Comisión de Bolsa y Valores, SEC por la sigla en inglés. La persistencia de las tasas de interés bajas incrementa la presión, al reducir las ganancias.
Para evitar los rescates de bancos “demasiado grandes para quebrar”, los organismos reguladores estadounidenses han dispuesto tantas normas que las entidades crediticias chicas y regionales se fusionan para hacer frente a los costos.
El irónico resultado es que los bancos están creciendo.
Las fusiones y adquisiciones de bancos estadounidenses aumentaron el año pasado a alrededor de US$18.000 millones, el mayor nivel desde 2009. Este año las firmas se encaminan a superar ese monto, según datos que recopiló Bloomberg. En nueve de las 10 mayores transacciones concluidas en 2016, los bancos vendedores mencionaron la mayor presión reguladora como motor, según informes presentados a la Comisión de Bolsa y Valores, SEC por la sigla en inglés. La persistencia de las tasas de interés bajas incrementa la presión, al reducir las ganancias.
“Es más difícil incrementar las ganancias y los ingresos en el contexto en que los bancos estamos operando”, dijo esta semana Steve Steinour, el máximo responsable de Huntington Bancshares Inc., en una entrevista luego de que su firma completara la adquisición de FirstMerit Corp. “Se estima que habrá aún más regulación y más carga. Esos factores derivarán en más fusiones en el futuro próximo”.
Sin duda, ni siquiera el ritmo actual de fusiones podría generar más gigantes financieros del tipo de los surgidos en la ola de consolidaciones de la década de 1990 que derivaron en la formación de titanes globales como Citigroup Inc. y Bank of America Corp.
Eso se debe, en parte, a que esos gigantes están muy lejos, con activos muy por encima de US$1 billón. Muchos bancos más chicos tampoco quieren superar los US$10.000 millones, US$50.000 millones y US$250.000 millones de activos, los límites que desencadenan una mayor supervisión reguladora en el marco de las reglas aprobadas después de la crisis financiera.
“Los bancos se muestran renuentes a sumarse a las filas de lo que llamamos entidades financieras con importancia sistémica”, dijo Kip Weissman, socio de la firma legal Luse Gorman, que asesora en uniones. “Muchos bancos de US$20.000 millones o US$30.000 millones no quieren pasar a dimensiones de US$50.000 millones”.
El presidente de la Corporación Federal de Seguros de Depósito (FDIC por la sigla en inglés), Martin Gruenberg, responsabilizó en abril a una combinación de crecimiento económico lento y bajas tasas de interés de la consolidación de bancos chicos. En cuanto a las reglas, dijo que los organismos reguladores adecuan el nivel de supervisión a los efectos de que las firmas pequeñas y de bajo riesgo no deban enfrentar gastos excesivos. La FDIC también trata de proporcionar asistencia técnica a los bancos comunitarios a los efectos de aliviarles la carga.