«La campaña de Trump no se ha caracterizado por apegarse a la verdad, por lo que es importante entender cómo sus propuestas afectarían a EE.UU. y al resto del mundo. Y, en el caso de las aquí analizadas, apreciarían el dólar, lo que a su vez históricamente ha sido negativo para los activos emergentes».
Donald Trump se convirtió en el candidato del Partido Republicano en EE.UU., sobre la base de la idea de un país en decadencia por culpa de los inmigrantes y los políticos, lo que lo pone a él casi exclusivamente como la única forma de «hacer a EE.UU. grande de nuevo», como reza su eslogan de campaña.
Si bien es llamativo cómo su discurso ha sabido capturar el descontento de parte importante de la población, su plataforma y sus propuestas promueven la violencia y la segregación dentro de una sociedad que se construyó sobre la base de su diversidad y de la capacidad de integración (aunque falte mucho camino por recorrer en este ámbito).
Dicho eso, en el plano económico Trump se ha referido a cómo un dólar fuerte le ha hecho daño a la economía creando desventajas competitivas, particularmente en el sector manufacturero (lo que es verdad).
La apreciación del dólar hace a las exportaciones más caras para el resto del mundo y las importaciones más baratas, que es a lo que apunta cuando habla de que China «hace trampa» porque devalúa su moneda para hacerse más competitivo (lo que es debatible).
Este argumento apela directamente a los trabajadores del sector industrial, que predominan en estados demócratas como Illinois, Michigan y Pensilvania y en otros más disputados, como Indiana y Ohio. Estos cinco entregan el 30% de los 270 delegados necesarios para ganar la elección.
Un primer efecto de una victoria republicana será un aumento en la volatilidad, al menos transitorio, por no haber mucha claridad de lo que significa tener a Trump como presidente. Durante este tipo de periodos el dólar tiende a fortalecerse, pero más llamativo es que, al revisar sus pocas propuestas, los efectos parecen a apuntar en esta misma dirección, la opuesta a la retórica.
La construcción del muro con México y la reforma de la relación comercial con China buscan reducir el intercambio. Con estos dos países EE.UU. tiene un déficit comercial y su cierre llevaría a sustituir parte de las importaciones con producción interna, lo que aprecia el dólar al reducir la demanda por moneda extranjera.
Similar es lo que ocurre con las medidas de aumento del gasto fiscal en salud y la rebaja de impuestos, que si bien son menos incendiarias, apuntan a mayor déficit fiscal, a través de más consumo de gobierno, lo que presiona al alza los precios de los bienes no transables, llevando a un fortalecimiento del tipo de cambio en el corto plazo.
Finalmente, la propuesta de menor inmigración, incluyendo la expulsión de quienes sean considerados «peligrosos», además de ser criticable desde un punto de vista de la diversidad y la tolerancia, llevaría a mayor escasez de mano de obra, principalmente en el segmento menos calificado de la fuerza laboral. Esto presionaría al alza los salarios en este grupo (aunque estudios muestran que también afecta a las mujeres calificadas), aumentando las presiones inflacionarias y apreciando el dólar.
La campaña de Trump no se ha caracterizado por apegarse a la verdad, por lo que es importante entender cómo sus propuestas afectarían a EE.UU. y al resto del mundo. Y, en el caso de las aquí analizadas, apreciarían el dólar, lo que a su vez históricamente ha sido negativo para los activos emergentes.
Si a esto se le suma que Trump en algún momento sugirió que renegociaría los términos de la deuda soberana del país para bajar la carga financiera -como con sus casinos-, y así reasignar los recursos, el abanico de activos para invertir se reduce considerablemente, al darle al activo libre de riesgo por excelencia a nivel global una mayor probabilidad de no pago.
La elección de noviembre tiene elementos que la hacen única, incluyendo el tener por primera a vez a una mujer entre los principales contendores. Sin embargo, Clinton no es percibida como una gran candidata, lo que aumenta las posibilidades de una victoria de Trump, amenazando parte de lo que históricamente ha sido EE.UU., un país abierto a la diversidad en términos étnicos y religiosos.
Por otro lado, sus pocas propuestas económicas fortalecerían el dólar, lo que tiende a perjudicar a la economía estadounidense y a los activos más riesgosos en el resto del mundo. Hoy las encuestas y apuestas muestran un margen importante a favor de Clinton, pero históricamente las elecciones han sido peleadas.
Un escenario donde las chances de Trump aumentan debiera apreciar el dólar; su victoria es un llamado a buscar refugio financiero, al menos para capear la volatilidad.
Jorge Cariola
Economista
Grupo Security