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Nuevos directores para un nuevo Chile Opinión

Nuevos directores para un nuevo Chile

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Claudio Ramírez
Por : Claudio Ramírez Fundador y socio Consiglieri
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«Debe ser prioritario que los directores también entiendan que lo que manda no es la imagen corporativa. Ese es el parecer. Hoy no basta con parecer, hay que ser. Esto lleva consigo un cambio de paradigma importante, pues implica pasar de la era de la estética a la era de la ética. Con empresas expuestas, las 24 horas del día y los 365 días del año, son ellos los que deben asumir un rol más protagónico, proactivo».


Ya sabemos que Chile cambió. Que hoy la realidad para las empresas es otra. Brutal, descarnada y única. Misma realidad que está obligando a los directorios –y a cada uno de los directores– a asumir un rol protagónico en el negocio que sus gerentes generales están piloteando.

En este contexto, ellos (los directores) necesitan complementar las tradicionales miradas, formas, capacidades e insumos para entender su entorno, sus shareholders, stakeholders y todo aquello que afecte o pueda incidir en su negocio.

Así, la misma tecnología que antes conocían como un aliado y una herramienta de gestión, en cosa de minutos pasa a convertirse en vertiginosas redes sociales, pendientes del mínimo error e incluso un enemigo corporativo. Por ende, no solo deben entenderla y asimilarla sino también incluirla dentro de su mirada y decisiones como directores.

En cuanto a aquellos grupos, comunidades y/o activistas que conocían pero que suponían con influencia limitada, deben darse cuenta de que hoy son capaces de alzar la voz, hacer planteamientos e imponer con éxito una serie de exigencias éticas y sociales en la agenda pública. Mismas exigencias que antes no pasaban de ser una expresión de su descontento, por canales acotados, y que ni en su peor sueño podrían haber llegado a ser parte de la agenda de un directorio.

En lo que respecta al marco regulatorio, que era conocido y gestionado dentro de cánones razonables, hoy se ha visto convulsionado por la aparición de nuevos actores, tales como reguladores y fiscales con un perfil distinto. Que sensibilizan previamente sus acciones a través de los medios de comunicación y plataformas sociales, acompañados de una excesiva judicialización y mediatización de la justicia y los tribunales. Entes capaces de detener parcial o definitivamente un proyecto, acogiendo a buen recaudo, y de manera diligente, un sentir ciudadano, como nunca empoderado y validado.

Además, necesitan asumir que la manera de interpretar las reglas del juego por parte de las autoridades ha cambiado. Estas reglas, regulaciones y reglamentaciones son más que nunca “wikis”: colaborativas, compartidas y luego implementadas.

Con respecto a la prensa, necesitan asumir que estamos asistiendo a la “comoditización” de los medios, donde estos han perdido influencia directa en la definición de la agenda pública y a la larga en el desarrollo de los acontecimientos. Pero, al mismo tiempo, esos medios están tremendamente influenciados por la socialización de la comunicación, donde las redes sociales han convertido a los ciudadanos en medios y donde la verdad que importa y “mueve la aguja” del rating es la de la gente, relegando la voz corporativa y de los directorios a un puesto menor.

Es en estos territorios, y en estas comunidades, donde los directores deben empujar decididamente para que los gerentes de sus empresas puedan participar. De la conversación y del debate. Tanto en el mundo real como en el mundo online. Esto, pues el debate se va a dar, con ellos o sin ellos.

Debe ser prioritario que los directores también entiendan que lo que manda no es la imagen corporativa. Ese es el parecer. Hoy no basta con parecer, hay que ser. Esto lleva consigo un cambio de paradigma importante, pues implica pasar de la era de la estética a la era de la ética.

Con empresas expuestas, las 24 horas del día y los 365 días del año, son ellos los que deben asumir un rol más protagónico, proactivo y mover los recursos que sean necesarios para que sus gerencias generales puedan hacerse cargo de su devenir y de todo lo que conlleva hoy sacar adelante su negocio.

Lo anterior, a través de una postura abierta, transparente y participativa en pos de poner en valor su rol empresarial y gestionar su propia reputación.

De otra manera, los hechos se seguirán sucediendo y les seguirán afectando, por más que no los pongan en tabla o cierren la puerta de la sala de directorio.

Claudio Ramírez
Socio y Gerente General de LLORENTE & CUENCA Chile

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