El organismo disminuyó de 1,9% a 1,6% la estimación de crecimiento para este año, pero aumentó sus proyecciones para 2017 de 2,1% a 2,2%. En su informe aboga por un «gran giro» para que Latinoamérica refuerce su crecimiento.
El Banco Mundial es más pesimista acerca de la economía chilena este año que el FMI y el Gobierno chileno.
Ayer, en la víspera de las reuniones anuales de los dos poderosos organismos internacionales, el BC rebajó las proyecciones para el crecimiento del PIB de este año desde el 1,9% estimado en junio hasta el 1,6% actual.
La cifra está por debajo de la estimación del Gobierno (1,75%) y el Fondo Monetario Internacional (1,6%), aunque dentro del rango que espera el Banco Central.
Si para este año son pesimistas, para el año próximo el Banco Mundial es más optimista, ya que elevó marginalmente la proyección desde 2,1% a 2,2%.
En su informe anual acerca de la economía del orbe, el Banco Mundial (BM) abogó por un «gran giro» que consolide el crecimiento esperado para 2017 en Latinoamérica tras una recesión este año provocada por la caída del precio de las materias primas y la falta de reformas estructurales, así como de nuevos sectores productivos orientados a la exportación.
El economista jefe para América Latina y el Caribe del BM, Augusto de la Torre, recomendó explorar una mayor integración regional, un cambio productivo hacia sectores exportables y una demanda interna menos dependiente del consumo.
En la presentación de un informe de perspectivas para la región, el BM pronostica que Latinoamérica sufrirá una desaceleración del -1,1 % de su producto interior bruto (PIB) este año, pero repuntará a un moderado crecimiento del 1,8 % el año próximo.
De la Torre recordó que el impacto de la caída de los precios de las materias primas y otros factores externos han venido lastrando a las economías latinoamericanas que deben abordar cambios para consolidar el esperado repunte de 2017, que será generalizado, a excepción de Venezuela, el gran enfermo de la región.
La menor demanda de China y de otras economías internacionales y el aumento de los tipos de interés en Estados Unidos han afectado las posibilidades de crecimiento en toda Latinoamérica, región para la que el BM recomienda la transición hacia un nuevo paradigma económico.
Brasil, la gran economía regional, volverá al crecimiento el año próximo, pero el Banco Mundial considera que es necesaria una reforma fiscal compleja, que tiene un gran componente de consenso político.
Con respecto a México, el economista jefe del BM para Latinoamérica opinó que la falta de un crecimiento más sólido, pese a las reformas ya abordadas, es uno de los «grandes misterios» económicos de la región y señala que hay espacio para aún más reformas estructurales.
Entre los casos de éxito, el informe destaca a Perú, que ha conseguido apuntalar el crecimiento con una moneda estable.
Además, a excepción de Chile, Perú y Paraguay, todos los demás países necesitan ajustes fiscales en cierto grado, mientras que Brasil, Colombia y Uruguay deben tomar medidas para fomentar el ahorro.
Según el informe, para las economías suramericanas será muy importante fortalecer la demanda externa con la incorporación de nuevos sectores exportables que complementen a los de materias primas que, opinó De la Torre, sufren una «caída de los precios bastante permanente».
«La integración regional puede generar una región más eficiente (…). El vecindario necesita más integración para integrarnos mejor en el mundo», expuso De la Torre como una de las recetas para un mayor potencial de crecimiento latinoamericano.
Paradójicamente, este punto de inflexión de una región con más necesidad de proyección exterior se da cuando en Estados Unidos y países como el Reino Unido hay corrientes políticas hegemónicas abogando por un mayor proteccionismo.
Otra de las recetas propuestas por el BM es basar la demanda interna más en la inversión y algo menos en el consumo, como ocurre en los países asiáticos, con la constancia, señaló De la Torre, «de que somos latinos, no asiáticos».
Entre los riesgos para que la recuperación latinoamericana no se consolide, De la Torre destacó la posibilidad de que el comercio internacional no se recupere, que el crecimiento de China no sea el esperado y, en general, la demanda externa reduzca el espacio para reformas macroeconómicas.
Según concluyó el economista ecuatoriano, «la coyuntura ha cambiado», como sugiere el menor ritmo de crecimiento de China o los precios de las materias primas, por lo que «hay que recalibrar los patrones domésticos acorde con las nuevas condiciones externas».