Político, empresario, ¿o ambos? La legitimidad de sus inversiones en Perú abrió, una vez más, dudas respecto de su verdadero divorcio con el mundo empresarial, algo que en los hechos no ha podido ratificar. Durante y después de su paso por La Moneda, Piñera ha seguido nadando en las aguas del mundo financiero, su hábitat antes de entrar de lleno en la política, provocando con “constante intermitencia” nuevos focos de potenciales conflictos de interés. Bancard –sociedad que lo hace ser una de las tres riquezas más grandes de Chile– es, al mismo tiempo, su talón de Aquiles en la carrera por presidir un país cuya sociedad exige hace rato nuevos estándares de probidad.
La doble militancia de Sebastián Piñera –político y empresario–, una vez más, le está pasando la cuenta.
El impacto de las inversiones de Bancard en la pesquera peruana Exalmar durante el litigio de La Haya ya tiene números. Aún en la incertidumbre de un eventual impacto en su popularidad como futura carta presidencial, ya se sabe que el 59% de los chilenos no le cree que no supiera de esta inversión, según la encuesta Cadem, revelada ayer por La Tercera.
Con la excepción de los estratos altos, que en su mayoría piensa que el ex Mandatario verdaderamente no sabía, la mayor parte de los encuestados no comparte su versión.
“No porque haya razones para pensar que miente deliberada o descaradamente, sino porque la hipótesis de su conducta futura (así definía Simmel la imagen de una persona) no permite, ni a partidarios ni a detractores, ni a quienes lo apoyan como candidato presidencial, ni a quienes se le oponen, creerle a pie juntillas», explicaba Carlos Peña en su columna dominical en El Mercurio.
Que no sabía es algo que resolverá la investigación que lleva adelante el temido fiscal Carlos Gajardo bajo las ordenes de Manuel Guerra, pero de que las dudas tienen asidero, es un hecho.
Es que una de las principales características del ex Jefe de Estado es su “omnipresencia”. Su propio gabinete se refería a él como una persona que estaba al tanto de todo, desde lo general a detalles ínfimos de cada cartera.
“’Veo a los ministros en directo. Hay veces que los llamo inmediatamente después de escucharlos'», cuenta sonriente, haciendo un poco de alarde de esa fama que tiene de jefe insufrible”, publicaba El Mercurio en julio de 2010, días antes de que el Financial Times lo tachara como un “gerente trabajólico e hiperquinético” desde la óptica de Jude Webber, periodista que en el mismo artículo reveló que en el despacho presidencial había un terminal Bloomberg, la red de servicios de información económica y transacciones financieras utilizada en todas las mesas de dinero del mundo. Algo que parece insólito para un jefe de Estado, dado el compromiso que requiere ser Mandatario.
Solo con ese dato el entonces Presidente de la República se veía nuevamente bajo las sospechas de no haber guardado su sombrero de empresario. Habiendo superado las críticas de un fideicomiso ciego, al cual se sometió voluntariamente, pero que respondía a una parte menor de su patrimonio –el cual mayormente estaba invertido en el exterior–, La Moneda tuvo que salir a desmentir lo dicho por Webber, a pesar de que el periodista ratificó posteriormente dicha información a Ciper, entrampándose la polémica en el terreno de “verdades” enfrentadas.
Éste, en todo caso, fue solo uno de los casos que sembró dudas sobre el verdadero divorcio entre el entonces Presidente y el mundo de los negocios. Fueron varias las instancias en las que seguía flirteando con el mundo de las inversiones, a veces en seminarios económicos y empresariales en los cuales era convidado sobre la calidad de su investidura, pero también en otros encuentros algo más informales.
Uno de estos ocurrió en 2010.
Estando ya en La Moneda, Piñera acudió a la despedida de Juan Luis Rivera, con quien tenía estrechos vínculos. Rivera fue gerente general de Bancard antes de convertirse en socio de Moneda Asset Management, administradora de fondos que manejó parte del patrimonio del ex gobernante en el marco del referido fideicomiso. El ejecutivo estaba pronto a irse a Nueva York para manejar la oficina de Moneda en EE.UU. Esta cena es algo histórica: allí estaban varios peces gordos del mundo financiero chileno, entre ellos ejecutivos de LarrainVial, quienes posteriormente se enfrentaron con Moneda por su rol en el caso Cascada.
Presente estaba incluso Julio Ponce, quien abría la puerta para recibir a los invitados, siendo objeto de adulaciones de todo tipo por los buenos dividendos que las cascadas le estaban dando a Pionero, uno de los fondos estrella de Moneda Asset. No es mito la presencia del ex Mandatario, de quien un asistente recuerda lo activo que estuvo aquella noche, como un pez en el agua, echando bromas de todo tipo, incluyendo graciosos halagos a la mujer de Rivera, como publicamos hace unos meses.
El propio Piñera se ha encargado de dejar en claro que el mundo financiero sigue siendo parte de su hábitat.
Poco después de cesar en su cargo, en septiembre de 2014, fue parte de un exclusivo seminario-almuerzo en el Hotel Ritz, organizado por Picton Advisors, empresa financiera fundada por un ex miembro de su Gobierno, Matías Eguiguren, y que se dedica a la gestión de grandes patrimonios, así como a la distribución de fondos internacionales para ser invertidos por las AFP.
En esa ocasión el invitado estrella era Timothy Geithner, ex secretario del Tesoro de EE.UU. y ex presidente de la Reserva Federal de Nueva York, quien a su vez era entrevistado por el ex ministro de Hacienda, Felipe Larraín. El ex secretario de Estado fue consultado por un socio de Eguiguren, José Miguel Ureta, si acaso volvería a La Moneda en el futuro, pero, antes de que respondiera, el ex Presidente quiso ahondar sobre si lo haría como Mandatario o ministro, causando carcajadas entre todos.
Según detalló revista Capital, entre los invitados estaban empresarios conocidos, como Andrés Navarro, Nicolás Ibáñez, Alfonso Swett, el abogado Fernando Barros y mano derecha de Piñera; asimismo, Fernando Larraín, Vittorio Corbo, Eduardo Aninat, José María Eyzaguirre, entre otros nombres habituales de Sanhattan.
Una de sus primeras apariciones públicas fue precisamente en un seminario de índole financiera, organizado por la misma Moneda Asset Management.
En 2014, guardó silencio y solo se limitó a estar sentado en primera fila para luego saludar amistosamente al fallido ministro Alberto Arenas, pero al año siguiente, también en un seminario organizado por dicha administradora, salió con todo a dispararles a las reformas de Bachelet, antes de compartir un exclusivo almuerzo con varios referentes del sector empresarial, quienes oyeron las presentaciones económicas de Sebastián Edwards y José Luis Daza.
Su calidad de inversionista le ha abierto una serie de flancos que hasta ahora no ha podido cerrar y que surgen con constancia e intermitencia.
En una ocasión, mientras era Presidente, tuvo que declarar por oficio ante el Ministerio Público sobre su rol en el caso Cascada, luego de que Julio Ponce lo acusara de haber armado este caso ante supuestas pérdidas en su portafolio.
Mucho después, estalló alrededor del mundo el caso llamado “Papeles de Panamá”, salpicando a personalidades de todo el globo por tener domiciliadas sociedades en paraísos fiscales, entre ellas, Piñera.
A pesar de que sus sociedades no fueron atendidas por el bufete Mossack Fonseca, del cual salió una lista de 11 millones de registros de compañías, Piñera hizo noticia por tener dos registros en dicho país: Chine Investments e International Card Systems, creadas ambas en 1984 y 1985, respectivamente. Su propósito era realizar actividades comerciales fuera de Chile, pero estas no guardarían ninguna relación con las inversiones que Bancard ha hecho en el extranjero.
Cuando se publicó esta noticia, en abril pasado, desde el entorno de Bancard aclararon que dichas sociedades no han registrado actividades desde los años 90, aunque seguían vigentes.
En Chine Investments Piñera era presidente de la sociedad, compartiendo directorio con su esposa, Cecilia Morel, quien actuó como secretaria, y su hermano Pablo Piñera, tesorero. En la segunda, el ex Jefe de Estado figuraba como director y secretario, compartiendo la mesa directiva con su amigo Ignacio Guerrero –junto con el cual (además de José Cox) fundaron la sociedad de inversiones CMB en los 80–, y Juan Diego del Río.
La nueva Ley de Probidad en la Función Pública, en vigencia desde principios de este año, instruye a autoridades políticas a delegar o vender la administración de sus activos, pero solo se limita a las inversiones dentro del país cuyo valor supere las 25 mil UF ($ 660 millones, aproximadamente US$ 1 millón).
Sin embargo, como ha salido a la luz durante estos días, la mayor parte del patrimonio de Piñera está invertido fuera de Chile.
El secretismo respecto del volumen de su patrimonio, así como las empresas donde está invertido, es total en Bancard y no hay ánimo alguno de hacerlo público, considerando el carácter confidencial y estratégico de las inversiones, según expuso la semana pasada Nicolás Noguera, gerente general de dicha sociedad.
Sin embargo, en el entorno de esta empresa y en voz del propio Piñera, su intención sería ir más allá de lo que establece la ley. Entre cercanos al ex Presidente enfatizan que este aún no ha decidido candidatearse, pues lo haría en marzo próximo, a pesar de que para la opinión pública la carrera presidencial ya comenzó y, de hecho, la está liderando.
Pero es esta formalidad lo que explicaría por qué todavía no hay definiciones. Si delegará su patrimonio a las mismas cuatro compañías financieras (Bice, BTG Pactual, LarrainVial y Moneda) que administraron su fideicomiso –solo en lo que corresponde a sus inversiones en Chile– o, bien, venderá gran parte de sus participaciones, son interrogantes aún sin respuesta.
Forbes estimó este año que su riqueza se eleva a cerca de US$2.500 millones, pero los datos públicos respecto de dónde están invertidos son mínimos y la prensa ha descansado solo en trascendidos. Supuestamente, delegó un fideicomiso cuyo tamaño rondaba los US$400 millones, pero cuando nuevamente pasó a manos de Bancard –una vez que Piñera dejó La Moneda– el patrimonio habría sufrido una pérdida real de -5,5% mientras fue Presidente.
En todo caso, dicho monto sería mayor porque, si bien durante su mandato –entre marzo de 2010 y marzo de 2014–, el mercado se contrajo, este fideicomiso se constituyó en abril de 2009, año de ganancias históricas para la Bolsa, con un IPSA que escaló más de un 50%.
Desde la fecha en que se armó el fideicomiso hasta ahora, el índice bursátil ha subido un 58% y hasta el día en que Piñera dejó La Moneda acumuló una rentabilidad de 37%.
A esas inversiones se suman las millonarias ventas que realizó antes de asumir la Presidencia –que le permitieron recaudar en total US$1.700 millones–, todas producto de la enajenación de sus participaciones en la aerolínea Latam, Chilevisión, Blanco y Negro y Clínica Las Condes. Dicho patrimonio fue el que se invirtió en el exterior y de este provendría su polémica inversión en la pesquera peruana.
Este medio entiende que esos dineros se han invertido a lo largo de todo el orbe, incluyendo inversiones en países tan lejanos a Chile como Sudáfrica; sin embargo, la información que existe al respecto es mínima.
Solamente hay algo de detalle en relación con las apuestas hechas en Perú y Colombia, países que han adoptado una serie de políticas económicas similares a las de Chile y con los que Piñera alcanzó amplia sintonía. En efecto, este impulsó la Alianza del Pacífico, bloque comercial conformado por estos tres países, además de México.
En Colombia, el patrimonio del ex Presidente se invirtió en la Bolsa de Valores de dicho país, en Avianca Holding, en Corporación Terpel y la cementera Cemex Latam Holding. Sus inversiones alcanzan a casi el 10% de la bolsa colombiana.
En Perú, además de Exalmar, invirtió en la Corporación Lindlay, fundadora de la marca Inca Cola, y en la concesionaria aeroportuaria Andino Investment Holding.
Más allá de las políticas que adopte Bancard, es un hecho que su propósito sería ir más allá de lo exigido por ley.
Una de las regulaciones que adoptó dicho brazo financiero fue mantener invertido en el país solo un 50%, vender y no invertir en Isapres, AFP y en compañías concesionarias o de servicios públicos con precios regulados por el Estado; y no superar el 2,49% de las acciones de una sociedad.
Una de las sociedades que sirvieron para estas compras en el exterior fue Bancard International Investment, constituida en Islas Vírgenes Británicas. Fue esta la compañía que realizó la inversión en la peruana Exalmar y que levantó la polémica no solo por el paralelo litigio en La Haya, sino por su domicilio en paraísos fiscales que han sido cuestionados por el propio Piñera.
Sin embargo, en su entorno hay cierta tranquilidad, porque desde 2015 que la OCDE cesó de considerar dicho territorio como un paraíso fiscal, dejándolo en la misma categoría de Chile, Alemania o Hong Kong, entre otros. De hecho, según expuso ayer La Tercera, este factor sirvió para que Fernando Barros –abogado de Bancard– pusiera paños fríos a las revelaciones que hace una semana hizo El Mostrador.
Aunque cabe señalar que no se refiere al hecho de que, cuando se hicieron las inversiones en referencia, las Islas Vírgenes Británicas sí eran consideradas un paraíso fiscal, con todo su disvalor.
Según explican en el entorno del ex Presidente, ciertos vehículos legales constituidos en las Islas Vírgenes Británicas no pagan impuestos en esa jurisdicción por las rentas que generen en el extranjero, de la misma forma que ocurre en otras jurisdicciones, como España, Nueva Zelanda o ciertos fondos domiciliados en Chile.
Afirman, con convicción, que la inversión en instrumentos financieros domiciliados fuera de Chile a través de vehículos domiciliados en el exterior, en territorios no sujetos a tributación, generan rentas de fuente extranjera, lo que sería usual, legal y legítimo. Lo relevante es que, al hacerlo, se cumpla con todas las leyes y regulaciones de los países involucrados.
Desde el punto de vista del interés fiscal chileno, es absolutamente indiferente que la inversión en el exterior se efectúe a través de una sociedad en Perú, Brasil, Islas Vírgenes o en Colombia, dicen.
Insisten, asimismo, en que todos los aportes efectuados a Bancard International Investment desde Chile han sido debidamente registrados ante el Banco Central en conformidad al Capítulo XII del Compendio de Normas de Cambio Internacional.
Bancard International Investments lleva una contabilidad que cumple con las normas y principios aplicables en su jurisdicción.
Las transacciones entre esta empresa y entidades domiciliadas en Chile constan en las contabilidades respectivas, según corresponde a la naturaleza de cada negocio. Además, dicha sociedad lleva contabilidad de acuerdo a las normas de la ley de renta de Chile y, dado que es controlada por contribuyentes chilenos, actualmente las rentas pasivas generadas por Bancard International Investments están sujetas a tributación en Chile sobre base devengada.