Es sabido que aún cerca del 60% de nuestras exportaciones proviene de la industria minera y que también el 90% proviene de recursos naturales de bajo valor agregado. En este escenario, y a más de 200 años de nuestra Independencia, cabe preguntarnos: ¿cuál será el “core business” de Chile en los siguientes 200 años de historia? ¿Seguiremos viviendo de la tierra o esta vez sí agregaremos conocimiento específico a las áreas donde tenemos algo que decir a nivel mundial, como la minería, agricultura y energías limpias? ¿Nos saldremos a “comer el mundo” o seguiremos mirando cómo otros lo hacen?
Recientemente la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, firmó el proyecto de ley que creará el Ministerio de Ciencia y Tecnología. De hecho, durante la ceremonia, la Mandataria señaló que esta cartera sería la encargada de asesorar y colaborar con el Presidente de la República en el diseño, formulación, coordinación, implementación y evaluación de políticas, planes y programas destinados a fortalecer el área de la ciencia y la tecnología.
Sin lugar a dudas, este es un gran paso en la construcción de un nuevo paradigma social, puesto que, por primera vez, la creación de conocimiento toma relevancia ministerial. Lo anterior representa una serie de desafíos, entre ellos disponer de los recursos necesarios para hacer una diferencia sustancial, y los focos estratégicos que tendrá dicho Ministerio.
Es sabido que aún cerca del 60% de nuestras exportaciones proviene de la industria minera y que también el 90% proviene de recursos naturales de bajo valor agregado. En este escenario, y a más de 200 años de nuestra Independencia, cabe preguntarnos: ¿cuál será el “core business” de Chile en los siguientes 200 años de historia? ¿Seguiremos viviendo de la tierra o esta vez sí agregaremos conocimiento específico a las áreas donde tenemos algo que decir a nivel mundial, como la minería, agricultura y energías limpias? ¿Nos saldremos a “comer el mundo” o seguiremos mirando cómo otros lo hacen?
Mario Hamuy, el asesor científico presidencial a quien se le encomendó coordinar un comité para diseñar el Ministerio de Ciencia y Tecnología, afirmó en la ‘Revista Tendencias’ de La Tercera que “la ciencia y la tecnología son fundamentales para el desarrollo; no son un lujo de países de primer mundo”. Siguiendo el argumento de Hamuy, invertir en I+D hace rato que dejó de ser una opción y se convirtió en una necesidad. Es desolador ver cómo cientos de posdoctores chilenos formados en el exterior vuelven a trabajar casi en lo que sea y que otros tantos se quedan trabajando fuera de Chile por los beneficios que obtienen.
Si en los siguientes 30 años queremos pasar a la delantera en exportación de conocimiento empaquetado en patentes o emprendimientos dinámicos, tendremos que saber encontrar la fórmula que mezcle capital humano de alto desempeño y capital de riesgo, si no seguiremos marcando el paso. Un diseño inteligente y una mejor implementación de un Ministerio de Ciencia y Tecnología, puede propiciar sin lugar a dudas una nueva etapa productiva para Chile. Espero que sepamos caminar por la senda adecuada y logremos llegar al año 2050 siendo un país robusto, pleno y desarrollado en el más amplio sentido de la palabra. Creo en lo que somos capaces de ser y hacer, y sé que, más temprano que tarde, lograremos encontrar la llave a la matriz productiva que nos hará darles una mejor calidad de vida a todos los chilenos.
Ángel Morales
Director de Operaciones y Ecosistema de UDD Ventures