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Sistema de AFP: el principio del fin (y la culpa es de las propias administradora de pensiones) Opinión

Sistema de AFP: el principio del fin (y la culpa es de las propias administradora de pensiones)

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A mi juicio, la forma en que se proyecta la administración del 5% adicional contiene el germen del fin de las AFPs. Lo paradójico es que ese germen habría sido inoculado por las propias AFPs, no por los movimientos ciudadanos que han planteado su término. Una vez que las cuentas estén abiertas y el sistema funcionando, si los detractores de las AFPs quieren destruirlas, ya no necesitarán pelear por un sistema exclusivamente de reparto (lo que, como ya señalé, no se ajusta a la realidad social chilena). Lo único que deberán hacer es luchar por darle a cada trabajador chileno el derecho a optar por la gestión privada (AFPs) o pública de sus fondos previsionales, usando uno de los argumentos favoritos de las propias AFPs: el ejercicio del derecho de propiedad esos recursos.


Es prematuro intentar cualquier análisis sobre la mayor parte de los anuncios de reforma del sistema de pensiones chileno que hizo la Presidenta recientemente. Sin embargo, y al contrario de lo que muchos analistas piensan, opino que las grandes perdedoras fueron las AFPs.

A mi juicio, la forma en que se proyecta la administración del 5% adicional contiene el germen del fin de las AFPs.
Lo paradójico es que ese germen habría sido inoculado por las propias AFPs, no por los movimientos ciudadanos que han planteado su término.

EL CONTEXTO

Si tuviera que describir en un par de líneas el sistema de pensiones actual de Chile, diría que el modelo chileno contiene un pilar enorme de capitalización individual, complementado con frágiles pilares de ahorro voluntario, solidaridad intersistema y de lo que se llama pilar cero o no contributivo.

Producto de lo anterior, el sistema chileno se conoce como sistema de AFPs. La percepción es que las AFPs son el sistema, y que la capitalización individual es la respuesta chilena a las necesidades de la vida pasiva. Por eso es que cuando despertó la disconformidad por el monto de las pensiones, la reacción fue NO+AFP.

El movimiento NO+AFP logró generar presión social, pero su debilidad fue plantear una solución que no considera el pilar de capitalización individual. La sociedad chilena quiere mantener la presencia del ahorro individual. La idea de pura solidaridad es resistida.

Enfrentadas a las demandas sociales, las AFPs optaron por una decisión táctica de corto plazo en lugar de una estratégica.

Aprovecharon esa ausencia del pilar de capitalización individual para descartar de plano, sin siquiera discutir, la posibilidad de un cambio sistémico y no meramente paramétrico del esquema nacional de pensiones.

Los argumentos ya los conocemos: uno de los sistemas más admirados del mundo (como la bandera y el himno nacional); todos los sistemas de reparto están quebrados; van a expropiar los fondos de cuentas individuales; el Estado administra mal; los únicos que hemos hecho la pega somos las AFPs; el sistema es bueno, el problema es que la gente ahorra poco, etc.

Así, en lugar de desmarcarse del sistema en su conjunto, y mostrarse como eficientes administradores de recursos de uno de los pilares, las AFPs se atrincheraron de tal forma que fueron identificadas como las causantes de todos los males y el descontento en contra de ellas creció.

La percepción negativa es un hecho indesmentible. Si se debe a ignorancia, injusticia o es totalmente correcto, para el análisis estratégico da lo mismo. La realidad es esa.

EL GRAN ERROR

Cuando se planteó aumentar la cotización en 5%, las AFPs tuvieron una gran oportunidad: si esa cotización extra se destinaba a la formación de un pilar contributivo, obligatorio, solidario, administrado por un ente estatal, la presión social bajaría, el pilar de capitalización individual se vería reforzado por el suplemento del pilar solidario, lo que haría subir las pensiones y, consecuencialmente, reduciría la odiosidad en contra de las administradoras privadas.

Las AFPs dejarían de ser El Sistema, pasando a ser lo que su supone que son, una parte de él, y, lo mejor, habrían mantenido la administración de fondos previsionales tal cual la conocemos hoy.

La existencia de un administrador público de ese 5% extra no era un peligro real porque no administraría cuentas individuales, y tendría que ajustar su gestión de recursos a las necesidades de un sistema de reparto y ahorro colectivo que no es igual a la de un sistema de capitalización individual.

Las AFP debieron defender su monopolio dentro del pilar de capitalización individual obligatorio, no la hegemonía sobre cualquier aporte previsional.

Sin embargo, las AFPs, olvidando o desconociendo el escenario social que enfrentaban, partieron a pelear ese porcentaje con dientes y uñas. Para ellas, todo el dinero tenía que ir a las cuentas individuales de las AFPs.

Para ganar esta batalla las AFPs desplegaron su fuerza comunicacional nuevamente: los fondos no son heredables, el 5% extra lo administramos gratis, cualquier otra posibilidad es una expropiación inconstitucional, impuesto al trabajo, etc.

Lo que lograron fue aumentar la presión por más capitalización individual que se sumó a menos AFP.

Las AFPs cerraron los ojos a un punto que es evidente: no existe un sistema de pensiones único que sea la verdad revelada por Dios. Existen alternativas y, por lo tanto, el sistema de pensiones que se elija es un reflejo del pacto social de cada sociedad.

En otras palabras, el modelo de pensiones es una decisión política. Los técnicos son importantes y contribuyen en la toma de decisiones, aportando precisamente elementos de análisis fríos, política e ideológicamente neutros, para, primero, evaluar las opciones, y, luego, implementar de la mejor forma la alternativa escogida, pero la decisión final sigue siendo política.

EL PRINCIPIO DEL FIN

El anuncio que acaba de hacer la Presidenta es la mejor confirmación de lo que vengo sosteniendo.

El gobierno no tenía margen para seguir haciendo tiempo, la pelota había que jugarla y no podía hacerlo dándole en el gusto a las AFPs. Las repercusiones sociales y políticas habrían sido muy grandes.

Así, llegamos a esta situación en donde el gobierno anuncia más cotización, más capitalización individual, pero sin más AFPs. Entonces, la contribución previsional aumenta y los nuevos recursos no serán administrados por las AFPs, sino que por una entidad pública independiente, la que tendrá a su cargo tanto la gestión de un porcentaje de recursos destinados a para aumentar la solidaridad dentro del sistema, como otra parte que se destinará a cuentas de capitalización individual que manejará ese mismo ente público.

Eso implica que se introduce un nuevo actor en el pilar obligatorio de capitalización individual. Las AFPs ya no estarán solas, tendrán a su lado este administrador público sin fines de lucro, el que contará con cuentas individuales para todos los cotizantes
del sistema de pensiones chileno.

Este es a mi juicio el germen de la destrucción de las AFPs.

Una vez que las cuentas estén abiertas y el sistema funcionando, si los detractores de las AFPs quieren destruirlas, ya no necesitarán pelear por un sistema exclusivamente de reparto (lo que, como ya señalé, no se ajusta a la realidad social chilena). Lo único que deberán hacer es luchar por darle a cada trabajador chileno el derecho a optar por la gestión privada (AFPs) o pública de sus fondos previsionales, usando uno de los argumentos favoritos de las propias AFPs: el ejercicio del derecho de propiedad esos recursos.

Si los NO+AFP ganan esa batalla, el paso siguiente sería llamar a la ciudadanía a abandonar las AFPs y mover sus recursos hacia las cuentas individuales del administrador público. Jaque Mate.

Tal vez las AFPs confían en que Piñera gana las elecciones y se desarma toda esta reforma, que podrán influir en el proceso legislativo para que salga otra cosa, que podrán replegarse hacia el Tribunal Constitucional como última posición defensiva, o bien apuestan a que el gestor público lo hará tan mal que tendrá corta vida, pero todo eso es jugar con factores que ya no dependen de sus propias capacidades.

Desde mi punto de vista, las grandes perdedoras con el anuncio Presidencial fueron las AFPs.

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