Medidas han sido implementadas exitosamente en otros países y tienen alta efectividad. Deben ser consideradas no solo como herramientas sanitarias para combatir el uso de una sustancia que enferma y mata a 16.000 chilenos por año, sino también como instrumentos que tienen un efecto positivo sobre la inversión individual y social de capital humano y, por ende, en el crecimiento económico.
El Día Mundial sin Tabaco tiene de tema este año “El tabaco como una amenaza al desarrollo”. Además de producir cerca de 16.000 muertes anuales y enormes costos sobre el sistema de salud, su consumo podría tener importantes implicaciones sobre el bienestar social y el crecimiento económico.
Según datos de la última Encuesta de Presupuestos Familiares, un 38% de los hogares tiene consumo positivo de tabaco, al que le destinan, en promedio, un 3,4% del presupuesto familiar. Parece poco, pero si utilizaran eso para salud, podrían aumentar sus gastos en salud en un 33%. Si lo gastaran en educación, podrían incrementar sus gastos en educación en un 17%.
Esto tiene al menos dos implicancias directas en términos de políticas públicas. La primera tiene que ver con el nivel de bienestar presente de los hogares. El desplazamiento de recursos de la salud al tabaco no solo puede agravar el estado de salud de las personas fumadoras y sus familiares, sino que también disminuye los recursos que estos hogares aportan al cuidado de su salud, aumentando el peso que el resto de la sociedad debe realizar para aumentar los cuidados a la salud que demandan. Esto se agravaría considerando que los hogares que tienen gasto positivo en tabaco también son los que más gastan en bebidas alcohólicas, lo que amplifica las consecuencias negativas sobre la salud y el presupuesto familiar. Un verdadero círculo vicioso en el que las familias más pobres son especialmente vulnerables.
El segundo impacto tiene que ver con el bienestar futuro individual y social. La inversión en capital humano, del cual la educación y la salud son componentes fundamentales, es el motor del crecimiento en las economías modernas, e indispensable para el ansiado desarrollo. La sociedad realiza esfuerzos importantes en este sentido, al subsidiar salud y educación para un grupo significativo de la sociedad. Resulta incomprensible que parte de ese esfuerzo se vea disminuido por el consumo de una sustancia nociva.
Chile tiene la oportunidad de avanzar en la implementación de medidas para bajar el tabaquismo. Medidas como el empaquetado genérico, la eliminación de aditivos, prohibición de consumo en lugares públicos, etc., se encuentran en la nueva Ley de Tabaco, que se discute en la Cámara de Diputados. Estas medidas han sido implementadas exitosamente en otros países y tienen alta efectividad. Deben ser consideradas no solo como herramientas sanitarias para combatir el uso de una sustancia que enferma y mata a 16.000 chilenos por año, sino también como instrumentos que tienen un efecto positivo sobre la inversión individual y social de capital humano y, por ende, en el crecimiento económico.
Guillermo Paraje
Académico Universidad Adolfo Ibáñez