El volumen de vino caerá este año un 19 por ciento, hasta los 36,9 millones de hectolitros, lo que equivale a unos 4.900 millones de botellas, según el Ministerio de Agricultura. Esa sería la cifra más baja desde 1957, otro año en el que una helada de primavera destruyó los botones florales, según datos del ministerio y del departamento de estadísticas de la Unión Europea.
Los viticultores franceses producirán la vendimia más pequeña en 60 años después de que las heladas de la primavera golpearan las vides en Burdeos, las tormentas del verano causaran la podredumbre de la uva en Champaña y la sequía marchitara los racimos de uva en el sureste del país.
El volumen de vino caerá este año un 19 por ciento, hasta los 36,9 millones de hectolitros, lo que equivale a unos 4.900 millones de botellas, según el Ministerio de Agricultura. Esa sería la cifra más baja desde 1957, otro año en el que una helada de primavera destruyó los botones florales, según datos del ministerio y del departamento de estadísticas de la Unión Europea.
«La caída en la producción se debe principalmente a la helada de primavera», dijo el ministerio. «La persistente sequía en el sureste redujo aún más la producción».
Francia e Italia suelen competir por el título de mayor productor de vino del mundo, siendo el clima un factor clave. Los viñedos de Italia sufrieron menos daños por las heladas y la sequía, y el pronóstico es que el volumen de vino se reduzca un 24 por ciento, hasta los 47,2 millones de hectolitros, informó la asociación de técnicos vitivinícolas del país en agosto.
Burdeos estaba entre las regiones vinícolas francesas más afectadas por las heladas a finales de abril. El volumen de vino que lleva el sello regional cayó un 39 por ciento, hasta los 3,55 millones de hectolitros, según el Ministerio de Agricultura. Aun así, la producción fue mejor de lo que el ministerio esperaba en agosto, cuando pronosticó una caída del 47 por ciento.
En Champaña, donde la helada de primavera fue menos destructiva que en 2016, se produjo un descenso en la producción de vinos con denominación de origen del 9 por ciento, hasta los 1,8 millones de hectolitros. Ha ocurrido lo contrario de lo previsto, pues en agosto se pronosticó un aumento, después de que las tormentas del verano causaran daño y podredumbre en las uvas y los enólogos tuvieran que clasificar sus frutos.
Para la región de Borgoña-Beaujolais, hogar de los vinos más caros del mundo, se pronostica que el volumen de vino con una etiqueta regional va a aumentar un 6 por ciento, hasta los 2,08 millones de hectolitros. La vendimia se completó en septiembre, dijo el ministerio.
En Languedoc-Roussillon, la producción de todo tipo de vinos, incluidos los genéricos, podría caer un 16 por ciento, hasta los 10,35 millones de hectolitros, mientras que se prevé que el volumen en el sureste de Francia caiga un 22 por ciento, hasta los 4,51 millones de hectolitros. El clima caluroso, seco y ventoso resecó las uvas, lo que redujo los rendimientos y el jugo de uva. La cosecha en las regiones, fuente de la mayor parte del vino a granel de Francia, se completó antes de lo habitual.