El alza esperada para las tasas en Estados Unidos y Europa encarecería las condiciones de financiamiento por parte de emisores chilenos en el exterior. El Gobierno ya se adelantó a este escenario con dos emisiones por más de US$3 mil millones en mercados extranjeros. Con este puzle, sería el mercado local el que podría absorber bonos corporativos chilenos, considerando la alta necesidad de refinanciamiento de pasivos de las compañías.
Las buenas noticias económicas a veces hacen temblar a los mercados, sobre todo cuando son imprevistas.
Los últimos datos de EE.UU. hicieron prever que la mejora económica de ese país está siendo más rápida que lo esperado. Durante enero se crearon 200 mil puestos de trabajo, superando los 180 mil que proyectaba el mercado, mientras los salarios también sorprendieron al alza, con un avance de 0,3% respecto a diciembre.
Todo un contexto que ha hecho temer por presiones inflacionarias en el país del norte, causando desplomes en las bolsas, cuestión que llevó a la FED a confirmar la idea de una eventual alza de tasas en marzo si es que la economía sigue acelerándose por encima de lo proyectado. Esto, en un contexto en que la propia Reserva Federal estadounidense tiene proyectado elevar tres veces sus tasas en 2018.
Este escenario, sin embargo, haría encarecer las condiciones de financiamiento en el exterior por parte de emisores chilenos, hasta ahora beneficiados por las bajas tasas internacionales producto de los estímulos monetarios que ha llevado adelante la FED durante los últimos años.
Esto explicaría, según sostienen en el mercado, por qué el Gobierno chileno ya salió a emitir deuda a fines de enero, anticipándose a este nuevo consenso que supone mayores tasas por parte de las economías desarrolladas.
El 25 de enero, Hacienda colocó bonos a 10 años por 830 millones de euros (unos US$1.030 millones) en los mercados europeos a una tasa de 1,45%, un spread de 35 puntos sobre la tasa mid swap, ante una demanda que alcanzó los 2.500 millones de euros. Mientras que el 29 del mismo mes emitió bonos al mismo plazo por US$2 mil millones en EE.UU. a una tasa de 3,247%, un spread de 55 puntos base respecto del benchmark estadounidense.
Hoy el escenario es distinto. A fines de enero los papeles del Tesoro norteamericano con 10 años plazo tenían una tasa de 2,7%; sin embargo, por estos días oscila el 2,86% y se espera que suba.
Así, estas colocaciones habrían sido una forma de aprovechar condiciones económicas que por estas días ya se ven lejanas, considerando las expectativas de mayores tasas a nivel global, dejando en una incómoda posición a las empresas chilenas.
“Respecto de lo que vimos de 2017, habrá un encarecimiento en los spreads para la toma de deuda en el exterior”, explica Antonio Moncado, economista de Bci.
Es que, si bien hay buen rating para los papeles chilenos, se debe distinguir el fenómeno corporativo versus el soberano. Y en ese escenario, el economista sostiene que “si este fenómeno de crecimiento en tasas se extiende, no cabe duda que las condiciones de financiamiento para las empresas serán algo más adversas que el año pasado”.
Esto, en circunstancias que para 2018 y 2019 se estiman vencimientos de deuda de empresas chilenas cercanos a los US$2.700 millones y de otros US$2.500 millones en 2020, según un informe de la clasificadora Fitch Ratings emitido a mediados de 2017.
Estas condiciones menos favorables, sin embargo, están por verse. Según un operador local, los papeles chilenos siempre han gozado de alto apetito en el extranjero. Solo en 2017 se colocaron alrededor de US$9 mil millones en bonos en otros países.
En cualquier caso, aquellos papeles que no se emitan afuera producto de este eventual encarecimiento de tasas, posicionarían al mercado local como la instancia para solucionar las necesidades de financiamiento por parte de las compañías. Principalmente porque el año pasado el Estado chileno emitió alrededor de US$11.500 millones en el mercado local, pero para 2018 la expectativa es que las emisiones no superen los US$9.500 millones, dejando espacio para bonos corporativos domésticos.
A lo anterior se suma que, en cuanto a las tasas en Chile, no se espera que incorporen las presiones alcistas que sí hay en EE.UU. y Europa sino hasta mediados de año. Pues, hasta ahora, las tasas de más largo plaza todavía no recogen el incremento de las tasas externas.
“El traspaso de tasas externas a locales es bastante irregular. Todavía no debería haber un impacto, ya que todavía estamos en un fenómeno de recuperación económica”, explica Moncado.
De hecho, de acuerdo a la Encuesta de Expectativas Económicas (EEE) de febrero, publicada ayer por el Banco Central, se espera que la Tasa de Política Monetaria se mantenga durante este primer semestre y que suba hasta el 2,75% en la segunda mitad. Para los próximos dos años, la expectativa apunta a avances cercanos al 3% o 3,25%.