Si bien el peso argentino ya ha caído un 56 por ciento frente al dólar en los últimos tres años, y la lira turca se depreció un 34 por ciento, ambos países aún podrían ser vulnerables debido a sus déficits por cuenta corriente, escribieron analistas de IIF encabezados por Robin Brooks, economista jefe del grupo con sede en Washington, en un comentario.
Conforme la volatilidad y unos tipos de interés más altos sacuden los mercados mundiales, las economías emergentes se enfrentan a una nueva prueba ante el apetito por activos de más riesgo. Y en ese grupo, Argentina y Turquía parecen el eslabón más débil, según el análisis del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, de sus siglas en inglés).
Si bien el peso argentino ya ha caído un 56 por ciento frente al dólar en los últimos tres años, y la lira turca se depreció un 34 por ciento, ambos países aún podrían ser vulnerables debido a sus déficits por cuenta corriente, escribieron analistas de IIF encabezados por Robin Brooks, economista jefe del grupo con sede en Washington, en un comentario.
«Argentina y Turquía destacan, con monedas que, a pesar de las recientes caídas, aún podrían estar significativamente sobrevaloradas», escribieron los analistas el 14 de febrero.
Si bien las bolsas mundiales se han recuperado de la ola de ventas de principios de febrero, y los bonos del Tesoro de Estados Unidos de referencia parecen haberse estabilizado recientemente, la volatilidad podría no haber terminado, según IIF. Esto se debe en parte al telón de fondo del e stímulo fiscal en Estados Unidos junto con un mercado laboral ajustado y una economía en expansión.
«La situación subyacente sigue sin resolverse, en parte porque los mercados están tratando de ponerle precio a un escenario de sobrecalentamiento en Estados Unidos, uno que podría implicar rendimientos marcadamente más altos a largo plazo», escribieron Brooks y sus compañeros. Brooks fue anteriormente jefe de estrategia cambiaria en Goldman Sachs Group Inc.