«Los soberanos que tienen déficits de cuenta corriente considerables, o cuyas obligaciones de servicio de deuda externa en el próximo año son más altas que su stock actual de reservas de divisas extranjeras, serían los más impactados», señala el análisis de la agencia.
La deuda externa que vence en los próximos doce meses (denominada de corto plazo residual), sumaba US$52.207 millones a septiembre de 2017, según cifras del Banco Central.
A esa fecha, la economía chilena registró una posición deudora con el resto del mundo de US$55.895 millones, equivalente a 20,4% del PIB. La cuenta corriente presentó un déficit de US$1.507 millones, que equivale a 2,2% del PIB.
Esas cifras, de acuerdo a un informe de Moody’s, deja a Chile entre las economías más vulnerables a un shock externo.
«Los soberanos que tienen déficits de cuenta corriente considerables, o cuyas obligaciones de servicio de deuda externa en el próximo año son más altas que su stock actual de reservas de divisas extranjeras –como Chile, Argentina, Malasia, Hungría, Rumania, Turquía– serían los más impactados», detalla el análisis.
La otra cara es que los países con una posición de reservas más sólida serán más resistentes a los shocks externos, una razón para que los inversores sean alcistas en sus activos, señala Moody’s. Y agrega que los gobiernos que dependen de fuentes de financiamiento externas en moneda extranjera para financiar su deuda total –como Indonesia, Perú, Argentina y Turquía– serían vulnerables a paradas repentinas o salidas de capital.
El detallado informe sostiene que la nueva volatilidad en mercados financieros está impulsando a los inversores a ser más selectivos en los mercados emergentes y Asia está llevándose los mayores flujos por tener economías que Moody’s dice que serían más resistentes, dada su fortaleza económica.
Entre las 22 economías en desarrollo, Taiwán y Tailandia ocupan el primer lugar en términos de saldos de cuenta corriente, mientras que se proyecta que Brasil y Hungría tendrán la mayor deuda acumulada, según datos compilados por Moody’s Investors Service.
«Asia se destaca tanto política como económicamente. América Latina y Europa enfrentan problemas políticos, mientras que Oriente Medio tiene riesgos geopolíticos», precisa.
Según un reportaje de Bloomberg, si bien los activos de los mercados emergentes recuperaron parte de sus pérdidas de las primeras semanas de febrero, otro episodio de volatilidad podría estar a la vuelta de la esquina, ya que los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU. se acercan al 3%, en medio de las perspectivas de una política monetaria más restrictiva por parte de la Reserva Federal.
Turquía tendrá el mayor déficit en cuenta corriente este año, en 4,5 por ciento del producto interno bruto, seguida de Argentina y Colombia, de acuerdo a Moody’s. Por el contrario, Taiwán, Tailandia y Corea del Sur tendrán los mayores superávits, superando el 5 por ciento de su PIB.
Cuando se trata de monedas, aquellos con una combinación de sólidos superávits en cuenta corriente, amplias reservas de divisas y un posicionamiento de inversores extranjeros relativamente ligeros, probablemente rindan bien incluso en un entorno de mayor volatilidad del mercado, según Divya Devesh, un Singapur, estratega de divisas asiáticas en Standard Chartered Plc.
Observar la situación fiscal puede dar pistas sobre los inversores en bonos, plantea Bloomberg. Brasil tendrá el mayor déficit presupuestario en 2018, con un 8% del PIB, mientras que solo la República Checa y Corea del Sur registrarán excedentes, a juicio de Moody’s.
«Es probable que los soberanos que tienen fundamentos más sólidos estén mejor posicionados para la volatilidad del flujo de capital», dijo Anushka Shah, un analista soberano de Moody’s en Singapur. «Algunas características que aumentan la vulnerabilidad a dichos flujos incluyen mayores necesidades de financiamiento, como se refleja en los desequilibrios fiscales y/o externos, así como también en niveles relativamente altos de apalancamiento», puntualizó.
Brasil también se destaca como la nación con la mayor carga de deuda gubernamental, en casi 80% del PIB este año, según la agencia. En el otro extremo del espectro está Rusia, con una deuda de solo el 14 por ciento del PIB.