En menos de 5 días, Sebastián Piñera tomará el mando del país. Y uno de los temas que más preocupa al empresariado es el de quiénes tomarán la posta para dirigir las principales empresas públicas. La pelea por los cargos es particularmente dura en Enap. La petrolera estatal está en medio de una profunda reestructuración, por fin muestra números azules, y Tokman ha dicho expresamente que quiere quedarse. Pero el más visible de sus obstáculos no sería el que haya sido nombrado por el Gobierno de Bachelet, sino que el crispado conflicto que mantiene con el presidente de Fenatrapech, Nolberto Díaz.
De amor y odio. Así es la historia de Marcelo Tokman al interior de la firma estatal. Si bien los números de la compañía han mejorado y él ha sido claro en que le gustaría quedarse, la relación con parte de los sindicatos se ha tensado al nivel de que uno de los gerentes de la firma se alejó de ella, acusando un conflicto delirante. ¿Será capaz Tokman de convencer a las voluntades políticas del nuevo Gobierno de las bondades de su permanencia?
Por estos días se habla de listas negras de empleados públicos, de nominaciones para ministerios, asesores y también de personeros que deben llegar a tomar la posta a las principales empresas públicas.
La pelea por los cargos se da también en la Empresa Nacional del Petróleo (Enap). La firma ha realizado un reordenamiento de varios cargos ejecutivos, y su actual gerente general, el ex ministro de Energía Marcelo Tokman, tiene pocas ganas de armar su “cajita” y partir a otro lugar. Por el contrario, y lo dijo expresamente, quiere quedarse.
“La verdad es que estoy totalmente disponible para seguir mientras el nuevo gobierno corporativo de la empresa estime que soy necesario. Enap tiene mucho que aportar todavía y, en la medida que se requiera mi presencia, estoy disponible”, señaló recientemente a Pulso, en una campaña sin timidez por permanecer en la petrolera.
El paso del hombre del PPD por la estatal ha tenido de dulce y agraz, pues desde fines del año pasado se desató una verdadera guerra civil con la Federación Nacional de Sindicatos de Trabajadores del Petróleo (Fenatrapech) y particularmente con su presidente, Nolberto Díaz.
Así, este año se inició con una evidente tensión de las relaciones entre ambas partes. Nolberto Díaz asistió al Congreso Nacional en el marco de una sesión de la Comisión de Minería y reclamó por el nivel de endeudamiento de la empresa y por lo que él entiende que fueron arreglos en los sueldos tanto de Tokman como de su plana ejecutiva, gastos irregulares en el nuevo logo de la empresa, la venta de la casa matriz y una mala gestión generalizada. Acusaciones que se extendieron por casi una hora.
Poco después, el ex asesor de Hacienda fue citado al Congreso a responder, escalando así la incomodidad de los ejecutivos frente al dirigente sindical. “Las imputaciones temerarias planteadas hace dos semanas me parecen muy graves e irresponsables, dañan la reputación de muchas personas: trabajadores en general y en particular a los involucrados en los procesos que se han mencionado (la mayoría de ellos socios de los mismos sindicatos), ejecutivos y directores de Enap, a funcionarios de los distintos organismos públicos que han participado o supervisado y fiscalizado cada uno de los procesos cuestionados, y también a nuestros proveedores. Incluso, se hacen afirmaciones aun cuando en algunos de los casos mencionados, todos los antecedentes se han revisado por fiscalizadores y organismos pertinentes, sin encontrar irregularidades”, dijo Tokman, haciéndose cargo y tratando de apagar el incendio.
Durante el verano el terreno no ha sido un lecho de rosas. El momento más incómodo se vivió cuando, a fines de enero, el gerente de Enap Refinerías, Marc Llambías, dejó la firma, evidenciando su molestia por el conflicto entre dirigentes sindicales y la plana ejecutiva.
En la carta donde comunicó su renuncia y que se filtró a los medios, Llambías expresó que existía un “delirante conflicto construido por un grupo de dirigentes”. “Toparme con un muro de dogmatismo creado por un puñado de personas, fundamentados en eslóganes, mentiras y violencia”, fue lo que señaló.
El ajuste ejecutivo ha ido más allá. En las últimas semanas otros gerentes han dejado la compañía. A Llambías se sumó la gerenta de Planificación, Denisse Abudinén, que se fue a un cargo fuera de Chile, más una serie de ajustes que incluyeron a la gerencia de Biobío, Refinerías y gerencia de Operaciones, estos últimos derivados de la reorganización tras la salida de Llambías. El gerente de la operación en Argentina, Martín Cittadini, también se alejó de la empresa a otra firma.
Las esquirlas se han expandido estos días, luego de conocerse un informe de Contraloría que cuestionó algunas decisiones tomadas por la estatal. Entre ellas, el cambio de oficinas de la compañía al barrio financiero de Santiago, en Apoquindo 2929.
El órgano contralor advirtió que el traslado implicó cambiarse a un espacio más pequeño, además de cuestionar que ello no era consistente con una política de austeridad, ya que el gasto en la mudanza ascendió a cerca de US$ 6 millones. “Debe anotarse que el gasto que implica el pago de las rentas de arrendamiento correspondientes al contrato, por 15 años, es superior en un 46% a los recursos obtenidos por ENAP con la venta del inmueble corporativo”, agregó.
Pero desde la firma consideran que lo de Contraloría son observaciones y no una sanción o acusación de falta de probidad, y agregan que existen explicaciones contundentes que aclaran y justifican lo actuado, y están preparando una respuesta para ser entregada a Jorge Bermúdez. En ella adjuntarán los informes de Colliers que respaldarían que el cambio permitió ahorros, sobre todo si se consideran las cifras a valor presente y las importantes inversiones que requería su antiguo edificio institucional.
Otro de los cuestionamientos dice relación con un conflicto de interés que involucra a una de las directoras de la empresa, María Isabel González: Enap suscribió en Magallanes un contrato con una firma proveedora perteneciente a una de sus hijas y su ex esposo. Fuentes de la compañía explican que este es un problema que solo atañe a esa integrante del directorio y a nadie más de las planas directivas ni ejecutivas, y que será el Ministerio Público el que deba indagar los eventuales alcances ilícitos del caso. Sobre todo, porque la empresa proveedora no cumplió con los manuales de compliance de Enap, al no haber declarado el vinculo de parentesco con González, razón por la cual ya fue sancionada, retirándola de sus registros de proveedores. La Contraloría remitió estos antecedentes al Ministerio Público.
A la par, el lunes se conoció que La Fiscalía abrirá una investigación en contra de Enap por presuntas irregularidades, denunciadas por el diputado Fuad Chahin (DC), cercano a Nolberto Díaz, tales como: un gasto millonario para estandarizar su imagen corporativa, el uso de más de US$ 350 millones destinados al Proyecto Incremental Área Magallanes (PIAM), y también la señalada venta del edificio corporativo.
El ala que apoya a la dirigencia de Nolberto Díaz es partidaria de que algunos antiguos Enap regresen al mando de la firma. Entre estos ha sonado el nombre de Julio Bertrand, hoy en Gasco y que ya ejerció por varios años como gerente general de la estatal.
Pero Tokman no ha manifestado haber cambiado de idea en relación con permanecer en la firma si se le requiere.
Volviendo a las acusaciones de Díaz, se cuenta también el nivel de endeudamiento de la petrolera. Dijo que este alcanzaba los US$ 4.300 millones. Lo anterior inquietó a la firma, pues los dichos pueden afectar a tenedores de bonos de la empresa. Enap ha emitido deuda en Estados Unidos.
“Con todo, el endeudamiento de Enap al cierre de 2012 era de US$ 4.155 millones, al finalizar el año 2013 era de $ 3.902 millones, y al cierre de septiembre 2017 es de US$ 4.530 millones. Es decir, entre un período y otro hay un incremento de la deuda neta de US$ 375 millones. Esto se explica, básicamente, por el incremento de los proyectos de inversión de Enap en dicho período, los cuales están en línea con el Plan Estratégico aprobado por el directorio de la empresa. Adicionalmente, hay un alza de la deuda a consecuencia del incremento de los niveles de precios de crudo entre un período y otro, lo que ha hecho que la deuda de corto plazo, a consecuencia del financiamiento de compra de crudos, suba desde US$ 468 millones al cierre del 2013 a US$ 661 millones a septiembre de 2017”, dijo Tokman al Congreso.
Mantener su EBITDA por sobre los US$ 620 millones en los últimos cinco años, y utilidades en promedio anuales de US$ 134 millones en el período 2014-2017, han permitido recuperar el patrimonio de la compañía.
“Lo que hemos sostenido es que a partir del 2013 y de manera sostenida, los indicadores financieros de la empresa han ido mejorando, lo cual refleja la estabilidad financiera buscada durante tantos años en la empresa. EBIDTA sobre los US$600 millones y promedio sobre los US$ 100 millones en utilidades. Esto incluso en un contexto de bajos precios internacionales del petróleo y una altísima volatilidad. No solo todos los años han generado utilidades, algunos años más y otros menos, sino que la capacidad de generación de caja da cuenta que el promedio de estos años ha estado en los US$ 677 millones, siendo el mayor el año 2015 con US$ 742 millones. No se puede hablar entonces de manipulación de cifras”, fue parte de la minuta de Tokman en réplica.
Estas explicaciones no dejan conforme a la dirigencia sindical disidente, que ha llevado varios desacuerdos con la empresa a la Contraloría. Dentro de los últimos, la gestión de arriendo a largo plazo de la compañía de sus nuevas oficinas en Apoquindo 2929, además de denuncias en curso ante el Consejo de Defensa del Estado (CDE).
En medio de la tensión que se arrastra desde 2017, las clasificadoras le han dado aire a la gestión ejecutiva. Feller Rate dijo en octubre pasado que la favorable generación de excedentes de caja de los últimos años y el continuo refinanciamiento a favorables condiciones de su deuda permitieron que, en 2015 y 2016, Enap financiara sus inversiones y cumpliera sus obligaciones financieras, manteniendo un nivel de deuda relativamente estable; no obstante, con un menor nivel de caja a fin de año. Agregó que la liquidez histórica ha sido fundamental ante el continuo refinanciamiento de pasivos en los últimos años, mostrando un muy buen acceso a los mercados financieros”.
Un ex ejecutivo del sector de energía explica que, más allá de la gestión numérica, los desafíos de Tokman al mando de Enap están en otros asuntos. “Primero tiene que calmar las aguas con la dirigencia. Independientemente de que las denuncias tengan o no sustento, no es algo sostenible en el tiempo llegar a los combos. Por otro lado, tiene que tener sintonía política con el nuevo Gobierno, y eso también es complejo. Lo que más podría pesarle es no haber tenido en el pasado cargos en el mundo privado como ejecutivo, algo que le gusta a este Gobierno”, comenta una fuente, sin considerar el paso del ex ministro por la danesa Vestas.
A su favor tiene que ha cultivado una relación de cercanía con el sindicato más grande de la empresa, el radicado en Magallanes. Este último decidió descolgarse de la representación de Nolberto Díaz, abriendo de paso un foco de desacuerdo entre los mismos trabajadores. Ellos representan cerca del 40% de la fuerza laboral de Enap y estarían por la continuidad en el cargo del ex ministro de Energía.
Con todo, desde diciembre la forma en que se elige al gerente general de la firma cambió. Se debe ratificar por una mayoría simple de los siete directores de la empresa, en condiciones que antes era nombrado directamente por el Presidente de la República. Con el nuevo gobierno corporativo la mesa se compone de un representante de los trabajadores, cuatro designados vía alta dirección pública y dos nombrados por el Presidente de turno.
Cercanos a la interna aseguran que será clave qué sucede los próximos días con la designación de ese directorio. Aún restan días para que Bachelet abandone La Moneda y podría entonces, de acuerdo a las ternas que le fueron entregadas al Gobierno, dejar sentados en el directorio a cuatro representantes. Ha circulado, de forma extraoficial, que entre los nombres hay personas como Rodrigo Azócar y Ramón Jara. Karen Poniachik, ex ministra de Energía, quedó fuera de las ternas, esto ya que habría sido requisito excluyente que se tratase de ingenieros. En todo caso, la intención sería que haya mujeres en la mesa. Asimismo, ha sonado el nombre de Hernán de Solminihac. La idea era que se equilibraran dos candidatos de la Nueva Mayoría y dos de la derecha.
La duda que persiste es si la administración de Bachelet dejará instalado un directorio que respalde a Tokman y le dé el espaldarazo para continuar su gestión o si la decisión ahora quedará en manos del Gobierno de Piñera.