Sebastián Piñera y su familia tienen una larga lista de intereses que no están en sus fideicomisos, pero que explican el grueso de su fortuna familiar. Entre estos, Odisea, sociedad familiar que desde esta semana ocupa formalmente la estructura corporativa de Bancard, el family office controlado por el Presidente. Estos fideicomisos no replican los compromisos públicos que ha asumido el Presidente, por ejemplo, la restricción de invertir en países con cargas tributarias blandas, ni tampoco restricciones que sí hubo para su primer Gobierno, entre estas, la imposibilidad de efectuar inversiones en empresas de alta sensibilidad social, como isapres o AFP.
“Más allá de la ley”, ha sido el principal mensaje que Sebastián Piñera y su entorno han querido entregar al país respecto del cumplimiento de sus fideicomisos, uno de las métodos que permite la Ley sobre Probidad en la Función Pública y Prevención de los Conflictos de Intereses –promulgada a fines de 2015, tras el escándalo que suscitaron los casos de “platas políticas”– para evitar tales conflictos por parte de las autoridades de Estado cuyo patrimonio supere las UF 25 mil (cerca de US$ 1,1 millón), siempre y cuando este se halle invertido en bienes transables en el mercado financiero chileno.
El capital “fideicomisado” por el Presidente supera en casi 600 veces dicho monto y es un hecho que ha delegado voluntariamente ciertos activos en estos contratos. Su esposa, Cecilia Morel, también se ha sumado a un fideicomiso paralelo, al igual que sus hijos, aunque solo en lo que respecta a sus inversiones en acciones de empresas que se transan en Chile.
Sin embargo, más allá de lo que exige la ley, la mayor parte en que se funda su fortuna familiar no es parte del fideicomiso. Los activos que entregó el Mandatario a BTG Pactual, Moneda y Altis para ser administrados responden únicamente a acciones, cuotas de fondos de inversión y fondos mutuos. Se constituyeron mandatos para la administración de US$1.170 millones, de los cuales US$665 millones corresponden a activos personales de Sebastián Piñera y el resto de sus hijos, pero sigue siendo una parte menor del patrimonio familiar.
Una situación que ya se vio en su primer mandato, cuando delegó la administración de unos US$400 millones en cuatro entidades financieras, mientras Bancard –sociedad de la cual es el principal accionista– administró activamente unos US$1.700 millones generados por las ventas hechas en Blanco y Negro, la aerolínea Latam, Chilevisión y Clínica Las Condes.
Estos fideicomisos tampoco replican ciertos compromisos públicos que adoptó Piñera en mayo de 2017, cuando hizo su declaración de intereses al Servel, tras haber anunciado formalmente su candidatura, como no invertir en países con cargas tributarias blandas. Y tampoco ciertas restricciones que consideraron los contratos de su primer período, entre estas, no invertir en empresas que participan en industrias de alta sensibilidad social, como isapres, AFP, además de concesionarias o empresas de servicios públicos cuyos precios estén regulados por el Estado.
Otro aspecto omitido es la inversión en países limítrofes, pese a que en plena coyuntura sobre el caso Exalmar afirmó que se arrepentía de no haber instruido la prohibición de invertir en países vecinos de Chile.
En 2016 señaló en Radio Cooperativa: «En una eventual futura candidatura, la que no he decidido, yo creo que hay que hacer una ley que establezca un fideicomiso no solo dentro sino que en algunos casos fuera de Chile”. Y agregó: «Si pudiese volver atrás, yo debí haber dado una instrucción, cuando le entregué la administración de esos bienes, de invertir fuera de Chile, pero tal vez no, por ejemplo, en países limítrofes».
Desde el entorno del Mandatario advierten que, al ser ciegos, no tiene sentido establecer exigencias respecto de dónde invertir, a pesar de las condiciones mencionadas en los contratos de su primer período.
Las pocas restricciones establecidas en dichos contratos apuntan a ciertos límites de inversión en activos de renta variable y renta fija, nacional y extranjera, y otros topes máximos respecto de activos alternativos. Y en caso de emisores individuales, se estableció la obligación de no superar directamente el 4,99% de su propiedad.
Otra instrucción apunta a liquidar todos los valores entregados en mandato, lo cual supone una potencial sobreoferta en las 14 acciones chilenas en las que participa Piñera y, en el caso de Altis, invertir particularmente en la administradora de fondos Wellington, con la liquidación que se haga de los activos traspasados.
Los contratos que firmó el Presidente con BTG Pactual, Moneda y Altis muestran que delegó en estas compañías la administración de acciones chilenas, extranjeras, cuotas de fondos de inversión, fondos mutuos y una cantidad menor de bonos.
En concreto, delegó la administración de su patrimonio invertido en 14 acciones chilenas: Almendral, Andina-A, Antarchile, Cencosud, Cristales, Copec, Embonor-B, ItaúCorp, Interocéanica, Naviera, Quiñenco, SMU, Sonda y Watt’s. Asimismo, acciones de compañías extranjeras, como Bank of America, Citigroup, Coca Cola y Google, entre otras, y cuotas en fondos de inversión de Moneda (Pionero y Small Cap Latinoamérica), fondos mutuos de Security y bonos de Salfacorp.
Dicho patrimonio no sería en ningún caso lo que concentra la fortuna personal o familiar de Piñera. Solo Bancard participa en una veintena de sociedades de inversión e inmobiliarias, además de ser un activo inversionista en fondos alternativos, entre otros internacionales.
De hecho, tras haber traspasado los activos en fideicomisos, la estructura corporativa de Bancard empezó a trabajar en nombre de Inversiones Odisea, sociedad controlada por los hijos del Jefe de Estado y que es una de las principales matrices dentro de la malla familiar societaria de los Piñera Morel.
Una comunicación interna de Nicolás Noguera, gerente general de Bancard, dice que el cambio “tiene por objeto reflejar de mejor manera nuestra actual estructura corporativa”
Según información oficial actualizada, en la actualidad Bancard Inversiones Ltda. –la que es controlada en un 66,85% por Piñera Echenique– tiene participaciones 18 sociedades, de las cuales se desprenden otros activos. Diptel, Redes Telas y Plásticos Argentina, FSC Inversiones Santa Magdalena, Vox Populi, Agrícola y Ganadera Los Corrales, Inversiones Santa Cecilia, Inmobiliaria Club de Golf Valle Escondido, Inversora San Juan, Inmobiliaria El Boldo, Inversiones Totoralillo, Inmobiliaria Vergara, Viña Undurraga, Inversiones Las Bandurrias, Inmobiliaria Casagrande Limitada, Inversiones Inmobiliarias Bancard e incluso inversiones en Mantos Copper y Anglo American Chile Inversiones, configuran la lista en la que el family office de Piñera participa como inversionista.
De esta lista, varias empresas se han hecho conocidas por distintas coyunturas. Por ejemplo, Inmobiliaria El Boldo y Vox Populi, ambas controladas por el Mandatario, rectificaron impuestos ante el Servicio de Impuestos Internos (SII) por una serie de pagos de facturas en pleno estallido del caso de las platas políticas.
También la inmobiliaria Valle Escondido, cuya propiedad es compartida por la familia Cueto y que, según Ciper, fue una de las compañías zombis que compró Piñera para ahorrar impuestos, considerando que podía, a través de estas, declarar pérdidas.
En Anglo American la participación de Bancard sería menor, pues desde el entorno del Mandatario explican que la razón de por qué sigue apareciendo esta sociedad como inversionista puede deberse a reestructuraciones antiguas. Sin embargo, el detalle respecto del porcentaje es una incógnita.
Sí se conoce el monto: son $125 mil que Inversiones Santa Cecilia tiene invertidos en Anglo American Chile, capital que no se entregó en un fideicomiso por tratarse de una sociedad anónima cerrada.
De Bancard se desprende casi una veintena de compañías, pero esta es solo una filial más.
Bancard es controlada por Sebastián Piñera, sus cuatro hijos, Inversiones Odisea y el fondo de inversión privado Mediterráneo, a través del cual se hizo la ruidosa transacción de compra en la pesquera peruana Exalmar.
Inversiones Odisea participa en Administradora Bancorp, Minería Activa Dos SpA, además de Bancard. En Odisea los socios son los cuatro hijos del Presidente: Juan Sebastián, María Cecilia, Cristóbal y Magdalena, además de Inversiones La Ilíada, cuya propiedad corresponde a los dos varones entre los mencionados y a los seis nietos del Presidente, todos hijos de Magdalena y Cecilia Piñera Morel.
Una de las sociedades clave en este patrimonio es Inversiones Bancorp e Inversiones Santa Cecilia. En la primera, hasta la fecha, todos los miembros de la familia Piñera Morel siguen apareciendo como socios, a pesar de que el Mandatario comunicó el año pasado su salida de la propiedad; mientras que en la segunda sus socios son Inversiones Bancorp y Bancard.
En mayo de 2017, al anunciar la constitución de su fideicomiso, Sebastián Piñera comunicó su salida de Inversiones Bancorp junto con Cecilia Morel. Si bien en los registros de información comercial actualizados a marzo de este año siguen apareciendo como socios, Piñera comunicó que ambos se retiraron del 16% que tenían en dicha sociedad, capital que fue equivalente a US$165 millones, que luego se invirtieron en depósitos a plazo en Banco Itaú CorpBanca.
Solo esa operación habría valorizado a Bancorp en más de US$1.700 millones.
Por su parte, Inversiones Santa Cecilia tiene participaciones en 11 sociedades distintas: FSC, Inmobiliaria El Canelo del Valle, Inversiones Santa Magdalena, Inversiones Antupirén, Inversiones Aéreas CGP Uno, Inmobiliaria Los Refugios, Materiales Industriales, Aconcagua, Inversiones Inmobiliarias Bancard, FINS SpA e Inmobiliaria Alto Antupirén.
En cuanto a los cuatro hijos de los Piñera Morel, en solo cuatro compañías estos no comparten sociedad. Sí, en cambio, son todos socios en Inversiones Bancorp, Bancard, Editorial Los Andes, Inversiones Bancard Limitada, Inversiones Futuro, Inversiones y Asesorías Milenio y Odisea.
En cuanto a los patrimonios personales, el hijo mayor del Jefe de Estado, Juan Sebastián, tiene Inversiones Lelán Limitada y BP Capital. Magdalena Piñera figura con Inversiones Pocho Ltda. y Cristóbal Piñera Morel con Happy Bunny SpA.
Solo considerando el derecho a retiro que habrían ejercido Piñera y Cecilia Morel de Inversiones Bancorp, el cual –como se señaló– habría valorizado a esa empresa en alrededor de US$1.700 millones, más los US$1.170 millones que recientemente la familia delegó en un fideicomiso, permitirían suponer que los US$2.700 millones responden a un cálculo conservador que hizo Forbes respecto de su patrimonio familiar.
El propio Presidente ha afirmado que ignora las fuentes y la metodología utilizada por dicha revista y, además, en mayo pasado –cuando hizo una declaración de US$800 millones al Servel– afirmó que dicha cifra respondía a un cálculo conservador de su patrimonio personal, pues era a valor libro de sus sociedades y los avalúos fiscales de sus propiedades, los cuales suelen ser muy inferiores a los valores de mercado.