Los $18,5 millones por trabajador, zanjados en el acuerdo in extremis de este lunes ante el fantasma de la paralización y alcanzado tras meses de negociaciones, vuelven a ubicar esta herramienta de negociación a niveles de 2013, cuando varias mineras locales entregaron suculentos bonos, entre ellos el récord histórico de $23 millones entregado por Escondida. Precisamente la minera de BHP enfrentará en los próximos meses el próximo apretón, cuando retomen las negociaciones interrumpidas tras la huelga de 43 días que incluso impactó el PIB del país.
Los $15,5 millones más otros $3 millones en un crédito blando a los trabajadores, que totalizan 18 millones y medio, es la cifra definitiva que obtuvieron los sindicalizados de minera Los Pelambres como bono de término de conflicto, en una negociación que duró varios meses y que pasó tanto por su fase anticipada, colectiva y luego un periodo extendido de «buenos oficios». Todo con tal de evitar la que hubiera sido la primera huelga en el grupo minero de los Luksic. Los trabajadores y la empresa finalmente firmaron su nuevo contrato colectivo que se extenderá por 36 meses.
Pero este hito no tan solo significó que Antofagasta Minerals mantiene su récord de 0 paralizaciones, sino que además se alza como la mayor gratificación recibida desde 2013 en el marco del término de conflicto.
Luego de un largo periodo de bajos precios de los commodities, volvieron a aparecer las grandes cifras vistas hace 5 años, donde se registraron beneficios históricos a sindicatos mineros en nuestro país. Ahí aparece el de Escondida, que en enero de 2013 alcanzó un bono por $23 millones, máxima cifra registrada a la fecha.
Aquel 2013 además los trabajadores de Chuquicamata obtuvieron un bono por $19,8 millones, mientras que el sindicato de Collahuasi logró $19 millones para cada uno de sus socios.
Todo parece indicar que este 2018, también cargado de negociaciones colectivas en el sector minero, podría ver nuevamente altas cifras, luego de que el bono por término de conflicto se haya transformado en la llave maestra para desactivar eventuales paralizaciones.
Pero pese a la masiva serie de negociaciones que se avecinan, todos los ojos parecen estar nuevamente en lo que pase en Escondida. Tras los 43 días de paralización que registró en marzo de 2017, los trabajadores de la mayor productora de cobre del mundo decidieron posponer su negociación para acogerse a la nueva regulación, una apuesta por lo menos arriesgada.
Fuentes conocedoras de las negociaciones anticipan que el piso por lo menos sería de «18 millones hacia arriba», en el caso de un bono de término de conflicto. Cabe destacar que todas las miradas estarán puestas en dicha negociación, que afecto duramente la producción de cobre del país e incluso el PIB durante la primera parte del año pasado.
En ese sentido, fuentes cercanas a la negociación anterior señalan que habrá mucha presión en alcanzar un resultado superior al vivido hace menos de 18 meses, ya que las bases «no van a resistir otra batalla así de dura», añadiendo que «por un resultado económicamente igual al del año pasado, no habría valido la pena haber pospuesto su negociación».