Esta semana la Corporación de Fomento salió de nuevo a las primeras planas, después que SQM vendiera su participación a la firma china Tianqi. El ex vicepresidente de la estatal, Eduardo Bitran, advirtió sobre los riesgos de concentración de la operación. Aunque Sichel comunicó que tomará distancia y se inhabilitará, la pregunta es cómo, más allá de la anunciada comisión supervisora, llevará a la mesa los intereses del Gobierno, tomando en cuenta que sus conflictos de intereses, por haber sido socio de Albemarle, lo mantienen al margen de las decisiones estratégicas.
Hace casi un mes que Sebastián Sichel fue designado como vicepresidente ejecutivo de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) y desde ese momento su nombre ha incomodado, tanto al interior del Gobierno de Sebastián Piñera –que lo eligió para instalarlo a la cabeza de la estatal–, como entre los críticos de la gestión, que lo han usado de blanco por sus posibles conflictos de intereses.
Ex DC –fue parte clave de Ciudadanos y de las campañas de Andrés Velasco–, al parecer no era el favorito del Ministerio de Economía para asumir el cargo y hay quienes atribuyen su llegada a un pago de favor electoral por el respaldo en segunda vuelta al actual Mandatario. A ello se suma su conflicto de intereses con el tema del litio, clave para la actual administración.
El aterrizaje de Sichel en la Corfo no fue del todo amistoso y siguen vigentes los anticuerpos que desató su llegada al órgano que depende del Ministerio de Economía y donde el jefe en rigor es el ministro, José Ramón Valente. Esa designación tardó varias semanas. La Moneda debía dar con el reemplazante de Eduardo Bitran y la tarea no parecía fácil, no solo porque el ingeniero y economista conocía cada detalle de la Corfo, al punto que no había asunto que no pasara por sus manos, sino por el hecho de que al momento de dejarla quedaron temas clave en el aire. Bitran denunció ante la Fiscalía Nacional Económica (FNE) el riesgo de que nuevas empresas chinas ingresaran a la propiedad SQM –por medio del 32% que adquirió Tianqi–. De paso, realizó asimismo una denuncia ante el Servicio de Impuestos Internos (SII) por supuestas irregularidades en los esquemas tributarios de Albemarle, otra de las inversoras chinas en la industria local, última firma a la que Sichel asesoró.
Es cierto que se habló por días de esos conflictos de interés, pero hasta ahora no se han exhibido los informes que Sichel redactó como parte del staff de la agencia Paréntesis. Una asesoría que buscaba saber con qué marca era mejor que operara Rockwood en Chile, luego de fusionarse con Albermarle. Entre los que conocen a Sichel, saben que su trabajo se acercaba más al de un lobbista y no al de un simple asesor de marketing. Algo de ese trabajó deslizó en la Revista Capital hace unos días. “Hice una auditoría de percepciones: fue una encuesta que buscaba ver cómo impactaba la crisis de credibilidad de empresas del litio, a raíz del caso SQM, en la marca de otro actor de la industria, que entonces era Rockwood”, comentó.
La encuesta no ha sido revelada por Sichel ni por Albermarle y se habría llevado a cabo en la misma época en que Azerta también trabajó algunos temas estratégicos de lobby con la empresa china. Si bien algunas fuentes comentan que la firma ligada a Cristina Bitar no tuvo mayor interacción con Sichel, otros conocedores del tema aseguran que, fiel a su estilo, el ex DC intentó pautear la agenda de Azerta, lo que no se le permitió.
[cita tipo=»destaque»]Aunque Valente y Sichel han mantenido un tono totalmente cordial, se sabe y comenta que las últimas semanas han sido algo tensas. Roces que no serían gratuitos, considerando que el ministro se habría enterado por la prensa de la creación de la comisión del litio y, si bien esta parece una buena salida, al equipo de Economía le habría gustado, al menos, participar de la evaluación de la idea.[/cita]
Cercanos a la industria agregan que, además, en esa época habría ofrecido sus servicios a otras empresas de la industria del litio. “Al parecer era un sector que le parecía llamativo”, comentó un conocedor del área.
Los conflictos de intereses también tienen esquirlas en SQM. Sichel es cercano al presidente de las Cascadas, Rafael Guilisasti, con quien comparten ideas políticas en Ciudadanos. La relación de Guilisasti con la Corfo ha sido constante, tanto, que una de las últimas reuniones de lobby registradas por Bitran en el verano fue precisamente con el empresario. Eso en su calidad de presidente de una de las firmas clave de la industria.
El mismo Sichel ha salido a blindarse de un eventual conflicto de intereses y los cuestionamientos. Ya dijo que optará por no tomar directamente las decisiones en materia del litio y designó una comisión que revisará cualquier tema relacionado con la supervisión de los acuerdos firmados con estas empresas por la Corfo. “La nueva entidad estaría conformada por personas de un perfil más técnico y le reportará directamente al consejo directivo de la Corfo, que está integrado –además del vicepresidente ejecutivo– por los ministros de Economía, Relaciones Exteriores, Hacienda, Desarrollo Social y Agricultura”, detalló a Pulso.
La intención parece buena; sin embargo, la estrategia, confusa. Para entenderlo hay que retroceder unas semanas, hasta poco antes de que fuera designado Sichel en Corfo. En ese momento en que el ministro de Economía analizó algunos nombres para la entidad, como habitualmente se hace en estos casos y su apuesta –aseveran cercanos– fue su ex socio, Hernán Cheyre, quien ya había ocupado el cargo en el Gobierno anterior. Si bien en un principio se «palabreó» que también podían imputarle conflictos de intereses por haber sido socio de Valente en Econsult, la conclusión fue que ya había salido de la firma al entrar al Ejecutivo y que además el trabajo de Cheyre en Corfo había sido bien evaluado. La dupla podía operar en armonía y con mucho feedback, pues además se conocen en el plano personal y se tienen total confianza.
Pero al avanzar a abril y luego de pasar por el segundo piso de La Moneda, la propuesta se fue desinflando. El anuncio entonces fue que Sichel era el candidato. Desde Economía hicieron hincapié en que su arribo a Corfo los dejaría en un lugar incómodo y que, una y otra vez, la oposición, en cada tema que se refiriera al litio, podría sacarle trapitos al sol. Pese a todo, fue ungido en el puesto.
Si bien algunos en el Gobierno dicen que el nombramiento fue «el pago» a Ciudadanos por el apoyo a Piñera en la segunda vuelta, para otros solo se trata de darle un aire renovado a la Corfo, más cercano al emprendimiento, a la innovación y que deje de lado una gestión que el último tiempo se personalizó mucho con Bitran. Los más escépticos no creen ninguna de estas versiones.
Aunque Valente y Sichel han mantenido un tono totalmente cordial, se sabe y comenta que las últimas semanas han sido algo tensas. Roces que no serían gratuitos, considerando que el ministro se habría enterado por la prensa de la creación de la comisión del litio y, si bien esta parece una buena salida, al equipo de Economía le habría gustado, al menos, participar de la evaluación de la idea.
La presentación en sociedad de Sichel no pasó inadvertida. La misma comisión se anunció en medios como El Mercurio y Pulso, además el vicepresidente Ejecutivo de Corfo ha concedido entrevistas a revistas como Capital y algunos otros medios, aterrizando en Corfo con una agenda fuerte en medios. El Mostrador solicitó repetidas veces conversar con él, pero se señaló que no tenía disponibilidad de agenda.
Algunas de estas apariciones dejaron heridos. “Hay algo que para mí es súper importante y que tiene que ver con la razón por la que yo estoy en la Corfo y le acepté al Presidente Piñera estar en la Corfo, y es que el tema litio tiene que dejar de estar asociado a Eduardo Bitran o al vicepresidente de la Corfo de turno, sino que tiene que ser un tema institucional de la Corfo”, dijo el 7 de mayo a T13 Radio.
Cercanos al Gobierno comentaron que no se explica cómo, siendo una industria estratégica clave para el país, Sichel llevará a la mesa –comisión mediante– la postura gubernamental. “Tendrá entonces que hacerlo el ministro de Economía. Pero claro que es raro”, dijo un cercano a la administración de Piñera.
Desde el Gobierno se le habría pedido que no se sobreexponga y que lo mejor es acelerar la presentación de su plan de trabajo, para concentrarse en ello.
Por otro lado, resulta clave el equipo que lo acompañe en la estatal. Como toda autoridad, tiene potestad para ponerse a trabajar con asesores de su confianza, pero el Gobierno quiere tener especial cuidado con ello. Por eso, le pidieron a Sichel que cualquier puesto estratégico, como el fiscal de la entidad u otros, pase por el visto bueno de Valente y su equipo. En el Ejecutivo no quieren que después se le impute a Economía o al Gobierno central no haber hecho los cruces necesarios para evitar nuevos cuestionamientos por conflictos de intereses.
Hasta ahora, y mientras se define todo el equipo de Corfo, Sichel está apoyándose en Andrés Baytelman, su jefe de gabinete, director ejecutivo de Plural Chile.
Dicen que tiene una personalidad especial, autoritaria, llevado de sus ideas. Que también parte de eso lo llevó a dejar la DC y participar de la fundación de un nuevo partido, pero que ese estilo le ha costado amistades. De la falange se sabe que salió quebrado con varios personeros y en Capital se refirió a las diferencias que ahora también tiene con Velasco, líder de Ciudadanos. «Nuestro error fue pensar que bastaba con Andrés Velasco», comentó, apuntando que no podía gobernarse con individualismos.
Si bien para quienes confían en Sichel todo se reduce a que tiene una impronta digna de admiración, quienes no comulgan con su personalidad hablan de su exceso de ego, uno alimentado –en parte– por el mismo círculo con el que guarda profunda lealtad, como Jorge Errázuriz, también de Ciudadanos y quien en varias entrevistas ha dicho que podría ser un presidenciable y es parte de su círculo de hierro.
En la presentación ante los funcionarios regionales de Corfo, lo que se hizo mediante teleconferencia, su discurso llamó la atención. Habló de la relevancia del cargo y algunos presentes dicen que parecía más candidato que nuevo jefe de la estatal. Su personalidad, lejos de ser tímida, le ha valido el apodo de “El Sultán” al interior de la entidad, en honor al personaje de las teleseries turcas que imponía su autoridad en el Imperio Otomano.
La semana pasada, en tanto, en la presentación de los nuevos pagos a Pymes por parte del Gobierno en La Moneda, Sichel se sacaba selfies mientras las autoridades, partiendo por el Presidente de la República, Sebastián Piñera, daban sus discursos. “Demasiado millennial”, fue el comentario de varios presentes en la actividad.
El episodio hizo a otros recordar las redes sociales del vicepresidente de Corfo, en particular una foto familiar con La Moneda a sus espaldas y con la leyenda que reza que probablemente un día trabajará allí.
Quienes apoyan su gestión aseguran que su llegaba a Corfo está lejos de ser el pago de una cuota política y que, por el contrario, el objetivo es que la entidad estatal deje de ser solo litio, insistiendo en que el Gobierno debe seguir invirtiendo en esta materia. Algo que no habría sido asunto compartido por la dupla Valente-Cheyre y que solo podría ser sacado adelante por alguien que reme insistentemente por esta agenda.
La duda dentro del mismo Ejecutivo es cómo, cuando el tema del litio puede tomar ribetes delicados, por ejemplo, si la Fiscalía Nacional Económica decide abrir investigación –hoy en admisibilidad– por la venta de Nutrien a Tianqi o bien el SII abre una investigación contra Albemarle por la denuncia de Bitran.
Un poco confuso, un tanto incómodo. Deberán estar preparados para los cuestionamientos.