Zar del acuerdo y la negociación, ha sido clave en asesorar grandes compañías en problemas. Sus redes han dado apoyo a empresarios bajo escrutinio público como Alvaro Saieh, Julio Ponce Lerou, los hermanos Cueto y “los Carlos”, y a firmas en problemas como Penta, SQM, LAN, Financoop o el Consejo Minero. En todas partes su influencia ha parecido como inevitable para poderosos que necesitan salir del ojo del huracán. Aunque bastante magullado por el caso de Nicolás López, su influencia en asesoría en asuntos públicos sigue –por ahora- vigente.
Enrique Correa Ríos ha debido sortear un vendaval en las últimas semanas, luego del episodio con su último cliente, el director de cine Nicolás López acusado de acoso y abuso sexual. Su consultora Imaginacción quedó en el centro de la polémica luego que las dos principales cadenas de diarios, La Tercera y El Mercurio, expusieran públicamente sus operaciones.
Algo poco común en la relación del grupo Copesa y el Mercurio con Correa, quien ha tejido una frondosa relación con los medios, en conjunto con una prolífera acción a nivel de asuntos públicos, la principal área de acción e ingresos de su consultora, enfocada en la gestión de intereses o lobby.
La nube negra que ha debido enfrentar, sin embargo, aún no es claro si lo ha magullado de forma relevante, dada la relación permanente y de años que ha tenido con distintas empresas, empresarios y entidades de carácter público. Pero no solo en esas lides tiene influencia, sino que en el mundo económico el poder de Correa es reconocido, su llegada, sus redes de contactos y la extensa data de los vínculos lo han hecho, muchas veces, indispensable, o casi.
Su servicio no está concentrado en lo que le salió mal con López, la comunicación corporativa, sino en Asuntos Públicos. Allí, su presencia en las grandes empresas públicas y privadas es relevante y sabe rodearse de quienes le ayudan a construir su influencia y solucionar los conflictos que se le presentan a sus clientes.
«Asesor en las sombras» o «El Padrino» son algunos de los calificativos para su rol, uno que tiene una impronta clara: prever conflictos, buscar acuerdos, negociar. Si hay crisis, la labor es más compleja, pero sabe salir de ella.
Era el 21 de marzo de 2012, en el auditorio principal de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) y Enrique Correa Ríos desplegaba ante los grandes empresarios su mirada sobre cómo enfrentar un país distinto y convulsionado por las masivas movilizaciones estudiantiles de 2011, que instalaron discusiones ajenas al sentir de la elite, como el fin al lucro en la educación. “Si todo lo que hacemos ahora es oponernos a los cambios estos cambiarán fuera de nuestro control, si lo que hacemos es oír lo que ocurre y cooperar con los cambios, seguiremos jugando un papel en los asuntos del país, esa es la disyuntiva”, señalaba entonces añadiendo que esta idea debía aplicarse a la entonces inevitable Reforma Tributaria, que ya se cuajaba en sectores de la ex Nueva Mayoría y que se transformaría en una polémica legislación en materia impositiva.
Adelantado a los tiempos, planteaba en ese momento la necesidad de “convertir a la reforma tributaria -alza acotada de impuestos por el terremoto de 2010- en una ocasión de acuerdo que dé estabilidad en el mediano plazo, lo que requerirá un esfuerzo mayor que el anunciado por el gobierno, sino el tema seguirá siendo materia de campaña y por ende, un asunto de incertidumbre”.
Correa hablaba en confianza. Un número importante de socios de la Sofofa ha sido o es asesorado por su empresa. De hecho, a su lado encabezaba el evento el ex presidente del Banco Central (BC), Vittorio Corbo, un hombre cercano a la derecha, pero que llegó al cargo en el gobierno de Ricardo Lagos. Su jefe de comunicaciones en el BC desde entonces fue Luis Álvarez, quien hasta 2006 justamente había sido consultor de Correa en Imaginacción y a quién a comienzos de 2017 con la llegada de Mario Marcel a la presidencia, se decidió terminar con su contrato.
“A él lo buscan porque es brillante”, afirmó un ex colaborador de Correa, quien descartó que asuntos públicos (lobby) y comunicación corporativa (medios) crucen el muro interno de Imaginacción, misma fuente que recalca que el cuestionado caso de López se debió a un error de Claudia Miralles, la gerente de comunicación corporativa.
El fuerte de Correa está en el lobby, así partió y sigue siendo así.
“Si el conflicto se niega, si su resolución demora, por la vacilación del líder o dudas de los actores, si soluciones no son inteligentes, los conflictos derivan en crisis. Los conflictos y sus soluciones permiten progresos graduales, las crisis, no son el fin, pero requieren cambios mayores y de mayor velocidad”, le decía Correa a los empresarios reunidos en el encuentro CorpAraucania, en 2014.
[cita tipo=»destaque»]Era el 21 de marzo de 2012, en el auditorio principal de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) y Enrique Correa Ríos desplegaba ante los grandes empresarios su mirada sobre cómo enfrentar un país distinto y convulsionado por las masivas movilizaciones estudiantiles de 2011, que instalaron discusiones ajenas al sentir de la elite, como el fin al lucro en la educación. “Si todo lo que hacemos ahora es oponernos a los cambios estos cambiarán fuera de nuestro control, si lo que hacemos es oír lo que ocurre y cooperar con los cambios, seguiremos jugando un papel en los asuntos del país, esa es la disyuntiva”, señalaba entonces Correa.[/cita]
Sabe de acuerdos y de negociación. Lo hizo cuando asumió en la Secretaria General de Gobierno en el gobierno de Patricio Aylwin. Según recuerda el fallecido ex ministro de la Segpres de dicho gobierno, Edgardo Boeninger, en su libro «Democracia en Chile, Lecciones para la Gobernabilidad», Correa asumió el rol de intermediar con los militares en un período de alta tensión política por la presencia institucional de Pinochet, además de ser clave en dar respaldo “incondicional” a la política económica que se llevaba adelante con el titular de Hacienda, Alejandro Foxley, en momentos en que se requería el respaldo de todo el equipo político.
Correa no volvió a asumir nuevos roles en los siguientes gobiernos de la Concertación y desde 1996 partió con Imaginacción.
A fines de los ’90 tendría sus primeras apariciones como asesor en conflictos de autoridades o empresas. Sin embargo, su primera gran polémica surgió en 2003 cuando en el gobierno de Lagos se apostó por instaurar un impuesto específico a la gran minería, que generó alta tensión con una industria que en ese momento comenzaba a mostrar indicios de recuperación, tras varios años en que el precio del cobre llegó incluso a estar bajo los 60 centavos de dólar, lejos de los US$ 3 dólares a los que llegó en los siguientes años.
En ese momento, Correa asesoraba al Consejo Minero. El gerente general del gremio, Eduardo Loyola, era un buen link pues fue subsecretario del Trabajo en tiempos de Aylwin. Esa asesoría encendió los ánimos y desde el PS comenzó una fuerte presión para que el ex ministro socialista definiera en qué «lado» estaba, emplazamiento que derivó en su decisión de abandonar su partido, a diferencia de Loyola quien no solo continuó su labor, sino que más tarde asumiría la gerencia que se relacionaba con los trabajadores en Codelco en el primer gobierno de Bachelet.
La polémica también lo afectaría en un episodio aún más polémico y que tuvo en las cuerdas al gobierno de Lagos, el MOP-Gate. El proceso judicial que enfrentó Carlos Cruz, coordinador de concesiones en el gobierno de Eduardo Frei Ruiz Tagle y ministro de OOPP en el de Lagos, terminó con éste tras las rejas, siendo Correa uno de los primeros en visitarlo y quien después le tendió la mano en términos laborales para incorporarlo en Imaginacción. Hombre clave del laguismo, Cruz terminó creando una de las áreas importantes de Imaginaccion denominada Diseño de Negocios.
Algo parecido ocurrió con el ex ministro Rodrigo Peñailillo, quien dejó en 2015 su cargo de ministro del Interior y terminó autoexiliado de la política tras el escándalo que generaron sus presiones al Servicio de Impuestos Internos cuando el Ministerio Público comenzaba a indagar en detalle los pagos a Giorgio Martelli, encargado de finanzas de la campaña de Bachelet en 2013, para quien Peñailillo había realizado asesorías.
Hoy, según publicó Capital hace pocos días, el ex titular de Interior está estudiando en el extranjero y recibiría aportes de Correa para su mantención. “Es la forma que tiene de mantener su poder”, señala una fuente que conoce cómo funciona Correa, quien acostumbra tener cuentas con clientes por largo tiempo, estableciendo vinculaciones más allá de la mera asesoría.
Así lo entienden, por ejemplo, para el caso de SQM, donde Imaginacción fue asesor de Julio Ponce. En 2016, el ministerio publico le pidió a Imaginaccion responder por pagos hechos por SQM a la firma, los que superarían los 900 millones de pesos ente 2008 y 2015. Aunque según la empresa la información fue clarificada, las dudas quedan instaladas sobre los vínculos que mantiene Correa con la minera y con Ponce Lerou.
Según el registro de lobby, la agencia de Correa es de las más asiduas en pedir reuniones con autoridades. Justamente, Imaginacción fue la que más promovió regular la actividad y cuando la ley fue aprobada, Correa dijo que lo peor que podría pasar era que no se legislara. Pero la norma ha generado polémica pues el registro tiene numerosas vías para evadirla.
En esa lista figuran desde el Consorcio Salud Oriente, que remodela el Hospital Salvador, para cuyo cliente la agencia pidió numerosas visitas a distintas autoridades en el gobierno anterior, al igual como con otros clientes, como la industria alimenticia, a la que asesoró a propósito de la disputa por la Ley de Etiquetado, que hasta hoy genera polémica con ese sector.
O la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI) con la cual han coordinado reuniones con registro de lobby con autoridades sectoriales y municipios. Vicente Domínguez, director ejecutivo del gremio asegura que Imaginacción solo les ayuda a gestionar las reuniones, que luego son parte del registro, más no para “operar”, que les entregan clipping de noticias diario, presentaciones semestrales del propio Correa a los socios en sus asambleas y labores más de comunicación estratégica que lobby.
Pero Correa hace lobby y tiene éxito. Así ocurrió con Financoop, la cooperativa que en agosto de 2017 quedó paralizada luego que el Ministerio de Economía pidiera su liquidación judicial, tras una engorrosa disputa con la administración de la firma, que conducen personeros ligados a la ex Concertación, en especial a la DC. Con Imaginacción como asesor, el caso comenzó a atenuarse y el gobierno entró en silencio, sin parlamentarios que presionaran a la cooperativa y con una comisión investigadora que sólo se enfocó en los problemas de fiscalización del gobierno.
En enero de 2017 y tras gestiones de uno de sus consejeros, el DC Carlos Mladinic, y de Imaginacción el caso se cerró con un acuerdo con Financoop. La firma reconoció formalmente una pérdida cercana a 10 mil millones de pesos, aunque ya protegida por el acuerdo judicial que se aprobó en mayo, dejando a más de 2 mil ahorrantes con 45 mil millones de pesos en depósitos en el corralito de la cooperativa y con la sola esperanzada de recuperar parte de ese dinero en 5 a 10 años plazo.
Hasta hoy no hay multas ni sanciones a la cooperativa por el caso y de hecho la Subsecretaria de Economía, a cargo de la división que veía las cooperativas, figuró como candidata a la mesa del PPD recientemente.
Polémica también fue su asesoría al millonario brasileño, Eike Batista, que hoy está condenado por corrupción en Brasil y que en el gobierno de Piñera no pudo con la presión de las comunidades locales en el norte del país cuando quiso instalar una mega central a carbón, Castilla, que finalmente no prosperó por una operación del propio Piñera. O en TVN, cuando Mauro Valdés asumió la conducción en el primer gobierno de Piñera; la estación estatal terminó designando a Alberto Luengo, ex ejecutivo de Chilevisión y de Imaginacción, como Director de Prensa. Luengo ha vuelto a Imaginacción después de su salida de TVN.
Correa suele ser exitoso. Aunque no siempre. Cuando controlaba CorpBanca, Álvaro Saieh entró en una crisis de liquidez producto de los rumores por la triangulación de créditos a SMU. Pese al impacto que tuvo, la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (Sbif) ni siquiera realizó investigación, aunque silenciosamente tres meses después emitió una circular para regular con mayor precisión los créditos a entidades relacionadas. Pero a fines de enero de 2014 se conocería el acuerdo para traspasar el control de CorpBanca al Banco Itaú, lo cual fue el costo que debió pagar Saieh por sus enredos financieros.