Se rumorea que Argentina se dolarizará.
La dolarización implicaría renunciar al instrumental de la política monetaria con el fin de comprar un “seguro contra la inflación”. Este seguro tendrá costos fiscales, pues deberá renunciarse al señoraje y a riesgos de viabilidad externa, ya que la fijación “dura” de una paridad puede implicar pérdidas de competitividad.
Las tasas de interés internas se ajustarán a los niveles internacionales.
Se recuperará el ahorro, porque se elimina el riesgo de devaluación, y se facilitará el financiamiento, porque es más factible acceder a créditos en el sistema financiero.
Aumentará la productividad de las empresas, ya que podrán reducir sus costos, en especial los financieros.
Beneficiará a los asalariados, a los empleados, por cuanto no se deteriorará la capacidad adquisitiva de sus sueldos, cuando se sincere la economía.
Facilitará la planificación a largo plazo, pues permitirá la realización de cálculos económicos que harán más eficaces las decisiones económicas.
Se generará disciplina fiscal, en tanto el gobierno no podrá emitir dinero. La corrección del déficit fiscal solo se podrá hacer mediante financiamiento.