Diputados de la Democracia Cristiana piden revisar la posibilidad de rebajar o derechamente eliminar el gravamen, “implementando nuevas fórmulas que sí beneficien a la clase media”, aseguran. El precio de la bencina está en las nubes y el ministro de Hacienda defendió el tributo por el impacto social que representa su recaudación.
La semana pasada se registró la quinta alza consecutiva en el precio de los combustibles. En Santiago, por ejemplo, la bencina de 97 octanos, en la estación de servicio más cara, se encuentra por $913 e incluso, en regiones, esta ha llegado hasta los $1000.
Estas alzas han despertado la preocupación y reabierto un debate en medio de la discusión por la reforma tributaria. Los diputados DC Raúl Soto y Gabriel Silber plantearon la necesidad de revisar el impuesto específico a los combustibles, señalando que “con las sucesivas alzas y el trámite del proyecto de simplificación tributaria, no existe mejor escenario que éste para realizar cambios“.
«Es un impuesto que puede no ser popular, pero está recaudando cerca de US$ 2.500 millones y está ayudando a financiar programas sociales”, manifestó el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, hace algunas semanas.
Al respecto, el diputado Soto afirmó que “si bien sabemos que este es un impuesto que reporta una recaudación muy alta y que es significativa para realizar beneficios sociales y políticas públicas que van en beneficio a la población, no podemos pretender seguir afectando con ello a la clase media”.
El parlamentario agregó que “se deben buscar otras vías de recaudación fiscal y para eso el Gobierno tiene que abrirse a incluir en el proyecto de modernización tributaria el principio de progresividad, y así considerar un aumento a los impuestos a las grandes empresas y a las personas más ricas del país”.
Soto plantea distintas alternativas para buscar “nuevos nichos de recaudación” y explicó que estos pueden ser “el mercado de capitales, la compra venta de acciones y otro tipo de mercados que no están lo suficientemente regulados y no están aportando lo que se espera para la economía chilena. Sabemos que en este mercado existe mucha especulación, tráfico de influencias, pero poco beneficio y contribución al fisco y al desarrollo económico y social de Chile».
Por su parte Gabriel Silber, integrante de la Comisión de Economía de la Cámara, se refirió a las diferencias entre los impuestos pagados por algunas empresas, en comparación con lo que pagan las personas, señalando que “frente a las alzas, gremios importantes de nuestro país pasan indemnes por tener rebajas tributarias importantes, en cambio los chilenos que con mucho esfuerzo han comprado un automóvil y que utilizan este medio de transporte para trabajar, no pueden hacerlo”.
Silber finalizó precisando que “proponemos al Gobierno, abrirse a revisar la situación del impuesto específico al combustible y ver la posibilidad de rebajarlo e incluso de eliminarlo, de manera tal, que podamos quitar la carga que hoy está sobre los hombros de la clase media”.