Ante la creciente popularidad del bitcoin y su extraordinario encarecimiento en el último tiempo, no cesan de surgir dudas sobre si la moneda virtual puede desbancar a las divisas convencionales o si es una burbuja a punto de estallar.
El incremento del precio de un bitcoin desde su equivalencia con el dólar en 2011 hasta hoy, a un precio de 6.674,43 dólares, ha fomentado una clásica fiebre especulativa, en la que cada vez más personas pretenden sacar tajada de la compra y posterior venta de una mercancía por un precio considerablemente más alto. También existe un futuro de Bitcoin (el futuro a diciembre de 2018 se cotiza en 6.405 dólares)
Sin embargo, las burbujas especulativas explotan tarde o temprano. Para crear una burbuja también hacen falta personas que se consideren inversionistas sensatos en medio de otros que no sean tan listos como para comprarles a ellos después su «producto», sea el que sea, a un precio muy superior.
Eso nos retrotrae a los Países Bajos durante el siglo XVII, cuando una euforia especulativa conocida como «tulipomanía» elevó los precios de los bulbos de tulipán a niveles desorbitados, dando lugar a una gran burbuja económica y a una formidable crisis financiera. La insólita demanda de bulbos que impulsó sus precios, motivó el nacimiento de futuros y opciones de compra de ellos.
Se empeñaban haciendas para comprar bulbos, la euforia convertía a pobres en ricos y a los ricos en superricos. En 1935 un bulbo llegó a costar un precio equivalente a 24 toneladas de trigo. En febrero de 1936 la burbuja estalló : todo el mundo quería vender y nadie compraba.
La bancarrota golpeó a todas las clases sociales. El sector de los tulipanes se vio repentinamente en la quiebra más absoluta.
Pero la burbuja de Bitcoin nos dice tanto sobre la importancia de esta moneda como lo hace la «tulipomanía» sobre la relevancia de la floristería en el siglo XVII.
La economía está al borde de un cambio y la causa es Internet. El Bitcoin es un buen reemplazo del dinero en efectivo para los negocios en línea, ya que no se puede rastrear ni se le aplica una comisión bancaria.
Algunos partidarios de la nueva moneda la comparan con el patrón oro: el concepto de que las monedas deben estar garantizadas por metales preciosos más que por la imprenta de billetes de los bancos centrales o por las promesas del gobierno.
Otro rasgo común con el oro es que la oferta de Bitcoins está limitada a 21 millones de unidades.
Ben Bernanke, ex presidente de la Reserva Federal de USA, señaló que aunque las monedas virtuales suponen riesgos, también hay áreas en las que pueden ser prometedoras a largo plazo.
Chris Salmon, señaló que «las economías actúan mejor cuando tienen una política monetaria
guiada», por eso el Bitcoin nunca se convertirá en nada más que una alternativa al dinero regulado por el Estado.
En el caso de China, este país quiere restringir el uso de monedas virtuales para evitar la salida de divisas de la nación (a través de las transacciones en las que se compre divisa virtual en yuanes). Esta fue una de las razones de la bajada del Bitcoin de los 20.000 dólares