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A los expertos extranjeros tampoco les gustan las AFP Opinión

A los expertos extranjeros tampoco les gustan las AFP

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Entre los principales problemas del sistema de AFP, el grupo de trabajo destaca la baja densidad de las cotizaciones, la baja tasa de cotización (10%) y la edad de jubilación, en particular de las mujeres, pese al crecimiento de las expectativas de vida.


El Centro Internacional para la gestión de pensiones (ICPM, por sus siglas en inglés) ha publicado un estudio bajo el título “Outsider’s View on the Chilean Pension System” («Una mirada externa sobre el sistema de pensiones chileno»). Pese al título, el trabajo está basado en 18 entrevistas a personeros vinculados de diversa manera al sistema (aunque en el listado de entrevistados aparecen 26 personas). En su mayoría los entrevistados son personas vinculadas a las AFP actualmente o en el pasado, ex y actual superintendente de Pensiones, dirigentes políticos vinculados a la derecha. Asesor del grupo de trabajo internacional es el alto ejecutivo de la Asociación de AFP, Fernando Larraín. Solo hay un crítico del sistema. No hay ningún representante ni de organizaciones críticas del sistema de capitalización individual ni de centros de estudios vinculados a las izquierdas y a la centroizquierda.

Pese a lo anterior, llama la atención el reconocimiento de que amplios sectores del país están insatisfechos con el sistema; que pese a haber prometido una tasa de reemplazo de 70%, ella alcanza entre un 35% a 40% en promedio.

Entre los principales problemas del sistema de AFP el grupo de trabajo destaca la baja densidad de las cotizaciones, la baja tasa de cotización (10%) y la edad de jubilación, en particular de las mujeres, pese al crecimiento de las expectativas de vida.

El grupo de trabajo, sostiene que el sistema fue bien diseñado aunque sus parámetros están obsoletos y que el sistema ha entregado una rentabilidad promedio de 8,6%. Sin duda, el grupo de trabajo fue mal informado por parte de las contrapartes nacionales, pues no señala que esa rentabilidad promedio está influida decididamente por las altas rentabilidades en la década del 80, asociadas a la grave crisis financiera que vivió el país, entre otras causales igualmente excepcionales. Solo por esta información falseada el informe puede señalar que “el éxito descansa en los retornos históricos altos que exceden las expectativas de retorno de la inversión en el largo plazo”

Habría sido importante que se le hubiesen entregado al grupo de trabajo informaciones más fidedignas respecto de la rentabilidad efectiva de los fondos de pensiones. Un indicador más representativo es sin duda la rentabilidad desde que se creó el sistema de multifondos (septiembre de 2002), del Fondo C que es el comparable a la rentabilidad de todo el período y que alcanza a 4,87 en el período septiembre del 2002 y septiembre del 2018. Por otra parte, cabe también destacar que la presunta rentabilidad de 8,6% es también engañosa, las grandes rentabilidades de los años 80 tuvieron lugar cuando la acumulación de fondos del sistema era muy pequeña.

El grupo de trabajo identifica cuatro principales problemas del sistema de AFP:

  • Los parámetros están obsoletos
  • El sistema se adapta mal al mercado laboral
  • El sistema de AFP tiene serios problemas de legitimidad
  • Hay una pieza perdida en el diseño

Se puede concordar con la afirmación de los autores del informe que la tasa de cotización es baja en la comparación internacional y que las expectativas de vida han aumentado. No obstante, se les debió haber explicado a los analistas internacionales, que el cambio forzado de sistema desde el de reparto tradicional al de cuentas individuales se justificó con el argumento de que el nuevo sistema era tan bueno que hacía posible rebajar la tasa de contribución, justamente al 10%. De esta promesa no se han hecho cargo los partidarios y principales beneficiarios del sistema.

El informe sí reconoce que el sistema de AFP no es adecuado para el mercado laboral chileno. Sin embargo, en lugar de proponer mecanismos mejor adaptados, propone simplemente que sea el Estado a través del pilar solidario el que se haga cargo del problema, sin que las AFP dejen de recibir pago por comisiones que les permiten conseguir altas rentabilidades. Más aún, el grupo de trabajo no ve ningún problema en que la rentabilidad de las Administradoras, siendo un negocio regulado y por tanto protegido, alcance niveles excepcionales en cualquier tipo de comparación (ver el cuadro siguiente):

Fuente: Superintendencia de Pensiones

En el período 2014 – 2017, la AFP Modelo presenta rentabilidades sobre patrimonio, en promedio sobre 100 anual, pese a que el monto de la comisión que cobra en 0,77 es casi la mitad que cobran las otras AFP en promedio. Al grupo de trabajo no le impresiona la diferencia entre la rentabilidad de los Fondos de Pensiones en los últimos 16 años (4,87%) y la rentabilidad de las Administradoras que en promedio alcanza en el período indicado casi 20%.

El grupo de trabajo no tiene escrúpulos para reírse de los chilenos al señalar que el Estado provee niveles básicos de cobertura en bienes públicos, pero que en materia de pensiones “los servicios Premium” son provistos por el sector privado. ¿Cuánta gente quisiera arrancar del sistema de AFP (servicio premium según el grupo de trabajo) a uno en que el Estado tuviera un rol efectivo? Según el reporte de Praxis, solo el 29% de los afiliados se encontraba satisfecho con el sistema de AFP en septiembre del 2017.

No obstante la actitud aduladora del grupo de trabajo hacia las administradoras de fondos de pensiones, el trabajo llama la atención respecto a que un problema central del sistema es que no existe una institución independiente que actúe en función de los mejores intereses de los usuarios. Más aún, el grupo de trabajo señala que “desde una perspectiva internacional, las instituciones de pensión están típicamente relacionadas directamente con los intereses de los trabajadores a través de una entidad pública o del mercado de trabajo”.

No deja de llamar la atención que tras los elogios al sistema de AFP, los miembros del grupo de trabajo van agregando una serie de críticas a dicho sistema, llegando a proponer un sistema intergeneracional de compartición de riesgos, que como se sabe no es posible en el marco del sistema de cuentas individuales. El informe no entra en detalles, pero parece concluir que, más allá de los cambios paramétricos que ha anunciado el Gobierno, se hace necesaria una reforma profunda del sistema. Solo así se pueden crear las condiciones para un verdadero sistema de seguridad social.

En este contexto, habría sido positivo que el grupo de trabajo hubiese sido más explícito y propuesto derechamente abrir otras alternativas de previsión y al menos recomendar dar libertad a los afiliados para que puedan optar entre diversos sistemas previsionales. Es lamentable que este grupo de trabajo no se haya tomado en serio la tarea de analizar y realizar proposiciones de reforma, tomando en cuenta las diferentes propuestas que existen en el debate nacional. Con la experiencia que tienen en sus países de origen, su aporte podría haber sido de interés. Lamentablemente, se perdió una valiosa oportunidad.

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  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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