«El gobierno chileno alienta a más y más compañías a venir aquí para explorar y extraer litio, pero no tienen la capacidad de supervisar todo eso», explicó Sergio Cubillos, presidente del consejo indígena. «La gente debe darse cuenta de que hay un costo ambiental asociado al litio y ese costo se siente aquí».
Los oasis que una vez interrumpieron las polvorientas laderas del desierto de Atacama en el norte de Chile permitieron a humanos y animales sobrevivir durante miles de años en el clima más árido del mundo. Eso antes de que comenzara la minería.
Sara Plaza, de 67 años, aún recuerda cuando guiaba a las ovejas de su familia por un antiguo camino inca entre pozos y pastizales. Hoy observa un motor que bombea agua fresca desde debajo del humedal Tilopozo, en su mayoría seco. «Ahora las mineras se llevan el agua», lamentó, mostrando la hierba muerta alrededor de ruinas de piedra que alguna vez ofrecieron un refugio nocturno para los arrieros.
«Ya nadie viene aquí porque no hay suficiente pasto para los animales», lamentó Plaza. «Pero cuando era niña, había tanta agua que se podía confundir toda esta zona con el mar».
Atacama se ha convertido en uno de los epicentros mineros más concurridos del planeta, tras descubrimientos de depósitos enormes de cobre y litio. En los últimos años las faenas mineras se han intensificado gracias a la creciente demanda de litio, indispensable en la producción de baterías para vehículos eléctricos. Chile exportó cerca de US$1.000 millones en litio el año pasado, casi cuatro veces el valor de exportación de hace cuatro años.
La búsqueda del mineral blando se suele ver como algo bueno para el medio ambiente. Fabricantes de automóviles eléctricos como Tesla desean que sea más fácil y más económico para los conductores adoptar reemplazos limpios con baterías en lugar de los sucios motores de combustión. Las baterías son por lejos la parte más cara de un vehículo eléctrico, por lo que extraer más litio para satisfacer la creciente demanda ayuda a bajar los precios. Poner más autos eléctricos en las calles es una de las maneras más eficaces de mitigar los efectos del cambio climático, reduciendo el 15,6% de emisiones mundiales de carbono en el sector de transporte.
Sin embargo, extraer el litio de Atacama significa bombear grandes cantidades de agua y extraer el barro salado conocido como salmuera, y eso tiene un impacto irreversible en el ambiente local. Aquí, en esta zona remota de los Andes, la misión esperanzadora de salvar el planeta a través de automóviles eléctricos es destruir un ecosistema frágil y agotar las reservas de agua potable.
«Nos engañamos a nosotros mismos si lo llamamos minería sostenible y verde», afirmó Cristina Dorador, una bióloga chilena que estudia la vida microbiana en el desierto de Atacama. «La fiebre del litio debe disminuir porque está dañando directamente a los salares, el ecosistema y las comunidades locales».
La joya de la corona de la minería de litio es un enorme salar 10 veces más grande que el Central Park de Nueva York. Extraer los minerales requiere trabajar a una altura cercana a los 2.000 metros sobre el nivel del mar. El paisaje desértico está lleno de lagunas poco profundas en las que anidan los flamencos en medio de volcanes y montañas. La impresionante geografía es similar a un tazón gigantesco.
Dorador estudia la vida microscópica que se encuentra en las lagunas, alimentadas por acuíferos subterráneos y corrientes que bajan de las montañas. Durante miles de años, esa agua ha depositado los codiciados minerales en el corazón del salar. También ha sido la clave para mantener la vida en un lugar tan hostil que los científicos lo utilizan para simular las condiciones en Marte.
La mina de cobre más grande del mundo, Escondida de BHP, saca agua de pozos ubicados en la parte sur del salar, al igual que el depósito Zaldívar de Antofagasta. Las cupríferas utilizan agua en cada paso del proceso para convertir las rocas en placas de mineral con una pureza de 99,9%. Las rocas ricas en cobre se trituran hasta crear un polvo que se mezcla con agua para que fluya a través de tuberías gigantes y luego se usa agua mezclada con productos químicos para separar el cobre de la mezcla.
La minería de litio necesita menos agua fresca, pero requiere bombear grandes cantidades de salmuera, el lodo salado bajo la corteza de los salares. La salmuera rica en minerales se deja en grandes piscinas para evaporarla antes del procesamiento. Las dos mayores mineras de litio del mundo, Albemarle y Sociedad Química y Minera de Chile, actualmente extraen salmuera del salar a niveles sin precedentes. El proceso de Albemarle es «absolutamente limpio», afirmó un trabajador de la compañía en un correo electrónico, y la compañía desarrolla tecnología para producir más litio sin bombear más salmuera que lo autorizado. (SQM no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios).
Los estudios de impacto ambiental realizados por las compañías mineras como parte del proceso para obtener licencias del gobierno no muestran un impacto significativo en los niveles de agua o la vida silvestre. La Dirección General de Aguas, que no tiene datos propios y monitorea el salar a través de informes de empresas, no ve riesgo de daños irreversibles siempre que se cumplan los requisitos legales, indicó su director, Óscar Cristi.
La falta de datos del gobierno o investigación independiente exhaustiva ha hecho difícil cuestionar afirmaciones de mineras en el pasado, pero estudios recientes y el testimonio de residentes locales apuntan a un rápido deterioro.
Entre 2000 y 2015, la cantidad de agua extraída del salar fue un 21% mayor que la que se filtró, según varios informes del Comité de Minería No Metálica del gobierno chileno que analizó datos proporcionados por empresas del sector. Los niveles de agua en algunos pozos en la parte sur del salar disminuyeron en total cerca de un metro en la última década. En el centro del salar, los niveles cayeron entre 20 centímetros y 1 metro por año, en promedio, durante el período de 15 años cubierto por los datos.
La caída de los niveles de agua es un enorme problema para la gente de la zona. Peine, el poblado más cercano a la minería, tiene licencia para extraer 1,5 litros de agua por segundo para 400 habitantes y una población transitoria de trabajadores mineros que pueden llegar a 600. Escondida de BHP tiene permiso para bombear 1.400 litros por segundo. Albemarle y SQM, las grandes mineras de litio, pueden sacar alrededor de 2.000 litros por segundo de salmuera.
El agua asignada a las viviendas en Peine suele no ser suficiente, lo que obliga al gobierno local a cortar el suministro de agua potable por la noche para que los tanques se puedan rellenar. Durante el apogeo del verano, los cortes de agua pueden durar hasta cuatro días.
Los informes del Comité de Minería No Metálica vincularon la caída de los niveles de agua al aumento de la extracción de salmuera por parte de las mineras de litio. La entidad también comenzó a elaborar un modelo para que el gobierno monitoree de manera independiente los cambios ambientales. Sin embargo, cuando el presidente chileno, Sebastián Piñera, asumió el cargo en marzo su gobierno disolvió el organismo.
Las lluvias poco frecuentes en Atacama y la radiación solar más alta del mundo generan una evaporación rápida y permiten a las mineras producir litio de alta calidad a bajo costo. Ese método, que data de la década de 1950, resulta en la pérdida de grandes cantidades de agua. Compañías y científicos investigan formas de eliminar las piscinas de evaporación capturando el litio mediante procesos químicos y luego volviendo a inyectar el agua en el salar, pero estas tecnologías no han alcanzado la implementación comercial.
Las vegas y las lagunas en la parte sur del salar se han reducido en los últimos años y la población de flamencos ha disminuido, según el Consejo de Pueblos Atacameños, el grupo que representa a las 18 comunidades indígenas que viven alrededor del salar. «Cada empresa tiene sus propios estudios que cumplen con las normas», asegura Francisco Mondaca, coordinador de asuntos ambientales del organismo. «El problema es que las reglas son débiles. El agua, la flora y la fauna se miden por separado, por lo que no sabemos cómo un cambio en uno afecta al otro».
Las comunidades locales quieren cambiar eso y el mes pasado el consejo instaló su primera estación de monitoreo en una laguna del salar. La unidad rastreará continuamente los niveles de agua, a diferencia de las mediciones mensuales que hacen las mineras. Hay planes de construir 14 estaciones adicionales durante el próximo año.
«El gobierno chileno alienta a más y más compañías a venir aquí para explorar y extraer litio, pero no tienen la capacidad de supervisar todo eso», explicó Sergio Cubillos, presidente del consejo indígena. «La gente debe darse cuenta de que hay un costo ambiental asociado al litio y ese costo se siente aquí».
BHP se comprometió a dejar de usar completamente agua dulce en Chile en 2030 y hasta ahora ha invertido US$4.000 millones en plantas desalinizadoras, pero la compañía ahora solicita una extensión de sus derechos de agua de 2020 a 2030, prometiendo reducir la tasa de extracción a 640 litros por segundo. El monitoreo no ha mostrado cambios ambientales diferentes a los anticipados según los permisos existentes, comentó un representante de la compañía en un correo electrónico. La mina de cobre Zaldívar de Antofagasta también busca una nueva licencia para bombear 213 litros por segundo hasta 2029. La minera no estuvo disponible de inmediato para hacer comentarios.
El enorme aumento de la demanda de litio atrae otras mineras a Atacama y a otros salares en los Andes. Alrededor del 40% de los salares chilenos se explotan para extraer litio, según Dorador. Si el método actual de extracción continúa, advierte, existe el riesgo de que los salares se queden sin agua.
Esto ha sucedido antes: Dorador mencionó el salar de Lagunillas, afectado significativamente por más de una década de extracción por parte de la mina Cerro Colorado de BHP. También están más secos debido a la actividad minera los salares Punta Negra, cerca de Escondida, y Michincha, cerca de la mina de cobre Collahuasi propiedad de Anglo American y Glencore.
El salar de Atacama es el más grande de Chile, lo que significa que los cambios ocurrirán con más lentitud, pero le puede suceder lo mismo que a otros salares, aseveró Mondaca, del consejo indígena. Advierte que las evaluaciones de impacto ambiental de las mineras no tienen en cuenta el aumento de las temperaturas, que podría acelerar el proceso de secado.
«El cambio climático solo empeora el problema», manifestó Mondaca. «Las mineras dicen que el impacto de lo que están haciendo ahora no se sentirá por otros 20 años, pero con el cambio climático podrían ser 10 años o 5. Nadie sabe».
Esta podría ser la máxima ironía de la revolución verde que potencia la demanda de vehículos eléctricos y baterías hechas de litio. Los científicos consideran el ambiente frágil de Atacama como clave para comprender los orígenes de la vida y los efectos del cambio climático. Hace millones de años el salar era un lago que se ha secando lentamente, un proceso similar al que podría ocurrir en otras partes del planeta a medida que suben las temperaturas.
«Es una imagen de cómo se verán nuestros lagos en el futuro», sostuvo Dorador. Para ella, extraer agua de este ecosistema agonizante significa quitarle el último suspiro antes de que los científicos hayan tenido la oportunidad de entenderlo por completo.