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La “pesadilla” de Minnesota descoloca a Luksic otra vez MERCADOS

La “pesadilla” de Minnesota descoloca a Luksic otra vez

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Natalia Saavedra Morales
Por : Natalia Saavedra Morales Editora periodística El Mostrador Mercados
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En 2017, el fantasma de un amiguismo entre Luksic y Trump surgió con un reportaje de Wall Street Journal, y revivió en mayo en otra nota de Newsweek. Pero la réplica más fuerte vino este martes de la mano de una nueva publicación de The New York Times, que terminó de avisarle al grupo que la mano se viene pesada, al insistir en la tesis de la conexión entre Luksic y los Trump. El empresario se ha defendido por Twitter de la seguidilla de publicaciones, descartando su vinculación con cualquier red de favores. “¡Hasta cuándo la misma historia!”, escribió el magnate, quien nuevamente vuelve a aparecer como el mejor amigo de las familias presidenciales.


En mayo al interior del grupo Luksic sabían que el fantasma de Minnesota les volvería a penar. Pero no quizás con los efectos reputacionales que tiene el caso en la figura de uno de los hombres fuertes del grupo, Andrónico Luksic.

Todo se remonta a varios años atrás y a los antecedentes que el medio norteamericano Wall Street Journal (WSJ) publicó en el año 2017. En ese reportaje se hacía eco a que una firma de inversiones ligada al multimillonario empresario parte del grupo controlador de Quiñenco (CCU, Banco de Chile, Antofagasta Minerals) era dueña de una casa que se arrendaba a la hija del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

No se trataba de cualquier casa. La mansión fue adquirida, justo cuando sucedía el cambio de gobierno, en unos US$ 5,5 millones por una compañía de inversiones de Andrónico. 650 metros cuadrados según consta en The New York Times. Y un dato no menor: en el mismo barrio de Tracy Place, en el vecindario de Kalorama, viven Jeff Bezos y el expresidente Obama.

El Washington Post había relatado en enero de 2017 que el barrio se había puesto de moda y que «Ivanka Trump y Jared Kushner y sus tres hijos se están mudando a una casa de seis habitaciones y cinco chimeneas que se incluyó el año pasado por un precio relativamente razonable de $ 5.5 millones», sin hacer referencia entonces al dueño.

A inicios de mayo, Newsweek revivió la relación señalada en 2017 por el WSJ respecto a eventuales vínculos entre Luksic y Trump, por medio del arrendamiento de la casa a su hija. El medio asociaba ciertos favores a un proyecto minero en Minnesota, el mismo que solo dos semanas antes que Obama dejara el poder había visto congeladas sus licencias de exploración.

El aterrizaje de los Luksic en Minnesota llegó luego de que desecharan como parte de su desarrollo internacional un proyecto de oro y cobre en Pakistán (Reko Diq). Tras ello surgió entonces Twin Metals, la firma que se instaló en Duluth, Minnesota.

«Uno de los últimos informes técnicos de los recursos consolidados de Twin Metals confirmó que el proyecto podría transformarse en uno de los mayores depósitos de metales preciosos del mundo en su tipo. Desde Duluth cifran los recursos inferidos de Twin Metals en 5,6 millones de onzas de platino, 12,7 millones de onzas de paladio y 3,1 millones de onzas de oro. (…) En cuanto a metales base, Twin Metals arroja un recurso inferido de 6.168.856 toneladas de cobre, equivalente a casi la producción de cuatro años de todas las faenas propias de Codelco», dijo un reportaje de 2013 de Diario Financiero.

Cuando la administración de Obama le retiró las autorizaciones al proyecto, la firma ligada a los Luksic demandó a Estados Unidos, pero la llegada de Trump al poder dejó la acción en nada.

Había sido un mes agitado. Antes de la crónica de Newsweek, el 1 de mayo, otro reportaje le había dado pistas al grupo que la mano se venía pesada. «Una empresa chilena reclama el agua de Minnesota», decía un extenso reportaje en inglés que señalaba que el proyecto de Twin Metals considera la operación de una mina subterránea, una instalación de trituración de mineral, un pozo de almacenamiento de desechos aguas arriba del Lago Superior y una red de carreteras, ferrocarriles y tuberías para conectar todo.

La crónica hacía eco de que la mina se levantaría en la cuenca del río Rainy, «un paisaje acuático esculpido por el glaciar del desierto primitivo, dado el orden de protección más alto de los Estados Unidos. A diferencia de la extracción de mineral de hierro tradicional, el cobre se encuentra en rocas que contienen azufre. Cuando la nieve y la lluvia se acumulan en las reservas y en los pozos de residuos de mineral de cobre pulverizado, el subproducto es el ácido sulfúrico, un contaminante con la capacidad de silenciar los ecosistemas».

El reportaje argumentaba que, en todo caso, la llegada de Trump al poder acallaba cualquier oposición al proyecto y que durante su primer mes en el gobierno se descartaron estudios científicos que hablaban de resguardar la zona. «El propietario de la mansión de Ivanka Trump y Jared Kushner en Washington DC, recibió renovaciones de contratos de arrendamiento de parte del gobierno de Trump para una mina de cobre y níquel que podría convertir un área silvestre protegida de Minnesota en una ‘bacinica gigante'», tuiteó entonces un exabogado jefe de ética del Presidente George W. Bush, según recogió Newsweek.

Allegados a la empresa aseguran que han tomado las precauciones ambientales, que han entregado todos los antecedentes a la autoridad y que recién de aquí a unos 7 años se formalizaría un proyecto minero en el lugar. No sin antes pasar por los procesos de aprobación ambiental.

El reportaje de The New York Times de hoy martes ató otros cabos, los que durante la mañana desataron la ira de Luksic. La nota consignaba que uno de los «empresarios» dueños de un gigante proyecto minero de Minnesota había recibido autorizaciones para sus contratos de exploración minera.

La referencia citaba –nuevamente– el arriendo que una firma ligada al family office de Andrónico Luksic hace a la hija de Trump, Ivanka, y su esposo.

La indignación de Luksic

El reportaje de hoy de The New York Times agrega que Twin Metals, controlada por Antofagasta Minerals, gastó cerca de US$ 900 mil en gestiones de lobby para convencer a la administración de Trump de renovarle los permisos.

La molestia de Luksic, aunque pasó inadvertida, tuvo su primer eco el 6 de mayo. Entonces en su Twitter el empresario dijo –en relación con Newsweek– que «este artículo contiene información falsa y repetida. Como dije hace dos años: No conozco a Ivanka Trump y su marido. Las compañías que controlo invierten en real estate en Estados Unidos hace más de 15 años, totalmente independientes de los proyectos de Antofagasta (Minerals)», dijo en la señalada red, desde donde se refiere en primera persona a los temas que lo convocan.

El extenso reportaje de The New York Times conocido hoy, añade un amiguismo entre la compañía y el gobierno de Trump, más laxo en sus políticas ambientales. Asimismo, señala haber accedido a correos donde se deja en evidencia la relación y añade el antecedente del vínculo de arriendo entre la heredera de Trump y la firma de inversiones de Luksic.

La alusión desató la indignación del empresario. «Hasta cuándo la misma historia!!! Lo dije en 2017 y repito: NO conozco a los Kushner-Trump. Una empresa que controlo tiene una casa, que ellos arriendan. NINGUNA RELACIÓN con proyecto Twin Metals. No sé con qué intención mezclan dos cosas NO relacionadas!!», dijo en la red social.

La reacción de Luksic generó, al menos en su Twitter, varias reacciones de apoyo que hablaban de fake news. En ese sentido «poner la cara» le resultó bien al empresario.

A nivel interno, la molestia de Luksic se explica por el hecho de que insiste en que su relación con la empresa que arrienda la casa a Trump y su esposo no lo vincula a favores a su minera. Más aun cuando el que toma esas decisiones de inversión es su gerente general en el family office, Rodrigo Terré, dice su versión.

Contención total

La contención interna fue total. En horas de la tarde, Antofagasta Minerals salió a defender su posición. «Antofagasta Minerals rechaza categóricamente las insinuaciones realizadas por el diario The New York Times en contra de uno de sus directores, la compañía y su proyecto Twin Metals».

La firma dijo que por más de nueve años, a través de Twin Metals, han participado en la exploración y el desarrollo de un proyecto de minería subterránea y que, a la fecha, dicho proyecto ha invertido más de US$450 millones en adquisiciones, exploraciones, actividades técnicas, ambientales y de desarrollo en Minnesota.

«A lo largo de su historia, el proyecto ha avanzado bajo la administración de 10 distintos gobiernos estadounidenses, empezando en 1966, cuando el gobierno de Estados Unidos por primera vez le otorgó las licencias mineras federales. Estas licencias se mantuvieron vigentes por más de 50 años y fueron renovadas en dos ocasiones antes de la decisión que tomó el gobierno anterior, en diciembre de 2016, de denegarlas. Dicha determinación careció de fundamentos legales o de hecho», detallaron.

Asimismo, respecto al amiguismo entre Trump y Luksic, al que aluden las publicaciones norteamericanas, añadieron que el cambio de política en las licencias dice relación con las leyes federales de ese país, las condiciones de las mismas licencias y con el precedente de gobiernos federales anteriores que habían apoyado y renovado dichas licencias a lo largo de cinco décadas. Además, es coherente con la política de buscar el desarrollo seguro y responsable de los grandes recursos naturales de EE.UU.

Dolor de Caval

Los vínculos de Luksic con las familias presidenciales le han traído más de un dolor de cabeza al magnate. En Chile, el empresario también enfrentó cuestionamientos a raíz del caso Caval.

En pleno boom del escándalo, surgió la información de reuniones entre Luksic y la nuera de la expresidenta Michelle Bachelet, Natalia Compagnon. En dichos encuentros incluso se habló de un crédito que el Banco de Chile, propiedad de Luksic, le habría facilitado a Compagnon, para comprar los terrenos en Machalí a través de su empresa Caval.

En el año 2017, Luksic también desmintió esto a través de Twitter: «Hasta cuándo con el mito!! No regalé ni un crédito, no voté x este Gob y la Presidenta no es mi amiga. Este es el Gob q la mayoría eligió».

En el ámbito internacional, en el año 2018, se reveló la cercanía que Luksic tiene con la presidenta de Croacia, Kolinda Grabar-Kitarovic. Esto luego de que se conociera que la dirigenta fue una de las beneficiadas con la Beca Luksic para estudiar en la Universidad de Harvard.

A través de su red social favorita, Luksic comentó la información que lo tildaba –irónicamente– como «dueño de Croacia»: «Como familia estamos orgullosos de haber apoyado los estudios de más de 1.100 personas de Chile, China y Croacia en universidades de EEUU, China, Chile y UK en los últimos 16 años y lo seguiremos haciendo pq creemos en el gran aporte q es la educación para el desarrollo de un país”, escribió en ese entonces.

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