«Los precios de crudo se han recuperado claramente», dice Eugen Weinberg, analista de Commerzbank. La entrada en vigor a principios de mayo del acuerdo alcanzado en abril entre los miembros de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados, en particular Rusia, para recortar la producción total en 9,7 millones de barriles diarios, contribuyó a reducir la diferencia abismal entre la demanda y la oferta.
Expertos y operadores se preguntan si ya pasó lo peor para los precios del petróleo, que registran un leve repunte tras ser duramente golpeados en marzo y abril por la crisis sanitaria y sus consecuencias económicas.
Desde hace unas semanas, los precios han vuelto a subir y las reservas disminuyen, aunque la demanda sigue amenazada por un eventual rebrote de la pandemia.
«Los precios de crudo se han recuperado claramente», dice Eugen Weinberg, analista de Commerzbank.
El Brent europeo y el WTI estadounidense se sitúan esta semana por encima de los 30 dólares el barril, frente a los 15,98 dólares que se pagaban por el Brent el 22 de abril, mientras que el crudo de referencia estadounidense llegó a situarse en precios negativos, hasta -40,32 dólares, dos días antes. Algo nunca visto.
«Está claro que el humor del mercado ha cambiado mucho en los últimos meses», estiman Warren Patterson y Wenyu Yao, analistas de ING.
«La demanda de petróleo ya ha tocado fondo y la oferta (…) también ha caído drásticamente. El resultado es que el excedente está más contenido de lo que temía el mercado», precisó Weinberg.
Este excedente de crudo llenaba las reservas, tanto en tierra como en el mar en todo el mundo, a una velocidad incontrolada, amenazando con paralizar la producción si se hubieran alcanzado los bordes.
No fue el caso. La última medición del gigantesco complejo de almacenamiento estadounidense en Cushing, estado de Oklahoma, daba cuenta de una caída el miércoles pasado, según un informe semanal de la Agencia de Energía.
La entrada en vigor a principios de mayo del acuerdo alcanzado en abril entre los miembros de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados, en particular Rusia, para recortar la producción total en 9,7 millones de barriles diarios, contribuyó a reducir la diferencia abismal entre la demanda y la oferta.
Al mismo tiempo, Estados Unidos, primer productor mundial, ha empezado a disminuir el ritmo de sus extracciones.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) se mostró menos pesimista la semana pasada en sus previsiones de caída de la demanda del petróleo para 2020, ante las primeras medidas de desconfinamiento.
Después de un «abril negro», «es posible que lo peor haya quedado atrás», dijo Neil Atkinson, responsable de la división Mercados petroleros de AIE.
La OPEP también estimó la semana pasada que el reajuste del mercado petrolero se acelerará en los próximos trimestres.
A diferencia del mes pasado, la referencia estadounidense de crudo superó sin contratiempos el cambio de contrato de referencia entre martes y miércoles, ya que los especuladores habían anticipado mejor el reporte de sus posiciones de un mes a otro.
Esta transición, tras la espiración del contrato de mayo el 21 de abril pasado, lo que precipitó la víspera el precio del WTI a terreno negativo por primera vez en su historia.
«No solo no se repitió la carnicería del mes pasado, sino que la subida (del precio del WTI) se aceleró por el fin del contrato de junio», dice Craig Erlam, de Oanda.
Pero «los precios no pueden aumentar eternamente» dada la situación sombría de la economía mundial, recuerda Paola Rodríguez Masiu, de Rystad Energy, que cree que se van a «estabilizar en una horquilla entre 30 y 35 dólares (el barril) durante un tiempo».
Las «señales de reajuste de los mercados petroleros» son «todavía graduales y frágiles», advirtió el director de la AIE, Fatih Birol, con motivo de la divulgación del último informe de la institución, que pone de manifiesto una incertidumbre sobre la capacidad de los Estados a desconfinarse sin que rebrote la epidemia.
«La demanda de petróleo está en vías de una recuperación progresiva pero frágil», resume Stephen Brennock, analista de PVM.