Mientras en el mundo hay instituciones como el FMI y la ONU y gobiernos como el de Nueva Zelanda que hablan de la necesidad de implementar un impuesto a la riqueza, en Chile el Gobierno amenaza con recurrir al TC, en el oficialismo dicen que la idea busca “generar una división en nuestro país entre ricos y pobres”, y el empresariado se sigue resistiendo al tributo. En entrevista con El Mostrador en La Clave, el presidente de la Sofofa, Bernardo Larraín Matte, dijo que “la discusión tributaria no es una discusión de generosidad ni de disposición”, pero sugiere que si hay empresarios dispuestos a aportar podrían hacer una “donación». A su juicio, lo que hay que hacer en este momento más que plantear un Impuesto a los Súper Ricos es abordar el fin de las exenciones. “Lo dije en el Congreso y nadie nos pescó y recién ahora salió la discusión”, dijo [ACTUALIZADA]
A las 15 horas, la Comisión de Constitución de la Cámara de Diputados vota en particular el proyecto de reforma constitucional para establecer por única vez, un impuesto a los denominados “súper ricos”, otro de los temas de la agenda legislativa que tiene complicado al Gobierno. De hecho, La Moneda ya amenazó con recurrir al Tribunal Constitucional para frenarlo.
Y mientras en el mundo hay instituciones como el Fondo Monetario Internacional y la ONU y gobiernos como el de Nueva Zelanda que hablan de la necesidad de implementar un impuesto a la riqueza, en Chile los sectores del oficialismo y empresariado se siguen resistiendo a tal posibilidad.
Así lo dejó en claro Bernardo Larraín Matte, el presidente de la Sofofa, quien insistió en el argumento de que el Impuesto a los Súper Ricos “es una mala política pública”.
“Los impuestos al patrimonio han demostrado ser una mala política pública. No recaudan y desincentivan la inversión”, sostuvo el empresario en entrevista con El Mostrador en La Clave.
“He escuchado muchas veces a muchos empresarios diciendo ‘yo estoy dispuesto’ y yo les digo que si están tan dispuestos no requieren esperar un aumento tributario para aportar a una causa que ellos estimen, incluso podrían hacer una donación”, comentó.
Al hacerle ver que una “donación” como la que el habla no es lo mismo que un Impuesto a los Súper Ricos, se le insistió si en un contexto de crisis económica producto de la pandemia, está dispuesto a una tributación de este tipo.
Ante esto, el empresario respondió que en esta materia “la disposición no es relevante”. “La discusión tributaria no es una discusión de generosidad, no es una discusión de disposición”, dijo, sino hay que entender que el impuesto al patrimonio que se propone “es una mala política pública tal como lo han concluido la mayoría de los países del mundo”, insistió.
Es más, el presidente de la Sofofa abogó por una menor carga tributaria para las empresas. De hecho, ejemplificó con el caso de Irlanda, que tiene un 12% de impuestos a las empresas, y “no lo hizo por ser generosos con los empresarios sino por la convicción que de los empresarios se espera más inversión que recaudación”, porque eso sí es una “buena política pública”.
A juicio de Larraín Matte, lo que hay que hacer en este momento más que plantear un Impuesto a los Súper Ricos es abordar el fin de las exenciones -una idea que el Gobierno se ha comprometido a discutir- y “transformémoslas en más recaudación”.
“Lo primero que hicimos cuando fuimos a la comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados dijimos eliminemos las exenciones tributarias. Lo dije en el Congreso y nadie nos pescó y recién ahora salió la discusión de las exenciones”, indicó el presidente de la Sofofa.
La iniciativa que se vota hoy en particular en la Comisión de Constitución propone gravar con una tasa de 2,5% «el patrimonio bruto de las personas naturales con domicilio en Chile, titulares de bienes y derechos, en Chile o en el extranjero, al 31 de diciembre de 2019, equivalentes a un valor igual o superior a 22 millones de dólares».
Entre las indicaciones figuran las anunciadas por diputados DC que a diferencia de la iniciativa que busca aplicar un gravamen al patrimonio de las grandes fortunas, proponen subir el impuesto a las empresas a un 30% sólo para las firmas que tengan ingresos superiores a un millón de UF, es decir, unos US$41 millones.
Desde la derecha, en tanto, se opone al proyecto. Según el diputado RN, Sebastián Torrealba, “el Partido Comunista ha planteado este impuesto a los súper ricos para generar una división en nuestro país entre ricos y pobres, porque finalmente lo que hace es recaudar absolutamente cero”.