Publicidad
2023: Gemines pronostica deterioro económico, acentuación de la recesión en curso, golpe al mercado laboral y presión social por inflación MERCADOS

2023: Gemines pronostica deterioro económico, acentuación de la recesión en curso, golpe al mercado laboral y presión social por inflación

Publicidad

La consultora pronostica que el deterioro de la economía se mantendrá hasta el primer trimestre en curso. Además, espera que el presente año el PIB registre una caída del orden de 0,9%, estimación que se encuentra en un rango optimista si se compara con la estimación del Banco Central en su último IPOM. Asimismo, sostiene que estamos recién en el comienzo de un proceso de destrucción de puestos de trabajo que puede extenderse durante la mayor parte del presente año. En tanto, respecto de las remuneraciones reales, tras completar 14 meses consecutivos de baja, estima que es probable que se eleve hasta 17 antes de comenzar a revertirse. Y, confirmando que la inflación total ha bajado desde un máximo de 14,1% en agosto, en línea con los dichos del ministro Mario Marcel, afirma que si se excluyen los volátiles, esta sigue pegada en torno a su máximo de 11,1% de septiembre, sin mucha variación posterior. Lo que se viene también sería una primera reducción en la TPM que se materializará recién en abril (eventualmente mayo) y la frecuencia de las bajas posteriores y su magnitud dependerá de cómo se comporte la inflación, por un lado, y los factores que la explican, por otro. Gemines también plantea que todo esto se traduce en desafíos para el titular de Hacienda, de quien aseguran «ha dado muestras de que, además de su probada solvencia técnica, tiene también bastante capacidad política».


«Finalmente se acentúa tendencia recesiva», así titula Gemines una parte de su informe mensual, sobre el panorama económico nacional, junto con exponer los desafíos que se vienen para el Gobierno y especialmente para el Ministerio de Hacienda liderado por Mario Marcel, en materia de gasto fiscal. La consultora prevé, este año, tanto un continuo deterioro económico, como la acentuación de la recesión en curso, y un duro golpe al mercado laboral sumado a una mayor presión social a causa de la inflación. Pero no todo son «malas noticias».

«La fuerte inercia que traía la demanda interna de nuestra economía, tanto en consumo privado como en inversión, retrasó el inicio de la recesión más allá de lo esperado. Hasta el tercer trimestre, aunque marginalmente (0,3%), la economía creció respecto a igual lapso del año pasado, sin embargo es evidente que en el cuarto trimestre anotará una caída significativa, que estimamos se ubicará en torno a 2,2%», comienza señalando el reporte de Tomás Izquierdo —gerente general de la empresa dedicada a la asesoría en economía y finanzas—.

Sin embargo, de acuerdo a Gemines, si la medición se hace con series desestacionalizadas, la caída del PIB se inició un poco antes. Efectivamente, afirma, «el peak del Índice IMACEC No Minero se alcanzó en marzo del año pasado, con un nivel de 112,2, para luego, con altibajos, anotar una caída hasta el nivel de 109,9 que marca en índice en noviembre último». Es decir, desde el máximo de actividad histórica alcanzado en marzo, la economía acumula una caída de 2,0 %.

Siguiendo con el ejercicio anterior, agrega el reporte de Gemines, el nivel más bajo para la actividad debería alcanzarse en el primer trimestre de este año, para luego comenzar muy lentamente una senda de recuperación. Sin embargo, precisa, en las mediciones en doce meses, que es como normalmente se siguen las cifras de actividad en Chile, en el segundo trimestre seguiremos anotando caídas, lo que podría extenderse hasta el tercer cuarto del año.

«Dados los rezagos con que las caídas de actividad se transmiten al mercado laboral, es probable que, desde el punto de vista de impacto sobre las familias, el impacto más significativo se sentirá hacia fines del primer semestre, donde al mayor desempleo se sumará todavía un alto nivel inflacionario», afirma Izquierdo.

Cabe mencionar que el ministro Mario Marcel, aseguró que la inflación va en retirada. «En la primera mitad del 2024 deberíamos estar de vuelta en el 3%», declaró el jefe de la billetera fiscal hace unos días en una entrevista televisada. Recordemos que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) subió un 0,3% en diciembre, una variación que se ubicó dentro de las expectativas del mercado, sin embargo confirmó que Chile cerró 2022 con una inflación anual de 12,8% —la mayor desde 1991—. Pero, pese a la tendencia, el jefe de la billetera fiscal sostuvo que la inflación debería decrecer en el transcurso de 2023.

Gemines también prevé, desde la perspectiva de los componentes de la demanda, que la mayor caída se observará en la inversión, donde estima una contracción del orden de 4% para el año completo, y con menor intensidad en el consumo privado, que caería algo menos de 3%. Con ello, según la consultora, el PIB cerraría el presente año con una contracción del orden de 0,9%, escenario más favorable al que estima el Banco Central.

«La principal diferencia radica en que esperamos que las ayudas más focalizadas del Estado a las familias el presente año contribuyan a contener la caída del consumo, mientras el sector externo neto realizaría un importante aporte, tanto por un crecimiento de las exportaciones de bienes y servicios, del orden de 5%, como por una importante caída de más de 6% en las importaciones, también de bienes y servicios», concluye Izquierdo.

Empleo y remuneraciones: deterioro gradual

Gemines expone que, desde su nivel más alto (desestacionalizado) de julio, el empleo ha caído en unas 42.000 personas y, si bien se trata de un número pequeño, sostiene que estamos recién en el comienzo de un proceso de destrucción de puestos de trabajo que puede extenderse durante la mayor parte del presente año. Más aún, añade, si se considera que la ocupación nunca recuperó los puestos de trabajo anteriores a la pandemia, el déficit que se está produciendo y el que se viene, serán considerablemente mayores.

«Si se compara el empleo efectivo con la tendencia pre pandemia, el déficit de personas ocupadas se eleva a casi 525.000. Esto no se refleja en la tasa de desocupación porque tampoco la fuerza de trabajo ha retornado a su nivel anterior a la pandemia y se ubica por debajo de su tendencia, también en una cifra que supera las 500.000 personas», afirma el reporte económico.

La tasa de desocupación, en tanto, considerando el hecho que la fuerza de trabajo se mantiene bajo su nivel de tendencia, no ha subido mucho, pero sí evidencia un alza gradual, según Gemines. En base a los datos recopilados, en noviembre se ubicó en 8,2% (desestacionalizada) después de haberse mantenido en 7,6% casi todo el primer semestre de 2022 y «debería seguir subiendo en los próximos meses, aunque parece poco probable que llegue a elevarse hasta los dos dígitos». Esto porque, de acuerdo al análisis, por una parte, «la recesión será breve y poco profunda (además de anticipada) y, por otra, porque la caída en las remuneraciones reales ha sido de tal magnitud que, con toda seguridad, contribuirá a evitar la destrucción de una parte de los puestos de trabajo que podrían haberse perdido en otras condiciones».

«Todo indica que, en términos promedio, las remuneraciones reales cayeron 1,8% en 2022, situación inédita desde 1987 y la mayor baja desde 1985». Este resultado hay que atribuírselo, explica Gemines, a la fuerte y persistente escalada de la inflación por sobre todas las cosas, de manera que la «fiesta de IFE» y retiros de las AFP la están pagando los asalariados y, entre ellos, especialmente los más vulnerables que, además, han perdido su trabajo en muchos casos.

No obstante, en palabras de Tomás Izquierdo, el mal desempeño de las remuneraciones reales, la masa salarial todavía crece, gracias al aumento en la ocupación, todavía beneficiada por la recuperación post pandemia y la inercia posterior. Así, en los doce meses a noviembre, la masa salarial creció 1,4%, su nivel más bajo desde abril de 2021 y Gemines estima que volverá a registrar números negativos a partir del dato de diciembre, cierre del año pasado. Eso sí, «la masa salarial debería volver a crecer relativamente rápido, durante el primer semestre de 2023, toda vez que la baja en el empleo será compensada con una recuperación de las remuneraciones reales, por la baja de la inflación y el efecto de la indexación por inflación pasada».

Inflación y política monetaria: el escenario (casi) se mantiene

En línea con el ministro Marcel, Gemines confirma que, es verdad, la inflación total ha bajado desde un máximo de 14,1% en agosto, pero si se excluyen los volátiles, la inflación sigue pegada en torno a su máximo de 11,1% de septiembre, sin mucha variación posterior.

«Ha sido la inflación ‘dura’ (excluyendo volátiles) de los bienes la que explica la rebeldía de la inflación, ya que han seguido fluctuando en torno a sus niveles más altos de este ciclo. A su vez, la inflación de bienes, aparte de la persistencia de un exceso de demanda, puede asociarse a la persistente devaluación del peso hasta hace poco tiempo. La inflación subyacente de servicios, por otro lado, exhibe una moderada desaceleración recientemente. El IPC volátil, por su parte, ha comenzado a ceder en los últimos meses, pero su componente de alimentos alcanzó una variación máxima en diciembre (25,6%)», aclara la consultora.

En consecuencia, complementa, «la inflación subyacente o más permanente no cede por lo que sucede en su componente de bienes, mientras que entre los factores volátiles, los alimentos son los que presentan los mayores problemas».

Con estos antecedentes, Gemines precisa que las perspectivas de la inflación y su persistencia están condicionadas, por una parte, a que la demanda se siga ajustando, el tipo de cambio colabore, como parece estar empezando a hacerlo y la inflación de alimentos (en general y no sólo su parte volátil) comience a ceder.

«Hay buenas perspectivas que la inflación de alimentos comience a colaborar al control de la inflación general y, de paso, alivie la situación de quienes destinan una mayor parte de sus ingresos a este tipo de productos», repasa.

En cuanto al tipo de cambio, Gemines sentencia que ha bajado considerablemente respecto de los máximos de julio pasado, cuando llegó a superar los $1.000, pero estando en torno a $840- $850, solo ha retornado a los niveles observados en mayo-junio del año pasado, cuando ya se encontraba muy por sobre el nivel de los años anteriores, cuando los máximos no había superado los $870.

Es evidente, en todo caso, según la empresa financiera, que si el tipo de cambio se mantiene en torno a su nivel actual, y más aún si sigue bajando, contribuirá a desacelerar la inflación de manera más rápida a lo esperado. Esto, sin embargo, depende principalmente de factores externos (recuperación del cobre, de China y control relativamente rápido de la inflación en Estados Unidos y Europa).

«Es muy probable que esto suceda y se note a partir del segundo trimestre del año. La inflación, en todo caso, recién volvería a un dígito en abril o mayo, lo que mantendrá al Banco Central en una actitud prudente», afirma Tomás Izquierdo, junto con destacar que la primera reducción en la TPM se materializará en abril (eventualmente mayo) y la frecuencia de las bajas posteriores y su magnitud dependerá de cómo se comporte la inflación, por un lado, y los factores que la explican, por otro.

«La TPM terminaría el año en torno a 7% y la inflación en torno a 4,8% en este escenario, pero la volatilidad y la incertidumbre seguirán siendo particularmente elevadas este año, lo que puede llevar a correcciones importantes del escenario de cierre de 2023», asegura Gemines.

Los Desafíos para el Ministro de Hacienda

El informe destaca la labor del jefe de Teatinos 120. Valora que el Ministro Marcel ha dado muestras de que, además de su probada solvencia técnica, tiene también bastante capacidad política, aunque reconoce que su misión no es fácil, toda vez que, «aunque en su fuero interno probablemente sabe que parte de la agenda de reformas que defiende se alejan de un óptimo técnico, tiene que asumir el rol de Ministro de un gobierno de coalición, sustentado principalmente en los sectores más radicales de la izquierda, sectores con claros ánimos refundacionales».

Con todo, apelando al realismo político, Gemines señala que, por la ausencia de mayorías en el congreso, y principalmente, a la realidad económica en curso, el Ministro de Hacienda tiene buenos argumentos para modificar en forma relevante sus propuestas en materia Tributaria y Previsional.

«Avanzar en despejar la incertidumbre que generan estas dos mega reformas es esencial para estimular una necesaria recuperación de la inversión y el crecimiento. Finalmente, como cualquier ministro de ésta cartera a lo largo de la historia, no sólo será evaluado por su responsabilidad y vigilancia de los equilibrios macroeconómicos, particularmente en materia de política fiscal, sino, principalmente, por su performance en materia de crecimiento», comenta Tomás Izquierdo.

Y agrega: «dado el complejo cuadro político en curso, y lo difícil que se viene por delante, el Ministro Marcel es una pieza central del gabinete, que le permite al Presidente Boric dar una señal de seriedad y responsabilidad en un área clave de su gobierno». Por tanto, «sólo imaginar una salida del Ministro Marcel, para ser reemplazado eventualmente por un personaje de menor estatura técnica y política, genera mucho temor respecto del devenir político y económico del actual gobierno».

«La realidad es que el Ministro tiene hoy, en la práctica, mucho poder político. Ese poder y su conocida capacidad, la debe utilizar para lograr un apoyo irrestricto del Presidente tanto para frenar los vientos populistas mencionados más arriba, como para ‘ajustar’ el contenido de sus reformas a la realidad de los tiempos que corren», concluye Gemines.

Respecto del Gobierno, recalca que el Presidente Gabriel Boric, «a pesar de sus muchos errores, avances y retrocesos, en términos neto ha dado muestras de capacidad para ir adaptando su discurso y sus decisiones a la realidad política del momento». Hacia delante, complementa, «el camino se le hará cada vez más estrecho y desafiante», ya que a juicio de la consultora «la situación económica seguirá deteriorándose, con una economía que aún no topa fondo en el proceso recesivo en curso».

«En los próximos meses se observará un deterioro adicional en el mercado laboral, lo que sumado al dramático impacto de la inflación sobre la capacidad de compra de las familias, generará fuertes presiones sociales», reitera Gemines, adelantando que éstas con seguridad «revivirán con fuerza las pulsiones populistas de parte del Congreso, lo que será una prueba de fuego para el Gobierno».

«Lograr un apoyo parlamentario suficiente, tanto en la oposición como sobre todo en el oficialismo, para contener los vientos populistas, que pondrán nuevamente sobre la mesa proyectos de retiros de fondos previsionales, algunos con el disfraz del auto préstamo, será el mayor desafío político para el gobierno en el transcurso del primer semestre».

Y, si paralelamente la Ministra Tohá retoma la agenda de seguridad, de preferencia resucitando un acuerdo amplio con la oposición, es factible que el gobierno «sobreviva», según Gemines, al que probablemente será el momento más desafiante de todo el período presidencial.

«A partir del segundo semestre la inflación debería haber consolidado su tendencia a la normalización, mientras que hacia fines de año es razonable esperar la aparición de los primeros brotes verdes en materia de actividad económica», cierra.

Las Buenas Noticias

«Si queremos entender qué explica el virtual estancamiento de la economía a lo largo de la última década, nos parece que la mayor parte de la explicación está en una profunda crisis de la política. Se entrampó el funcionamiento de la política, lo que significó una incapacidad sostenida de lograr acuerdos y avanzar en el diseño de políticas públicas consensuadas y razonables. Para avanzar en resolver este problema, se requiere cirugía mayor, y en lo que sigue, entregamos algunas señales esperanzadoras», comienza señalando Gemines, relevando la continuidad del proceso constituyente.

«Acaba de ser aprobado en la cámara de diputados el último trámite para echar a andar un nuevo proceso constituyente. Aunque hay escépticos que piensan que todo se puede complicar, seguimos pensando que la fórmula propuesta y sus plazos parecen razonables, que los bordes están bien definidos, que el rol de los expertos es sustantivo, y que, dado lo anterior, la probabilidad que finalmente tengamos una nueva constitución, acorde a los desafíos que vienen, y con la aprobación de una amplia mayoría, es bastante alta. De cumplirse todo esto, que aun lamentablemente está lejos de ser un hecho cierto, podemos asumir que la percepción de riesgo político institucional, en una mirada larga, debería reducirse en forma significativa», sentencia.

Además, sostiene que la aprobación del voto obligatorio es también una señal favorable, «toda vez que lleva a las urnas a sectores de centro, más ponderados, que contribuyen a acotar los fuertes movimientos pendulares entre izquierda y derecha que hemos observado en los actos eleccionarios a lo largo de los últimos años».

«Todo lo anterior ya está, en alguna medida, recogido por los mercados, al explicar una parte de lo que ha sido la importante apreciación de nuestra moneda de las últimas semanas, reflejada en la caída del tipo de cambio. En la medida que el proceso constituyente avance, y que se vaya despejando más incertidumbre respecto a su desenlace, todo lo demás constante, es factible que nuestro país retome una percepción de riesgo político más parecida a la que observábamos previo al estallido».

Es central, sin embargo, para Gemines, que la propuesta constitucional se haga cargo de modificar profundamente el sistema electoral, «toda vez que en su estado actual es responsable de una parte relevante de la crisis política antes señalada». A su juicio, «es un sistema que ha favorecido la fragmentación política y dificultado enormemente la construcción de consensos. Esto tiende a ser reconocido, en general, por parte de los políticos, y más aún en el ámbito de los expertos en temas político-institucionales».

«Propuestas de reforma hay muchas. Entre otras, nos parece razonable un esquema mixto que en el caso de la Cámara de Diputados podría usar un sistema proporcional corregido, con exigencias de una votación que supere un porcentaje mínimo del electorado, con un sistema binominal o uninominal para la elección del Senado. Ésta u otras propuestas que promuevan la formación de coaliciones más amplias, contribuirían enormemente a desentrampar el sistema político, lo que se hace cada vez más urgente de manera de alejar la ola populista que amenaza a la democracia liberal representativa a nivel mundial», añade finalmente Gemines.

Consulta el informe completo, que incluye un tema especial sobre el control de los minerales críticos y un análisis sobre cuentas externas y tipo de cambio, aquí.

Publicidad

Tendencias