La Influyente clasificadora de riesgo reafirmó nota crediticia de A – de la economía chilena, destacando la estabilidad fiscal y macroeconómica. Dice que la reforma de pensiones surge como un desafío y una oportunidad para abordar vulnerabilidades estructurales y profundizar el mercado de capitales.
La clasificadora de riesgos Fitch adviertió que las oportunidades de reforma se reducen ante la presión electoral, esto considerando las elecciones generales programadas para noviembre de 2025, por lo que la ventana para implementar reformas significativas se cierra rápidamente.
El gobierno ya ha aplicado medidas contra la evasión fiscal que se espera generen ingresos adicionales equivalentes al 1,5% del PIB, pero persisten dudas sobre su efectividad, señala la agencia.
La reforma de pensiones, otro pilar clave de la agenda de la administración Boric, permanece en el limbo a pesar de las modificaciones orientadas a aumentar las cotizaciones del 6% al 7% y mejorar el beneficio de la Pensión Garantizada Universal (PGU).
Aunque el impacto fiscal de la reforma sigue siendo incierto, su potencial para estimular los mercados de capital locales ofrece un rayo de esperanza, señala el informe. Sin embargo, el estancamiento político podría frustrar estos esfuerzos, dejando problemas estructurales sin resolver.
Fitch dice que la reforma es una necesidad política y económica. Señala que el debate refleja preocupaciones más amplias sobre la gobernanza y la trayectoria económica de Chile. La creciente desigualdad, las bajas tasas de ahorro y una población que envejece rápidamente subrayan la urgencia de una acción integral. Aunque las reformas propuestas buscan mejorar los beneficios y garantizar la sostenibilidad, el consenso político sigue siendo esquivo, agrega.
El informe hace hincapié en que un cambio exitoso en el sistema de pensiones podría reforzar la reputación de Chile por su sólida gestión macroeconómica, abordando incertidumbres estructurales y fortaleciendo los mercados financieros. Sin embargo, la falta de acción prolongaría los desequilibrios fiscales y la polarización política, debilitando la confianza de los inversionistas.
La economía chilena creció un 2,3% en 2024, impulsada por estímulos fiscales y fuertes exportaciones mineras, pero la recuperación del consumo privado y la inversión ha sido lenta. Fitch Ratings proyecta un crecimiento del 2,1% para 2025, por debajo de la mediana de economías comparables. A esto se suma un déficit fiscal mayor al esperado, del 1,9% del PIB, ya que las medidas contra la evasión fiscal probablemente no generen los ingresos previstos.
De acuerdo a la agencia, a pesar de estos desafíos, el gobierno mantiene una perspectiva optimista, pronosticando un superávit fiscal para 2029, impulsado por ingresos sostenidos y una disminución de las presiones de gasto. Sin embargo, la dependencia de precios volátiles del cobre y el menor crecimiento global, especialmente en China, representan riesgos para estas proyecciones.
Fitch dice que los encargados de las políticas públicas en Chile enfrentan un camino estrecho para equilibrar las ambiciones de reforma con las realidades electorales. Aunque la gobernanza, la prudencia fiscal y la resiliente industria del cobre del país proporcionan una base sólida, los riesgos son altos. Sin una acción decisiva en la reforma de pensiones y la consolidación fiscal, Chile corre el riesgo de perder la oportunidad de reafirmar su posición como una economía estable y con visión de futuro en América Latina.