Todo empezó hace un tiempo, cuando LAN Argentina decidió traer el 11° avión para volar dentro del país. Y todo terminó el viernes pasado, cuando sus ejecutivos, según informaron a LA NACION, se enteraron de que el Gobierno no estaba dispuesto a matricular la aeronave. ¿El motivo? La necesidad de proteger por todos los medios a Aerolíneas Argentinas, incluso prohibiendo a su principal competidora la posibilidad de invertir alrededor de 40 millones de dólares para ampliar su flota.
A principio de la semana pasada, la empresa LAN Argentina presentó toda la documentación necesaria para matricular en el país otro Airbus 320, similar a los que ya usa en los vuelos de cabotaje. El plan, que incluyó la contratación de personal y su capacitación, contemplaba en una primera etapa el incremento de frecuencias para las rutas que ya opera LAN en las ciudades de Comodoro Rivadavia y Ushuaia.
Pero no hubo caso. Al menos por ahora, la flota de cabotaje de LAN se quedará en 10. El viernes, el Gobierno, a través de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), le comunicó a la empresa que la documentación había sido rechazada y que no sería aprobada.
Según pudo saber LA NACION, el mensaje que partió del organismo que preside Alejandro Granados y que maneja el sistema de contralor administrativo de las aeronaves fue directo: no habrá autorizaciones para un avión que competirá con el servicio de Aerolíneas.
Granados, hijo del histórico intendente de Ezeiza y ahora enrolado en La Cámpora, informó a través de sus funcionarios: «No permitir a LAN a partir ahora matricular ningún avión adicional».
LA NACION consultó fuentes de LAN Argentina, que confirmaron la existencia de la presentación de los documentos y el rechazo oficial. «Efectivamente, el pedido se presentó a principios de la semana pasada y fue rechazado el viernes», confiaron en la compañía. Nada dijeron sobre los motivos que esgrimió la ANAC para fundamentar el rechazo.
LA NACION llamó tres veces a tres teléfonos distintos para comunicarse con la ANAC, pero los mensajes nunca fueron contestados. En Aerolíneas dijeron que se trataba de un problema regulatorio de la ANAC y que nada tenían que decir.
Sin embargo, a poco de conocerse la noticia, fuentes con acceso al expediente contaron por lo bajo que la decisión había estado motivada en la necesidad de proteger a las deficitarias Aerolíneas Argentinas y Austral. «El presidente de la empresa, Mariano Recalde, que tiene diálogo directo con la Casa Rosada, pidió que no sea autorizada ninguna aeronave más para LAN», relató la fuente.
El nuevo avión significa una inversión de US$ 40 millones de LAN en la Argentina, y la creación de 80 puestos de trabajo directo por la contratación de personal técnico y profesional. En la actualidad, LAN Argentina opera diez aviones en las rutas domésticas frente a los 35 aviones de Aerolíneas.
La empresa estatal -que nunca terminó de ser expropiada, ya que aún está pendiente un juicio en el que el grupo Marsans y el Gobierno discuten el precio de la empresa- jamás pudo abandonar el déficit operativo, pese a las sucesivas promesas de encontrar un camino de equilibrio en sus cuentas. Desde 2008, cuando pasó a ser operada por el Gobierno, necesitó alrededor de 2 millones de dólares diarios para funcionar el promedio. En lo que va del año, ya consumió alrededor del 74% de los $ 3192,6 millones que el presupuesto 2011 le fijó. Desde su estatización, en julio de 2008, hasta fines de 2011, Aerolíneas recibió subsidios por el equivalente a US$ 2439 millones, de los cuales US$ 805 millones correspondieron a 2011, según los datos de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP).
Granados es la llave para una actividad hiperregulada como el transporte aerocomercial. Pero claro, esa llave funciona generalmente viciada por las necesidades que tiene Aerolíneas y no por las urgencias de un mercado que jamás logró desarrollarse.
Desde hace un año, el organismo le niega a LAN los permisos para sumar tres frecuencias a los siete vuelos diarios que tiene a Miami. Aerolíneas, en tanto, anunció que a partir de diciembre pasará a dos vuelos diarios a ese destino. A su vez, en febrero de este año, LAN se anotició que le eran retirados los permisos para volar la ruta Rosario-Lima, con la intención de que Aerolíneas se hiciera cargo del vuelo. Aerolíneas nunca lo hizo, y Rosario se quedó sin esa conectividad internacional.
Un par de meses antes, en diciembre de 2011, la ANAC le impidió a la compañía operar vuelos regionales desde Aeroparque con destino a Santiago de Chile y a San Pablo. El argumento fue que había congestión aérea en esa terminal, aunque 12 días antes de tomar esa medida el mismo organismo autorizó a Austral a operar esos mismos vuelos desde Aeroparque.
Los pasajeros que en los últimos años viajaron por LAN, seguramente, habrán tenido que abordar su avión en medio de la pista y no caminando por una manga. Sucede que, desde 2010, por medio de otra resolución de la ANAC, el Gobierno decidió darle prioridad a Aerolíneas Argentinas para la utilización de las mangas telescópicas en Aeroparque, mediante las cuales los pasajeros hacen su embarque y desembarque de los aviones. Como consecuencia de esto, LAN Argentina tiene seis vuelos por día en mangas; para los demás, hay que tomar buses y subir escaleras.
Aerolíneas jamás se sintió cómoda compitiendo con LAN. De hecho, si se comparan destinos domésticos en los que no comparte la ruta con LAN, los precios son alrededor de un 50% más caros que los de rutas con competencia. Por caso, un pasaje a Tucumán (1252 kilómetros) donde ambas empresas vuelan cuesta 1464 pesos, mientras que para ir a Catamarca (1133 kilómetros) hay que desembolsar 2297 pesos. Claro que para ir a suelo catamarqueño hay un solo mostrador disponible: el de la estatal Aerolíneas Argentinas, o en su caso, el de su prima menor, Austral.
Los efectos de la decisión de la ANAC