La Enade 2012 la abrió el ministro de Hacienda y la cerró el Presidente. El mensaje fue el mismo: el modelo no se toca y tiene a Chile a las puertas del desarrollo.
Este año, el encuentro anual, donde se reúnen los hombres y mujeres más poderosos de Chile, se caracterizó por una defensa casi total al modelo y a la institucionalidad vigentes. Quizás los empresarios, asustados por los cuestionamientos que el sociólogo Alberto Mayol les hizo el año pasado, optaron por un Enade más tranquilo. O simplemente supieron leer la coyuntura, que parece no estar tan entusiasmada con el clima crispado del año pasado que gatillaron los movimientos sociales, en particular, el liderado por los estudiantes.
Sebastián Piñera declaró que “Chile está cambiando para mejor, pero estamos a mitad de camino” y añadió que “si perseveramos, vamos a lograr un país desarrollado y sin pobreza antes de que termine esta década”.
El Presidente afirmó que el 2013 la economía va “a seguir creciendo con fuerza y vamos a seguir liderando no sólo en Amérca Latina, no sólo en la OCDE, sino que a escala mundial”.
En la mañana, el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, aseguró que Chile “podría llegar al desarrollo en 2016 o 2017”, adelantando así su meta proyectada para el año 2018. Larraín sostuvo que, de mantenerse el crecimiento en los niveles actuales, se puede alcanzar un PIB per cápita de US$ 22 mil antes de 2018.
Sin embargo, el ministro no se quedó ahí. También entró de lleno a la campaña presidencial, señalando que “no da lo mismo” quien gane la presidencia el próximo año, dando su claro apoyo a su coalición. “En 2013 los chilenos tendrán que comparar cómo están ellos y cómo estaban ellos en 2009 para tomar sus decisiones sobre por quién votar para el próximo Presidente de Chile”. Añadió que “nosotros legítimamente esperamos que sea una persona de nuestra coalición (…) Yo creo que la gente tiene que mirar el desempeño (…) Claramente yo creo que los chilenos se dan cuenta que han habido un enorme progreso en estos tres primeros años de gobierno de Sebastian Pinera”.
Al introducir al ministro Larraín, el presidente de Icare, Francisco Silva ya marcaba el tono del encuentro al decir que las instituciones son la clave y advirtiendo acerca del “fantasma del populismo”, que es cortoplacista.
Algo parecido hizo el presidente de la Confederación de la Producción y Comercio (CPC), Lorenzo Constans, quien en su discurso de cierre antes de que hablara Piñera resaltó que “el modelo es la mejor alternativa para el desarrollo del país y disminuir la desigualdad”. Aunque precisó que el sistema necesita ajustes, ya que “los avances económicos no han ido de la mano con avances sociales y la desigualdad”.
Constans hizo un llamado a concertar nuevos pactos nacionales para alcanzar el desarrollo y mejorar la vida de todos los chilenos.
El invitado estrella, Camilo Escalona, tampoco se salió del guión. El presidente del Senado, escuchado como hombre de Bachelet, le dio garantías al empresariado de que se respetará la institucionalidad, pero les advirtió que la desigualdad será tema prioritario de la agenda.
El senador socialista recordó a la audiencia que en las anteriores administraciones “le dimos estabilidad, responsabilidad fiscal y crecimiento al país”, pero que en la actualidad “estamos en una disyuntiva histórica” marcada por el tema de la desigualdad, que requiere ser confrontada, ya que de lo contrario se “amenaza la estabilidad”.
“El camino de las reformas en Chile es institucional”, les aseguró, en un discurso que se centró en el aporte que hicieron al país los gobiernos de la Concertación y que también se entendió como la proyección de un eventual nuevo gobierno de la oposición.
Escalona sostuvo que el país está “en una disyuntiva histórica” marcada por el tema de la desigualdad, que requiere ser confrontada, ya que de lo contrario se “amenaza la estabilidad”.
Se trata, enfatizó, de un problema que “golpea la dignidad de los chilenos” porque “la desigualdad ha creado el hábito de abusar”.
La educación y la energía fueron temas obligados. Piñera, en su discurso de cierre mencionó la necesidad de impulsar el mejoramiento de la educación y afrontar el problema energético que podría sufrir esta nación en los próximos años.
No estaba en la agenda pero se la tomó. En los pasillos de Casa Piedra fue “el” tema que se discutió entre los empresarios: la amenaza que representa el fallo de La Haya para las relaciones económicas entre Chile y Perú.
No hay que olvidar que el sector privado tiene US$ 7.000 millones invertidos en Perú y los peruanos US$ 5.000 millones invertidos en Chile.
El escritor Alvaro Vargas Llosa manifestó en su presentación “que pase pronto”, refiriéndose al juicio limítrofe. Las presentaciones orales parten el lunes y tras el fallo en la disputa entre Nicaragua y Colombia, la preocupación en el mundo empresarial y La Moneda es latente.
Vargas Llosa expresó que el fallo no debiera afectar las relaciones. “Las relaciones entre Perú y Chile nunca en su historia han estado mejor que ahora. Es infinitamente más lo que nos une que lo que nos separa”, fue como abarcó el tema el analista peruano.
Advirtió que en Lima se vive un clima “demasiado triunfalista” y eso es peligroso.
El ministro de Hacienda comentó después de su discurso que el fallo no debiera afectar las relaciones.
Igual de cauto fue el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), advirtiendo que no es bueno anticipar resultados. Señaló que hay que mantener la calma y “esperar cual sea el resultado final”.