El negocio de la aviación civil sigue encogiendo en Estados Unidos a base de fusiones. American Airlines y US Airways acaban de cerrar la anticipada fusión de sus operaciones.
Nace así la mayor aerolínea del país y deja el mercado concentrado en cuatro grandes actores, por delante de Delta —que se alió con Northwest en 2008—, United —que lo hizo con Continental en 2010— y la aerolínea de bajo coste Southwest -que adquirió AirTran en 2011.
La integración de las dos aerolíneas, que controlarán juntas el 24 % de los vuelos en EE UU, fue una opción desde el momento en el que la socia estratégica de Iberia suspendió pagos en noviembre de 2011. Y se hizo evidente cuando los sindicatos dieron su bendición pública a la negociación. La nueva American Airlines será la mayor compañía aérea del mundo.
La sociedad que emerja de la fusión tendrá capacidad para mover a casi 110 millones de viajeros al año y con su programa de fidelidad cubrirá a 63 millones de pasajeros en todo el mundo. Será una fortaleza aérea en la coste Este de EE.UU, con ingresos de US$ 38.700 millones, más de cuatro veces el nivel de facturación de la fusión de la chilena LAN y la brasileña TAM.
Pero es conocido también que las dos compañías tiene un pobre servicio y necesitan renovar su flota.
La fusión de las dos aerolíneas está valorada en unos US$ 11.000 millones y se realizará a través de un intercambio de acciones. Doug Parker, actual consejero delegado de US Airways, se pondrá al frente de la gestión diaria del nuevo coloso. Tom Horton, el jefe de American Airlines, hará las veces de presidente del consejo de administración de la entidad combinada.
Los acreedores de la matriz de American controlarán casi el tres cuartas partes del capital de la compañía, mientras que el cuatro restante estará en manos de los inversores de US Airways. Como parte del acuerdo, esta última compañía dejará Star Alliance para integrarse en OneWorld, por lo que la aerolínea fusionada seguirán manteniendo la alianza reforzada con British Airways e Iberia.
La fusión se anunciará este jueves. American acaba de presentar nuevo logotipo, que irá acompañado de un cambio de imagen de sus aviones, el primero en 40 años. La compañía perdió cerca de US$ 10.000 millones la última década. US Airways, sin embargo, está logrando ser rentable. El nuevo gigante de la aviación contará con 113.000 empleados si mantiene la plantilla actual tras la integración.
Antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas y el Pentágono, el negocio se lo disputaban entre una decena de compañías. La crisis económica y el alza de petróleo contribuyó además a acelerar el proceso de consolidación del sector en los años sucesivos como la vía mejor para reducir costes y poder sobrevivir. Pero eso significa también menos competencia.
American Airlines es la cuarta compañía de EE.UU, con una cuota de mercado del 15 %. La de US Airways es del 9 %. La líder a escala doméstica es Delta, con el 22 %, seguida por United, con el 19 %, y Southwest Airlines, con el 18 %. Juntas ofrecen vuelos al 80 % de los pasajeros que cada año surcan los cielos de EE UU. En un tercio de las rutas solo hay una opción de vuelo directo.
La transparencia de precios que da Internet, los bajos precios en los viajes con escala y el hecho de que la aerolíneas no hayan reducido capacidad limitó el incremento en el billete al 2 % en la última década. En el caso de American Airlines y de US Airways, hay solapamiento solo en 13 rutas, por lo que el examen de los reguladores no debería plantear muchos problemas.
Para que la fusión pueda llevarse del papel a la realidad, el juez que supervisa la suspensión de pagos de American Airlines debe dar también su aprobado. La operación sí cuenta con el apoyo de los acreedores de la aerolínea. La historia se repite en el caso de US Airways, que en 2005 compró America West aprovechando que estaba en bancarrota. También lo intentó con Delta.