Hasta ahora las cartas de triunfo del gobierno son sus cifras económicas. Pocos se atreven a desafiar su éxito. Alberto Arenas, jefe del programa económico de la pre-candidata del PS-PPD, Michelle Bachelet, dijo yo.
El jefe de programa de la campaña de Michelle Bachelet habla con tono de ministro de Hacienda. Empoderado, distante. Con ironías propias de la alta tecnocracia local y dardos tan sofisticados como espinudos.
El viernes en el seminario organizado por el Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica (PUC), el ex director de Presupuestos del gobierno de Bachelet arremetió contra las caras alegres de Hacienda.
Lo hizo con elegancia, pero sin falta de dureza. No cuestionó las causas del buen desempeño económico del gobierno, sino más bien lo ponderó con referencias que calificó como mínimos de seriedad para una discusión entre economistas.
Para Arenas, el milagro económico de Piñera no es tal y la mala performance económica de Bachelet sería una “caricatura”. Son mitos que, a su juicio, no se justifican según los números.
Enumeró cuatro de esos mitos, que son críticos de la gestión de Bachelet y favorables a Piñera, en una estrategia similar a la del ministro de Hacienda, Felipe Larraín, cuando ha defendido su gestión en otros seminarios.
El “mito” de que Bachelet no tuvo mejor desempeño económico fue el primero. Señaló que los informes de organismos internacionales respaldan la política contracíclica que lideró junto al ahora candidato Andrés Velasco: ahorro en tiempos de vacas gordas, mayor gasto en tiempos lánguidos.
Dijo que en 2008 y 2009 el mundo enfrentó la peor crisis financiera en 70 años y que el ahorro de los primeros dos ejercicios permitió lanzar un paquete de reformas de 2,8 % del PIB (US$ 4 mil millones), lo que acotó el impacto a sólo un año de recesión.
La referencia, para comparar, a su juicio, es la crisis de 1982-1983.
Recordó que en esos tiempos, además de tener una caída de PIB de 8,2 % y un desempleo superando el 20 %, la inversión pública cayó 13 %, a diferencia de la crisis subprime cuando Bachelet la elevó 24 %, con un gasto público subiendo 18 %. Para los organismos internacionales, apuntó, esta es la política fiscal correcta.
“Cuando se habla de mala administración fiscal… esa crítica es una caricatura, relacionada a un ciclo electoral, las cifras sostienen lo contrario”, afirmó.
El segundo mito que propuso derribar es aquel que sostiene que el manejo macroeconómico fue peor antes que ahora.
Para ello consideró necesario “aislar” las cifras de crecimiento del país de los factores externos, lo que implica no considerar en la expansión del PIB los años 2008 y 2009, escenario de la crisis subprime.
Así, dijo que entre 2006 y 2007 el crecimiento fue 5,4 %, cifra similar al de este gobierno entre 2010 y 2012. Aun más, planteó que si se consideran los últimos cuatro años antes de la crisis, el país crecía a 6 %.
Minimizó el rol de esta administración en la expansión de 2010, pues a su juicio, las decisiones macroeconómicas de un año influyen en el siguiente. Así, explicó que el crecimiento de 2010 se debió fundamentalmente al impulso fiscal del 2009.
Con estos números Arenas trató de desinflar el “éxito” de crecimiento económico de Piñera. “Si uno ve el crecimiento promedio de 2010-2012, es bastante en torno al nivel previo a la crisis subprime y en torno a los últimos 20 años; es decir, básicamente, las cifras no avalan un milagro económico de la actual administración”, recalcó.
Luego dijo que el PIB tendencial previo a la subprime era de 5,2 % y que en los últimos 3 años de Piñera fue de 4,6 %.
En desempleo no hay discusión. Reconoció “avances” en este gobierno. En inflación las cifras son mejores para Piñera, pero advirtió que se atrevía a “dudar” por el inconcluso ‘affaire’ INE.
La comparación más ventajosa la encontró en el ahorro y el balance, sus materias favoritas cuando manejaba las platas fiscales junto a Velasco.
Sostuvo que en 2006 y 2007 el ahorro público fue de 15,3 %, mientras que en este el indicador gobierno llegó a 1,4 %. En todo caso, no mencionó el gasto al cual el gobierno se vio forzado a tomar decisiones para financiar la reconstrucción.
El balance estructural dio superávit de 2,5 % del PIB con Bachelet y déficit de 3,7 % con Piñera. La deuda pública, en tanto, pasó de 4,5 % con su ex jefa a 10,6 puntos con el gobierno actual.
Esto, en un contexto de precios del cobre efectivos y de largo plazo superiores con Piñera a los de su gobierno.
“(La administración Bachelet) supo cómo enfrentar enfrenta el auge y también supo enfrentar la crisis”, concluyó atando cabos.
Luego enfrentó el tercer mito, el de la “mala herencia fiscal” que Larraín dice haber recibido de Velasco.
Para ello, advirtió que se deben analizar los ingresos del cobre y gastos, aunque en este último punto reconoció que no hay muchos datos para los cálculos.
Con todo, recordó que el metal rojo promedió US$ 2,7-2,9 la libra con Bachelet y US$ 3,7 con Larraín.
Pese a esa ventaja, afirmó que el ahorro público de la Presidenta fue de 15,9 puntos de PIB, mientras que ahora la cifra es de 1,4 puntos. Y lanzó la advertencia y fijó la sombra: “Si el precio sigue bajando y no se sostienen, puedo asegurar que esto puede cambiar sustantivamente”.
Preparada la siembra cosechó el cultivo. Criticó al gobierno actual diciendo que pese a tener mejor precio del cobre efectivo y de largo plazo, mayor estabilidad de los mercados respecto de la crisis subprime, crecimiento económico candente y en general, mejores condiciones macro, “la actual administración ha tenido un bajísimo esfuerzo fiscal, y cuando digo bajísimo es que el esfuerzo fiscal, el ahorro público, no se condice con las variables macro que ha enfrentado el periodo”.
Profundizó la crítica advirtiendo que el precio del cobre de largo plazo con Bachelet fue US$ 1,39 y con Piñera US$ 2,7. La cifra es clave porque es un ingreso fiscal estructural, base del cálculo del balance estructural, donde Arenas dijo que se prevé que esta administración tenga un déficit de 1,2%, frente a un balance cero con su Presidenta.
Cabe mencionar que un número no menor de economistas destacan que, si bien el precio del cobre ha sido más alto, los costos para las mineras se han disparado, por lo que las utilidades han disminuido, sufriendo los ingresos del cobre.
Arenas afirma que no hay razón para que este gobierno no haya acabado con el déficit estructural. “¿Las condiciones de crecimiento sostenido y de otros factores macro son consistentes con mantener un déficit estructural en las finanzas públicas? La respuesta es no”.
Y dio paso al discurso más político, disparando contra Larraín y Piñera: “Bachelet privilegió siempre las finanzas públicas, jamás presentamos un proyecto sin fuente de financiamiento clara y establecida… ¿Qué significa en español 1,2 % del PIB de déficit estructural promedio? Significa que hay US$ 3.200 millones que financiar en el presupuesto, pero con recursos que no son permanentes… Esa materia en la administración de finanzas públicas no se hace sostenible”, agregó.
Para Arenas, quien tiene la responsabilidad de liderar el equipo a cargo de la propuesta de reforma tributaria de Bachelet, este tema es clave. Por eso, concentró las balas en este punto.
“Imagino el año 2006 o 2007 y haciendo copy paste de las condiciones macro del país, me habrían faltado argumentos para explicar cómo presento un presupuesto no bajo la regla de balance. Uno podría entenderlo en 2010 o algo en 2011, en 2012 es difícil de entender, (pero) en 2013 cuando en 2012 el déficit fue 0,6 % de PIB, entender que 2013 será más deficitario, es absolutamente difícil de comprender, no encuentro razones macroeconómicas para explicar una situación como esa”, atacó.
Y continuó con los pocos números en que algunos economistas sí han cuestionado al gobierno, como el déficit de cuenta corriente y la recalentada demanda.
Destacó que la brecha de la demanda agregada con el PIB es de 4,2 puntos y que la cuenta corriente está también deficitaria. Ambos puntos, sumados a que —según sus números— el PIB de tendencia no ha variado radicalmente en este gobierno, lo hacen cuestionarse “si es sustentable o no lo que está ocurriendo”.
“La pregunta es si estamos o no forzando parte de nuestra máquina para tener gastos y crecimiento, (algo que) no es tan sostenible con factores reales de la economía y de largo plazo. Si así fuera son malas noticias para la administración”, concluyó.
Como buen jefe económico de la más probable próxima Presidenta, Arenas eludió todas las preguntas sobre la reforma tributaria que planea hacer si gana, pidiendo que se les espere hasta fin de mes.