Quien fuera el hombre más rico de Brasil, Eike Batista, asiste al derrumbe de su imperio. La caída de 16 por ciento en la bolsa de Sao Paulo en 2013 fue la segunda peor del mundo. Entretanto, a Luzia Souza le va mejor que nunca en el estado más pobre del país.
Esta madre de 29 años con dos hijos forma parte de los 22 millones que han salido de la extrema pobreza durante los tres años de gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, según cifras gubernamentales. Dejó una casucha que se inundaba regularmente debido a la subida de los ríos y rodeada de aguas servidas estancadas por una casa con agua corriente en las afueras de Teresina, la capital de Piaui en el noreste de Brasil, gracias a un plan financiado por el gobierno y el Banco Mundial.
Souza es el tipo de votante que podría ayudar a Rousseff a ganar la reelección este año pese a una economía que creció la mitad de lo alcanzado por su predecesor y una inflación que ha superado la meta oficial de 4,5 por ciento durante toda su gestión. En tanto los inversores se concentran en las tasas de interés en alza y en el deterioro de las cuentas fiscales que han generado el temor de una rebaja de la calificación crediticia, la ampliación de los planes sociales para los pobres llevada a cabo por Rousseff ha apuntalado el apoyo en su base política.
“Todo se está poniendo más caro, pero sin duda me va mejor que hace dos o tres años”, dijo Souza, que recibe 134 reales (US$56) mensuales de ayuda en efectivo y el año pasado obtuvo un préstamo federal subsidiado de 2.500 reales para abrir una tienda de ropa. “Salvo que aparezca un candidato nuevo mucho mejor, yo votaré de nuevo a Dilma”.
Este año, Rousseff espera cumplir la promesa que hizo durante su campaña presidencial de 2010 de erradicar la pobreza extrema, definida por el Ministerio de Desarrollo Social como toda persona cuyo ingreso sea inferior a 70 reales mensuales y de US$1,25 o menos diarios por el Banco Mundial.
Votantes fieles
Estos programas le aseguran a Rousseff millones de seguidores fieles y contribuyen a compensar el descontento por los costos de vida en alza y los servicios públicos malos que hicieron salir a la calle a 1 millón de manifestantes en junio, dijo Mauro Paulino, director ejecutivo de Datafolha, una firma encuestadora de Sao Paulo.
“Los receptores de la asistencia social apoyan en forma mayoritaria a la administración Rousseff”, dijo Paulino por teléfono desde Sao Paulo. “Son suficientes votos para hacer la diferencia en una elección”.
El nivel de aprobación de Rousseff llega a 52 por ciento entre los que ganan menos de 1.356 reales por mes y cero entre los que tienen ingresos superiores a 33.900 reales mensuales, según un sondeo de Datafolha realizado los días 28-29 de noviembre. Si la elección presidencial de octubre próximo se hubiera realizado en ese momento, Rousseff habría ganado con un 42 por ciento en comparación con el 26 por ciento de su rival más próxima, la ex ministra de Medio Ambiente Marina Silva, mostró la encuesta. El sondeo tuvo un margen de error de más menos dos puntos porcentuales.
Muchos de los planes sociales de Rousseff fueron iniciados por su predecesor y mentor, Luiz Inacio Lula da Silva. Durante sus dos mandatos desde 2003 hasta 2010, Lula amplió el programa de transferencia de efectivo que rebautizó como Bolsa Familia y comenzó una campaña de viviendas públicas llamada Mi Casa, Mi Vida que ha entregado 1,4 millones de casas desde 2009, con 1,6 millones más en construcción.