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Opinión: Sólo será un cambio de tendencia en un contexto de bajo crecimiento.

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El escenario macroeconómico a nivel local se ha deteriorado consistentemente desde el segundo semestre del año 2013. En esta línea, tanto el Banco Central como los agentes de mercado hemos ajustado a la baja las expectativas de crecimiento para 2014, básicamente desde un 4,5% a un techo de 3,5%. En consonancia con lo anterior, la Tasa de Política Monetaria ha disminuido desde niveles de 5% al actual 4% y se ha internalizado que llegará al menos a 3,75% con una alta probabilidad de una baja adicional de 25 puntos base.

Estos son los factores locales que explican la depreciación del peso, a lo que hay que agregar que la incertidumbre por la reforma tributaria pudo haber generado algún impacto, sobre todo al comparar la evolución de nuestra moneda frente a otras de países emergentes. A este panorama interno se agregó la caída de los términos de intercambio, situación liderada por el precio del cobre.

Sin embargo, da la impresión de que el panorama se torna más favorable de aquí al resto del año, aunque no hay que esperanzarse con un crecimiento de actividad por sobre 4%. Es sólo un cambio de tendencia. ¿Cuáles son los factores que apuntalarían el crecimiento del resto de 2014? En primer lugar, solamente por un efecto de base de comparación, el segundo semestre del año debería mostrar una recuperación respecto a los primeros 6 meses de 2014. En particular, la inversión en maquinarias y equipos experimentó una contracción que incluso alcanzó un 41% en octubre de 2013. Por tanto, considerando adicionalmente que la evolución de este componente de la inversión ha sido algo más favorable que lo proyectado (“sólo” se contrae un 6% en febrero 2014), deberíamos retornar a niveles positivos en el corto plazo. Por otra parte, el “ruido” generado por la desaceleración de China parece haberse apaciguado luego del anuncio del estímulo por parte del gobierno. Al menos el precio del cobre así lo refleja, considerando que se recuperó y volvió a ubicarse sobre US$3 la libra.

Da la impresión de que la atención que se puso sobre el sistema financiero y la salud de las empresas de ese país permitiría que, al menos en el corto plazo, se hubieran tomado las medidas necesarias para evitar un problema mayor.

Otra razón para estar algo más optimistas es que el Banco Central de Chile se ha embarcado en un proceso de mayor expansión monetaria. Si bien el impacto directo de esto tiene un rezago, ha permitido que las tasas de interés de mayor plazo internalicen este nuevo escenario. Por otra parte, no sólo la tasa base ha disminuido. Actualmente nos encontramos frente a excepcionales niveles de liquidez a nivel local e internacional. Los niveles de spread de los instrumentos a renta fija de corto plazo en el mercado nacional alcanzan niveles históricamente bajos. Esto permite asumir que el crédito debería continuar fluyendo, impulsando las colocaciones y evitando una abrupta desaceleración del consumo, considerando adicionalmente el buen desempeño del mercado laboral. Algo similar se observa en el mercado internacional, en el cual, si bien aumentó la tasa base, los niveles de spread permiten que empresas chilenas obtengan financiamiento en condiciones muy favorables.

En conclusión, da la impresión de que la economía chilena irá efectivamente de menos a más durante el año 2014. Existen varios factores que sustentan que, si bien el crecimiento será bajo, será más cercano a 4% a fines de 2014. El ciclo de desaceleración local parece habernos encontrado en un buen momento, ya que alcanzaríamos a “subirnos al carro” de la extraordinaria liquidez a nivel internacional y de esta forma acortar el período en la parte baja del ciclo económico, aunque, como se señaló anteriormente, sólo es un cambio de tendencia en un contexto de bajo crecimiento.

Matías Madrid
Economista Jefe
Banco Penta

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