Paul Krugman piensa que los pensadores de Mario Draghi están equivocados.
Ante un grupo de importantes investigadores y autoridades del Banco Central Europeo, el ganador del Nobel dijo que el BCE y otros bancos del mundo tienen que elevar los objetivos de inflación que mantienen desde la década de 1990. Los objetivos de 2 por ciento son demasiado bajos y aumentan el riesgo de que los bancos centrales se queden sin margen para bajar las tasas de interés.
“La intensa resistencia de los bancos centrales a un cambio de régimen a pesar de que hace más de cinco años que el límite inferior de cero indica que la parálisis política que afectó a Japón durante casi dos décadas es un fenómeno más o menos universal”, dijo Krugman en un trabajo que envió a Draghi y otros funcionarios en Sintra, Portugal.
La crítica de Krugman resulta especialmente relevante para una institución que enfrenta la amenaza de una espiral deflacionaria que obliga a los funcionarios a profundizar cada vez más en una política no convencional. La tasa de interés de referencia del BCE es ahora de un bajo nivel récord de 0,25 por ciento.
La inflación de la zona del euro es de 0,7 por ciento y Draghi, el presidente del BCE, dijo ayer en un discurso que los funcionarios deben estar atentos a la posibilidad de una “espiral negativa de precios.
Krugman sostuvo que un objetivo de inflación demasiado bajo podría dar a las autoridades europeas una excusa para no hacer más, lo que califica de “trampa complaciente”.
Hablar claro
“Mientras los precios se mantengan estables, algunos funcionarios afirmarán que la política monetaria es efectiva, que toda dificultad económica que persista deberá abordarse mediante una reforma estructural”, dijo Krugman. “Hablemos claro, ya hay visibles tendencias sobre una falta de resolución similar en Europa, por ejemplo en las declaraciones de funcionarios del área monetaria de que la baja inflación no es en realidad un problema porque obedece a ajustes necesarios en los países deudores”. Las declaraciones de Krugman no tuvieron una buena recepción en todas partes.
Otmar Issing, que contribuyó a elaborar el marco de las políticas del BCE durante su gestión como economista jefe, dijo que subir el objetivo e inflación hace que se corra el riesgo de indicar que los funcionarios se están volviendo complacientes respecto del incremento de los precios.
“¿Cómo volver a anclar las expectativas de inflación?”, dijo Issing. “No es algo mecánico, sino que se trata de un problema de credibilidad, y a los bancos centrales les va a costar explicarlo”.