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Ex operador de Goldman Sachs apuesta a convertirse en el rey de los taxis en Argentina

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Después de 23 años negociando opciones sobre compra de acciones en Goldman Sachs Group Inc., Merrill Lynch Co. y su propio fondo de cobertura, Russell Abrams se dispone a emprender su apuesta más exótica hasta el momento: como empresario de taxis en Buenos Aires.

Abrams, de 48 años, proyecta invertir US$100 millones de su propio dinero para desarrollar una flota de taxis en Buenos Aires, indiferente a las perspectivas de la segunda cesación de pagos de Argentina en 13 años, las consecuencias de la devaluación del peso en enero, una inflación de 40 por ciento y la primera contracción trimestral de la economía desde 2012.

Para Abrams, el pantano financiero en el que se encuentra la segunda economía más grande de Sudamérica es una oportunidad para comprar obleas a bajo costo a conductores necesitados de efectivo, una jugada que rendirá, predice, si las políticas económicas cambian cuando la presidenta Cristina Fernández de Kirchner deje el poder el año próximo después de cumplir dos mandatos. Barclays Plc y JPMorgan Chase Co. son algunos de los bancos según los cuales Argentina está en vías de sanear su economía y recuperar el acceso a los mercados de crédito extranjeros después de las elecciones presidenciales de 2015.

“Esto es un negocio fascinante”, dijo Abrams desde su oficina en la capital trasandina, a la que viajó por primera vez a Argentina a los 21 años y cuya esposa, Sandra, es argentina. “Cuando se negocian opciones, se maneja una especie de mundo virtual. Esto es tangible. Usted ve los autos, habla con los conductores. Es más difícil, pero los retornos también son mayores”.

Los precios de las licencias, conocidas como obleas, han aumentado más del doble en dólares en los últimos seis años hasta US$24.159, y él predice que aumentarán más del triple en los próximos cinco años hasta los niveles de Santiago de Chile y de Montevideo, la capital uruguaya.

Retornos de 48%

Una inversión en taxis en Buenos Aires puede generar retornos anuales desde 25 por ciento hasta 48 por ciento, en tanto las ganancias mayores son para los conductores que son propietarios de sus propios autos y obleas, según Mariano Otalora, director de la Escuela de Finanzas Personales con sede en Buenos Aires. “Los taxis en Buenos Aires pueden ser una opción interesante para un inversor extranjero con un capital significativo que entienda los riesgos”, dijo.

Abrams ha comprado 30 licencias de taxis desde 2008 y dice que apenas está empezando. Proyecta comprar 1.000 taxis más, para una flotilla cinco veces más grande que la de su competidor más cercano, independientemente de las normas que limitan su magnitud a 200.

“Ni siquiera hay tantas licencias en venta”, dijo en una entrevista telefónica Horacio Pérez, presidente de la Cámara Empresarial de Taxis de Argentina. “Suena excesivo. Tendría que crear cinco empresas distintas y romper el mercado”.

Al oír mencionar la preocupación de la asociación, Abrams dijo que proyecta establecer cinco empresas con 200 licencias cada una.

Los planes de Abrams resultan aún más ambiciosos cuando se los contrasta con el telón de fondo económico del país y su batalla con los tenedores de los bonos sobre los cuales el país entró en cesación de pagos en 2001.

El producto interno bruto se contrajo inesperadamente 0,2 por ciento en el primer trimestre, en tanto los productos al consumidor aumentaron 15 por ciento en los seis primeros meses del año, muestran datos del gobierno. Argentina devaluó el peso un 19 por ciento en enero.

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