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Opinión: La Nueva Mediocridad

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Mientras en el Chile Day de Londres todo es armonía entre gobierno y empresarios, en el país la situación entre ambos es, por decir lo menos, tensa. La culpa de todo la tiene el "relato" del gobierno, como les gusta decir a los políticos, que está haciendo estragos en las filas empresariales.

El nuevo "relato" es muy simple (y muy falso), pero muy dañino: "En Chile las personas tienen ingresos desiguales, lo cual es injusto. La causa de esto es el sistema económico o, lo que es lo mismo, los empresarios o los ricos. Y, dado que ellos (los ricos, los empresarios) son culpables de aquello, hay que quitarles ingreso y redistribuirlo".

La del gobierno no es una prédica intrascendente. Afecta, en primer lugar, el prestigio de un grupo de gente –los empresarios– que es importante para lograr los aumentos del producto y el empleo necesarios para seguir disminuyendo la pobreza. En segundo lugar, y más importante que lo anterior, el criterio de equidad afecta negativamente el necesario incentivo que se requiere para desatar el esfuerzo creativo de los hombres para mejorar su condición. Por algo el Financial Times señaló que la economía chilena es la que mejor encarna la nueva mediocridad.

El gobierno nunca ha sido muy claro respecto de cuáles serían "los ingresos justos". A lo más, ha señalado que el objetivo que se pretende es la equidad.

¿Que es la equidad? Miro en el diccionario y leo: "Cualidad que mueve a dar a cada uno lo que merece en función de sus méritos o condiciones". La verdad es que la definición no ayuda mucho a esclarecer qué es lo que pretende el gobierno.

Varias preguntas. Primera: ¿quién determina lo que es equitativo? La respuesta es: el gobierno, por supuesto. Algún iluminado burócrata que ha visitado el paraíso y conversado con los dioses deberá determinar cuánto corresponde quitarles a algunos para darles a los otros. ¿En qué basará su determinación? Probablemente en nada muy racional. Básicamente, en sentimientos o percepciones del momento –de odio, amor, envidia– respecto de los más ricos.

Segunda pregunta: ¿es equitativo que Alexis Sánchez gane un millón de dólares al mes? La teoría económica hace rato que contestó esa pregunta. Es racional. El mercado remunera a las personas según el aporte que realizan. Alexis mete goles, gana campeonatos y vende camisetas. El Arsenal gana muchísima plata con Alexis, razón por la cual está dispuesto a pagarle un sueldo tan alto.

Tercera pregunta: ¿sería más justo bajarlo de los patines, a Alexis, como predica el ministro Eyzaguirre? No, de ninguna manera. Haga una cosa positiva: suba a los patines a otros jugadores jóvenes para que compitan con Sánchez.

Cuarta pregunta: ¿es equitativo que Alexis gane más que Valdivia, otro verdadero genio del fútbol? Para su información, Alexis se porta mejor, se cuida más, entrena con harta más dedicación, hace dieta sana, se acuesta temprano, se levanta de madrugada a hacer ejercicios, y es simpático, no conflictivo. En suma, aporta más.

Quinta pregunta: ¿sería más justo que Valdivia ganara lo mismo que Alexis? Al respecto, los expertos indican que si Valdivia tomara la decisión de trabajar tanto y fuera tan disciplinado como Alexis, los sueldos de ambos serían muy parecidos. Por lo tanto, en vez de quitarle a Alexis, sería mucho mejor decirle a Valdivia que se pusiera las pilas, que aportara más.

Y si usted todavía no esta convencido de todo esto, yo solo le puedo agregar que a Alexis nadie le "distribuyó" la plata que el gobierno quiere quitarle para "redistribuirla" a otros. Alexis ha trabajado duro desde muy niño y se ha ganado, peso por peso, todo su dinero.

Mis profesores en la Universidad de Chicago, todos genios, trabajaban una enorme cantidad de horas diarias y publicaban muchos y muy sesudos artículos en la frontera del conocimiento.

De aquellos que estaban en el departamento de economía en ese tiempo, cinco de ellos –Lucas, Becker, Fama, Stigler y Schultz– ganaron el Premio Nobel de Economía. ¿Es eso equitativo? Tampoco a ellos nadie les distribuyó o regaló el Premio Nobel. Lo obtuvieron debido a que poseían condiciones excepcionales de inteligencia (todos no somos iguales) y trabajaron más duro que los demás durante muchos años.

Ninguno de ellos nació en cuna de oro. La madre de Friedman, por ejemplo, llegó desde Ucrania a Estados Unidos a la edad de 14 años y trabajó desde muy joven como costurera en un taller de confección de ropa, con pésimas condiciones laborales.

En una entrevista que dio a una famosa revista, Friedman señala que: “Esos talleres y el trabajo infantil eran mucho más el resultado de la pobreza existente que del laissez fair. Nosotros en Estados Unidos ya no tenemos ese tipo de pobreza, gracias a que el sistema de empresa libre nos permitió llegar a ser ricos. Durante ese período, millones de inmigrantes sin un peso en el bolsillo vinieron desde afuera, nada más que con sus manos, y gozaron de una enorme mejoría en sus condiciones de vida. A mi madre solo le fue posible emigrar a Estados Unidos debido a que existían esos talleres donde pudo obtener un trabajo. No se quedó mucho tiempo allí. Tampoco lo hizo la mayoría de los otros que vinieron con ella. Si en ese tiempo hubiésemos tenido la ley de salarios mínimos y todo el entramado de leyes del Estado de bienestar, tal como existen ahora, la mitad de los lectores de esta revista o no existirían o serían habitantes de Polonia, Hungría u otro país. Y, por supuesto, tampoco existiría esta revista".

A los empresarios tampoco les han regalado la plata. A pesar de que últimamente van una vez al año a Londres o a Nueva York junto a funcionarios de gobierno a celebrar el Chile Day, la vida de los empresarios en Chile es bastante difícil. Su actividad se valora poco y nada. Además, muchas veces son víctimas del resentimiento y de la envidia. A pesar de ello, los empresarios chilenos se destacan. En su gran mayoría han ganado su dinero de manera honesta. Y todos ellos, sin excepción, han debido luchar duro contra la competencia, la burocracia, la regulación y el mal ambiente, para dar trabajo y mejores condiciones de vida a los chilenos.

Algunos, haciendo gala de mucha creatividad y trabajo duro, han tenido éxito. Otros tantos han fracasado. Los que progresaron, lo hicieron asumiendo riesgos políticos y económicos y emprendiendo variados proyectos que les han cambiado la cara a Chile y a los chilenos. Ellos se han ganado su plata trabajando para Chile.

En los últimos 40 años, gracias a la operación de la economía libre, se han superado los severos niveles de pobreza de antaño, las altas tasas de inflación y el permanente estancamiento económico. Hemos sido espectadores privilegiados de cómo la economía de mercado libre ha permitido aumentos sustanciales y sin precedentes del nivel de vida de los chilenos más pobres. Miles de ciudadanos modestos pero trabajadores de muchos países vecinos eligen a Chile para comenzar a vivir una nueva vida.

El gobierno actual, sin embargo, está empeñado en modificar de manera profunda los factores que han sido responsables del progreso alcanzado. Si en el pasado hubiésemos tenido los impuestos al nivel en que están actualmente, y hubiésemos aplicado toda la batería de medidas con las cuales hoy se nos amenaza, yo estoy seguro que no seriamos muy diferentes de Venezuela o Cuba y, obviamente, ningún ciudadano de otro país querría trasladarse a Chile a vivir y a trabajar.

Alvaro Vial
Economista

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