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Opinión: Metrogas, en el universo mágico de la “Nueva Mediocridad”, la eficiencia está desprestigiada

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Se ha generado en Chile una polémica infantil en torno a las utilidades de la empresa de distribución de gas natural Metrogas.


Según la Comisión Nacional de Energía, Metrogas no debería tener una rentabilidad superior al 6%, medido como la Tasa de Costo de Capital (TCC). Es decir, se le permite a estas empresas rentar 6% sobre el capital empleado.

El problema con este tipo de regulación es que desincentiva el aumento de eficiencia en las operaciones, exacerbando así la “herencia” de empresas estatales o monopólicas. ¿Para qué aumentar la eficiencia si luego el Estado me va a sancionar por ello?.

Hay una manera muy fácil de mantener la rentabilidad en los niveles que a la autoridad (y parece ser que a la ciudadanía) le agrade. Aumentar sueldos de los ejecutivos, invertir en proyectos no rentables, comprar activos innecesariamente caros, contratar servicios innecesarios. En fin, la creatividad no tiene límites.

Pero parece ser que Metrogas no estuvo disponible para operar ineficientemente. Tanto es así que, en el último Ranking de Eficiencia elaborado por Falcon Management Partnerts, Metrogas resultó ser la empresa más eficiente de una muestra de 133 empresas chilenas.

Comparamos los resultados de estas 133 empresas con sus equivalentes en EE.UU., ajustando los números por sector y anatomía empresarial. En la muestra, hay bancos, retail, energía, minas, inmobiliarias, etc.; Metrogas, comparada con sus pares en el país del norte, obtuvo el menor gasto en “administración” como porcentaje de sus ganancias netas.

Sí, es cierto que a todos nos gustaría tener gas gratis en casa. Pero también es cierto que, en materia de servicios básicos, nos gusta tener proveedores que sean ágiles, que presten buen servicio, que no exista interrupción y que la atención a nuestros requerimientos sea rápida y cordial. ¿De cuántas empresas de servicios básicos (gas, agua, luz, telefonía y otras) podemos decir que lo anterior se cumple?

Como consumidor, nos debería importar muy poco si Metrogas o Aguas Andinas tienen mucha o poca utilidad. Lo que nos debería importar es que el precio que se paga por el servicio sea competitivo y que éste sea eficiente.

Sin embargo, en el mundo mágico de la “Nueva Mediocridad”, palabras como “Lucro”, “Utilidad”, “Ganancia” o “Rentabilidad” están muy desprestigiadas. Parece ser que el nuevo ciudadano no tolera que se genere el “excedente empresarial”.

La pregunta es ¿por qué? ¿Por qué la ciudadanía no tolera la “utilidad” de las empresas?.

La razón fundamental está en la pérdida de confianza. Casos como el de Cascadas, Farmacias, Productoras Avícolas, Transporte Interurbano, Universidades mediocres, etc., generan un problema de pérdida de confianza que es muy difícil de remontar.

Por otro lado, existe una larga historia de abusos empresariales a una masa de empleados con bajo nivel de educación. Ejemplos sobran en sectores como retail, agrícola, construcción, minería, etc. Debemos recordar que fue necesario imponer una “Ley de Piso” para obligar a los dueños de comercio a que dispusieran de una silla o similar para que las cajeras de las tiendas se pudieran sentar durante su período de trabajo (¡8 horas!).

Todo lo anterior, genera conductas irracionales en los sindicatos y condenas masivas a empresas que con toda justicia generan rentabilidad para sus accionistas.

En el caso de Metrogas, tenemos una empresa eficiente, rentable y que ha ganado en varios años el Premio Nacional de Satisfacción de Consumidores.

Si se ha violado alguna regulación en cuanto a límite máximo de rentabilidad, parece ser que la “acción más rentable” para todos, es cambiar la regulación para motivar la eficiencia empresarial y no condenar al “mateo del curso”.

Por Marcos Prats, Country Manager de Falcon.

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