En el ambiente más crispado que se recuerde se realizará hoy el Encuentro Nacional de la Empresa (Enade) en CasaPiedra, bajo el lema de Affectio Societatis: Crear sociedad entre todos.
“Nunca se había hablado de un cambio de modelo, hay un discurso que no habíamos visto en 25 años, una incertidumbre como no la había habido desde el comienzo de la democracia”, afirma Roberto Méndez, director de Adimark, quien fue presidente de Icare, la organizadora de Enade, en 1992, cuando existía gran temor por la permanencia del sistema económico.
Es un momento en que el empresariado está incómodo respecto de cómo se está llevando adelante el debate, sostiene Roberto Izikson, gerente de asuntos públicos y comunicaciones de Plaza Pública, “en el que la sopa trae reformas Tributaria, a las AFP, Isapres, Laboral, Educación”.
Asegura que Enade sigue siendo una tribuna relevante, pero por razones distintas al pasado. “Antes era la oportunidad de escuchar a los empresarios; ahora es porque el clima está crispado y hay expectativas sobre qué va a pasar entre el gobierno y el sector privado”.
El ambiente es pesimista en el sector privado: la inversión viene cayendo en los últimos cinco trimestres, la economía no crece y la ola de reformas no genera incertidumbre sino que pánico entre el empresariado.
Este Enade viene precedido por algo inédito: la idea de invitar a los tres poderes del Estado y la molestia de los gremios reunidos en la Confederación de la Producción y el Comercio, que le que pidieron a su presidente Andrés Santa Cruz manifestar su molestia en una carta dirigida a su organizadora (Icare). Porque Enade siempre fue la cumbre donde el empresariado daba a conocer su visión y podía golpear la mesa. “Por favor, déjenos trabajar tranquilos”, le dijo Ricardo Ariztía –el timonel de la CPC– a Ricardo Lagos, en la versión 2001. Pero esta vez Santa Cruz estará en el primer panel junto con el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, y no cerrando con la Presidenta Michelle Bachelet, como era costumbre. No faltó el dirigente que ironizó con que este sería el Encuentro Nacional del Estado.
Pese al disgusto, el orador más esperado, al que todos quieren escuchar, es justamente uno de los tres representantes del Estado: el presidente de la Corte Suprema, Sergio Muñoz. Por primera vez la cabeza del Poder Judicial asiste como orador a la emblemática cumbre empresarial. “Eso te habla de la importancia que ha tomado el Poder Judicial a la hora de resolver conflictos medioambientales. No creo que Muñoz renuncie a la oportunidad de dar su diagnóstico a los empresarios. Si tomó la decisión de ir es porque algo les quiere decir”.
El sociólogo y académico de la Usach, Alberto Mayol, uno de los expositores de Enade 2011, sostiene que “no me parece que la Corte Suprema tenga que ir a dar cuenta, más cuando el Poder Judicial ha dicho que habla por sus fallos. Me parece un error político de Muñoz. Tendrá que ir a justificar una mirada distinta a la del empresariado o dar explicaciones y son tonos en los cuales disminuye su poder en vez de incrementarlo”.
Mayol se pregunta “¿por qué cuando los empresarios están en crisis invitan a los tres poderes del Estado?” y apunta al lema de este Enade, Affectio Societatis: Crear sociedad entre todos. “O es un giro democrático, que no he visto en la práctica en los empresarios, o en la palabra todos se esfuerzan por señalar que ellos sean escuchados, que no vaya a ser que entre todos se olviden de ellos”.
Patricio Dussaillant, abogado y analista político, dice que si bien entre los invitados hay caras que se repiten, es novedosa la inclusión de representantes del Estado. “Si dicen que las reformas generan incertidumbre, que hablen el Ejecutivo (Michelle Bachelet) y el Legislativo (Isabel Allende, presidenta del Senado), me parece razonable, porque son controlados por la Nueva Mayoría. Y los mismos empresarios han dicho que se está judicializando todo”, señala por la presencia del ministro Muñoz.
Roberto Méndez apunta que “hay un diagnóstico de una relación social deteriorada, hay crispación, como ha dicho el Presidente (Ricardo) Lagos, parece que nadie se puede poner de acuerdo; el título de este Enade es como recrear estos lazos entre las instituciones”.
Mayol analiza cómo ha cambiado la visión de la sociedad sobre el empresariado. “En 2011 apareció la sospecha de que detrás del lucro había algo extraño. En 2012 migró a una certeza de que había un problema ético, y en 2013 que no sólo no era ético sino ilegal. En 2014, la gente asumió que las formas de operar de las empresas, de ganar dinero, es perjudicando a otros”.
Claudio Fuentes, director de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad Diego Portales, observa a un empresariado que no conecta con la sociedad: “Se resiste a los cambios, no está pensando en el bienestar social y hay una molestia ciudadana respecto de la percepción de abuso –los casos de las farmacias, los pollos, los chanchos, La Polar, las isapres, las tasas de interés de los bancos– y la sensación de que los más pobres son los grandes perjudicados”, dice, y agrega que la encuesta nacional de la UDP reveló que la confianza en las grandes empresas llega a un 10,5% y cae sostenidamente desde un 28% en 2009. De 14 instituciones –incluidos gobierno, medios de comunicación, Iglesia católica–, las grandes empresas se ubican en el lugar 11, superando a tribunales de justicia (8%), Congreso (6,4%) y partidos políticos (4,4%).
Izikson matiza: “Genuinamente los empresarios se dieron cuenta de que Chile está viviendo un proceso de cambios relevantes y que ellos tienen que ser parte del cambio, que la desigualdad es un problema, que los abusos son reales y que debe haber no sólo una sanción pecuniaria o penal, sino social de parte de ellos”.