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Opinión: Chile se recupera, pero exceso de demanda persiste

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La economía chilena reportó desaceleración en el 2014 por tercer año consecutivo, pero mostró señales de recuperación hacia finales del año. El persistente exceso de demanda se redujo, pero no se logró eliminar, dada la prolongación de las políticas expansivas. La reducción del desequilibrio externo se dió más por la contracción de la inversión productiva en lugar de darse por ajuste en el consumo. Esto explica el repunte inflacionario y eleva el riesgo de una inflación alta mientras la expansión fiscal y monetaria se mantenga. 

La economía registró un menor crecimiento en el 2014, de solo 1.9% contra un 4.2% en el 2013 y de casi 6% en el 2010 y 2011. No bastante, la economía mostró una recuperación durante la segunda mitad del año pasado al avanzar a tasas trimestrales crecientes, 0.4% y 0.9% en el tercero y cuarto trimestres, respectivamente. Esto podría ser una señal de que la economía dejó la desaceleración atrás, pero no asegura una recuperación sostenida ni a tasas altas, dado el proceso de fuerte desinversión productiva, y sobre todo que mucha de esa recuperación puede ser resultado de las políticas expansivas.  

La puesta en marcha de políticas altamente expansivas desde la recesión del 2009 generó un creciente exceso de demanda en la economía, el cual se acomodó inicialmente en una aceleración de las importaciones y más tarde en mayor inflación.

Con la desaceleración del año pasado dicho exceso de demanda se redujo a 2.3% del PIB, desde un 4.9% en 2013 y 5.4% en 2012. Esto permitió una reducción en el desequilibrio externo real, aunque no lo eliminó, al registrar un 2.6% del PIB real en 2014 después de alcanzar 6.6% y 5.9% en el 2012 y 2013, respectivamente. Esto confirma que el exceso de demanda se acomodó en gran medida en las importaciones y más adelante encontró cabida en la inflación.

Sin embargo, la reducción en el desequilibrio externo –como consecuencia de la reducción del exceso de demanda– se dió a costa de una contracción de la inversión productiva, y no del consumo como hubiera sido deseable. Así, la inversión fija disminuyó a 24% del PIB en el 2014, desde un 26% en el 2013 y 27% en el 2012. Por lo que el ajuste del desequilibrio se dió a través de un proceso de desinversión, lo cual ha debilitado las fuentes del crecimiento permanente, sobre todo la acumulación de capital físico y humano, lo que a su vez afecta el progreso tecnológico y al final limita el avance de la productividad.

Mientras tanto el consumo total, lejos de ajustarse, aumentó a 79% del PIB el año pasado desde un 78.5% en el 2013 y 77.6% en el 2012. Esto es obvio en una economía con exceso de liquidez generado por la prolongada expansión fiscal y monetaria. Así, el exceso de demanda interna se acomodó en consumo tanto público como privado a través de presionar las importaciones y también los precios internos. No es una sorpresa que todos los componentes de inflación subyacente hayan rebasado el límite superior del objetivo establecido en 4%, y continúen a la alza. 

La evidencia de exceso de demanda está confirmada y se anticipó desde hace más de un año, pero es hasta ahora que la autoridad monetaria ha mostrado preocupación, dado el persistente repunte de la inflación subyacente. Por lo que, como bien lo hemos estado anticipando, la política monetaria tendrá que volver a la neutralidad más pronto que tarde. 

De lo contrario las autoridades corren el riesgo de tener que implementar un ajuste más severo en el futuro, lo cual pondría en riesgo la endeble recuperación que ya se ha asomado. Así, Chile demuestra que una economía en desaceleración y creciendo por debajo de su tasa potencial puede coexistir con un exceso de demanda, sobre todo cuando la persistente expansión fiscal y monetaria acaba por acomodarse en desequilibrio externo e inflación. Es decir, crecer por abajo del potencial no necesariamente implica depresión de la demanda interna o ausencia de presiones de demanda, por lo que la estimación de una brecha de producto negativa puede llevar a decisiones monetarias equivocadas.

Alfredo Coutiño
Director para América Latina
Moody’s Analytics
Twitter: @AlfredoCoutino

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