Lo que varias veces se encargó de desmentir ahora tuvo que reconocerlo. “Me reuní en una oportunidad con el gerente general de Soquimich (Patricio Contesse), cuya única finalidad fue promover un apoyo económico a lo que sería una eventual candidatura de la Nueva Mayoría”, declaró Jorge Rosenblut, presidente de Enersis, a El Mercurio. Y se apresuró a agregar: “Y no hay nada irregular en eso ni hubo otro encuentro”.
Describió la tarea de recaudar fondos para campañas políticas como “aunar apoyos para la política en una causa que uno cree” y como una actividad “perfectamente legítima, necesaria y bien intencionada”.
Rosenblut no precisó cuánto fue el monto recaudado en Soquimich para la última candidatura de Michelle Bachelet ni si se reunió con otras compañías con la misma finalidad. Sólo precisó que “en forma circunstancial intenté colaborar, consultando como iniciativa personal, no planificada e informal, la voluntad para disponer de recursos en una eventual campaña presidencial”.
Según la información recogida por El Mostrador, Rosenblut habría tenido como meta recaudar US$5 millones, a razón de US$1 millón ($500 millones de la época) por empresa, con un piso de $300 millones.
Lo habría conseguido, de acuerdo a estas mismas versiones, porque cinco compañías respondieron afirmativamente, aunque no todas contribuyeron con el tope. Una de ellas, Soquimich. Existe una versión que habla de seis o siete empresas abordadas, pero el resultado es el mismo: cinco estuvieron de acuerdo. Lo que no pudo chequearse es si estos dineros correspondieron a aportes reservados establecidos en la Ley Electoral o no. Este medio intentó hablar con Rosenblut en varias ocasiones, pero no respondió a las llamadas.
El asunto, por cierto, lo complica por el cargo que ocupa en una empresa regulada, matriz de la mayor generadora (Endesa) y mayor distribuidora del país (Chilectra), sujeta a fijaciones tarifarias. Aunque puertas afuera ha negado su papel de recaudador, al interior de Endesa, donde ocupó la presidencia antes de ascender a Enersis a fines del año pasado, el tema era conocido. Lo que generó preocupación entre algunos ejecutivos, “porque se sabía que en algún minuto el asunto podía reventar”, afirma una fuente ligada a la compañía.
Tanto Enersis como Endesa hicieron aportes reservados a las campañas políticas en 2013: US$2,5 millones y US$1 millón, respectivamente. Sus directorios mandataron a Rosenblut, quien entonces ocupaba la presidencia de Endesa, y a Pablo Yrarrázaval, quien era presidente de Enersis, para distribuir los fondos tanto en las parlamentarias como en las presidenciales de primera y segunda vuelta.
Rosenblut y Martelli, mentor y discípulo
Después de la reunión de Rosenblut con Contesse, el encargado de obtener los aportes fue Giorgio Martelli, geógrafo de la UC, ex secretario ejecutivo de la Asociación Chilena de Municipalidades y parte de la ONG Cordillera en la decada del 80.
El modus operandi se repetía en las otras empresas. Rosenblut hablaba en términos generales, siempre muy cuidadoso e imprimiéndole un sentido republicano a la conversación. Dejaba espacio abierto para que la empresa decidiera cómo concretar los aportes y Martelli se encargaba de los detalles, de la parte operativa. Al menos así lo explican los que participaron en alguna de las reuniones.
En un reportaje de El Líbero, Martelli es definido como el “discípulo” de Rosenblut, con quien se conocerían hace diez años y el actual presidente de Enersis lo habría llevado al comando de Bachelet en la campaña de 2005, cuando fue el líder del equipo recaudador. Martelli fue administrador electoral de dicha campaña.
Pero Martelli juega otro rol clave en esta trama que enreda a la política: haber pagado servicios al ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, a través de cuatro boletas por un total de $4 millones en enero, febrero, marzo y mayo de 2012, emitidas por su sociedad Asesorías y Negocios SpA. El director del Servicio de Impuestos Internos (SII), Michel Jorratt, también recibió pagos de la firma de Martelli entre 2012 y 2013. Dicha empresa aparece con facturas a SQM en un listado que no tiene la Fiscalía, pues son a la filial Salar de la minera no metálica.
Los roles de Martelli y Rosenblut se invirtieron en la campaña de 2013: el primero fue una de las cabezas a cargo de allegar recursos mientras el segundo tuvo menor protagonismo. Pero ese papel fue menos relevante en las formas, porque Rosenblut habría conseguido entre 3 y 5 millones de dólares como aportes a la segunda candidatura de Bachelet.
De estilos diferentes, Martelli dijo públicamente en 2014, en un seminario del centro de estudios Chile 21, que “las campañas se hacen con dinero. Por eso, hay que ser claro, transparente y honesto. No me gusta y no estoy de acuerdo con el comentario de que es indigno conseguir dinero. ¿Qué tiene de indigno conseguir plata?”. Y se describió a sí mismo de esta manera: “Yo no soy un político, tampoco un empresario; soy un operador”. Mientras su mentor Rosenblut lo viene a reconocer cuando su nombre aparece mencionado en un artículo en este medio. El Mostrador intentó infructuosamente contactarse con Martelli.
Rosenblut y el combo
Ingeniero civil de la U. de Chile, con un máster en administración pública en Harvard, desde que regresó a Chile en 1990 Rosenblut ha pololeado con el poder. Trabajó para Edgardo Boeninger en el Ministerio Secretaría General de la Presidencia durante el gobierno de Aylwin; fue subsecretario de Telecomunicaciones y de la Presidencia en la gestión de Frei, hasta que salió porque no se entendió con su jefe, el ministro Juan Villarzú, quien reemplazó a Genaro Arriagada. De ahí no volvió al sector público, tuvo una consultora e incursionó en el negocio inmobiliario en Miami como socio minoritario de Terra Group, la empresa creada en 2002 por Patricio Kreutzberger, Raimundo Onetto, Jaime e Ignacio Hernández y el cubano estadounidense Pedro Martin. La crisis subprime golpeó con fuerza a la empresa en 2007 y lo ganado se transformó en pérdidas. Rosenblut se instaló en Miami en 2002, cuando llevaba dos años como presidente de Chilectra; tuvo otros emprendimientos menores, que no alcanzaron el éxito.
En los círculos políticos se lo describe como un hombre hábil, que se preocupó de tejer redes en el sector empresarial. Quienes han trabajado con él afirman que “cuanto más poder tiene una persona más encantador es él” y que con los españoles del grupo Endesa llegaba a ser extremadamente “halagador”. Su pololeo con Ximena Rincón, ministra secretaria general de la Presidencia, lo hizo público el propio Rosenblut, a través de trascendidos de sus asesores en un 'Top Secret' de La Segunda. Lo confirmó en una entrevista en revista Capital en noviembre y a los pocos días apareció fotografiado junto a Cristián Zegers, Agustín Edwards Eastman y Ximena Rincón, una de las 100 mujeres líderes premiadas por el matutino. El vínculo amoroso le suma influencia y él lo muestra.
Su papel de recaudador en 2005 –dicen– no sólo fue allegar recursos. Un ex ministro concertacionista afirma que “él vende un combo, donde también entra un asesor comunicacional como Pablo Halpern en la segunda etapa de la campaña, y cinco ministros miembros de Expansiva como él”. Menciona a Eduardo Bitrán en Obras Públicas, Karen Poniachik en Minería, Marcelo Tokman en Energía, Vivianne Blanlot en Defensa y Andrés Velasco en Hacienda.
El futuro de Rosenblut en Enersis
La próxima semana viaja a Chile Francesco Starace, gerente general de Enel, la controladora de Enersis. Llega con la misión de anunciar la reestructuración de Enersis y sus filiales, lo que anticipó el 19 de marzo pasado cuando, en un encuentro con analistas en Londres, se le preguntó por la exposición política en nuestro país, dados los escándalos. Y él respondió que el futuro de los aportes a campañas en Chile se analizaría en el directorio y en su próxima al país.
El 28 de abril se celebrará la junta de accionistas en medio de un escenario de creciente complejidad. Dos fuentes al interior de Enersis sostienen que Rosenblut podría incluso terminar siendo forzado a renunciar. Una de ellas duda que la decisión sea tan drástica, pero que el tema será parte de la agenda durante la visita del mandamás de Enel a Chile, se da por descontado. Y agrega que, a pesar de que es muy respetado, la relación de Rosenblut con los italianos no será la misma.