Rodrigo Valdés reemplazó a Alberto Arenas como ministro de Hacienda el lunes 11 de mayo, pero su verdadero bautizo lo tuvo esta semana.
En 48 horas mostró no tener temor a ejercer el poder que le da estar al mando de la segunda cartera más poderosa del gabinete, reveló agilidad política para seducir al sector privado y, al mismo tiempo, calmar a los sectores más progresistas de la coalición de Gobierno, y dejó claro que su foco es que la economía repunte y garantizar el crecimiento.
Un influyente economista cercano a la Nueva Mayoría y que ha trabajado con él, dice que es muy temprano para sacar conclusiones definitivas, pero que la manera en que se manejó esta semana es consistente con el carácter que el economista de la Universidad de Chile ha mostrado a lo largo de su carrera: no elude asumir responsabilidades.
Asimismo, en un almuerzo en el Centro de Estudios Públicos la semana pasada, Vittorio Corbo, que lo conoce de sus tiempos del Banco Central, le comentó a los invitados que Valdés, como joven gerente de estudios del banco, no tenía reparos en contradecir o desafiar los argumentos de los entonces consejeros del ente emisor, entre los que se contaban Carlos Massad, Jorge Desormaux y Manuel Marfán.
Si su primera semana resultó marcada por la polémica que se desató entré él y Jorge Insunza, nuevo ministro secretario general de la Presidencia, acerca de quién tenía la autoridad para pedir la salida de Michel Jorratt del Servicio de Impuestos Internos, esta semana será recordada por la serie de acciones y decisiones que tomó y que podrían ser un reflejo del estilo que Valdés quiere imponer en Hacienda.
Veamos en orden cronológico: el lunes por la mañana el nuevo ministro de Hacienda, empoderado por La Moneda, le pidió la renuncia a Jorratt.
Cabe recordar que la situación del ex director del SII era ya insostenible ante los problemas que enfrentó por boletas emitidas a la empresa de Giorgio Martelli y se había convertido en un costo para el gobierno. Valdés, no obstante, trató de darle una salida amistosa: "Michel Jorratt es un hombre que le ha dado mucho a Chile, es un técnico de primer nivel, es un tipo honesto. Se han dicho cosas completamente injustas contra él, es un tipo que aportaba en Chile porque estamos haciendo una reforma tributaria muy importante, pero lamentablemente para proteger la institución, para sacarla de los diarios, era necesario hacer este cambio".
Valdés compró tiempo y nombró al actual subdirector normativo, Juan Alberto Rojas, como director subrogante, a la espera de que en los próximos días se inicie un nuevo proceso de concurso del sistema de Alta Dirección Pública.
“Estamos respetando plenamente la institución en el sentido que el que está haciendo ahora de director subrogante es el que estaba predispuesto para que lo hiciera. Se trata de un abogado, Juan Alberto Rojas, con más de 35 años de carrera en el SII, que sabe muchísimo, y a él le tocará tomar varias decisiones, porque el SII goza de autonomía”, explicó Valdés.
Rayado de cancha a la CUT
Continuando su periplo, ese mismo lunes, pero por la tarde, el ministro Valdés dio su primera muestra de poder al tomar control de la reforma laboral y dejar claro que la ortodoxia macroeconómica retornaba a Hacienda: descartó completamente la negociación ramal y poner como piso a las negociaciones colectivas el aumento del IPC.
Concretamente, en su intervención ante la Comisión de Trabajo y Seguridad Social en la Cámara, el ministro le rayó la cancha a la CUT: “Valorando completamente el trabajo que se ha hecho hasta ahora, pensamos que debemos volver hacia el espíritu del equilibrio original del proyecto, del mensaje, y eso involucra, por ejemplo, mantener la negociación a nivel de empresas”, y en ese momento fue cuando precisó que la negociación ramal jamás fue parte de la propuesta del Ejecutivo.
Era una señal clara de que el control del trámite legislativo lo toma Hacienda, al tiempo que le daba un portazo al mundo sindical.
Por otro lado, respecto al piso de las negociaciones colectivas, afirmó que “indexarlo al IPC sin duda da más poder a una de las partes, pero también involucra riesgos para la economía que son complejos de sobrellevar e impone una dinámica en una desaceleración que es difícil soslayar”.
Sus declaraciones no solo le dejaron claros los límites a la CUT, sino que también confirmaron que el objetivo de Hacienda será el crecimiento y afirmar el débil repunte.
Cabe destacar que sus palabras fueron aplaudidas por el empresariado y también por Andrés Velasco.
En el caso del segundo, ayer volvió a la escena pública con una columna muy crítica a las reformas gubernamentales, especialmente con el proceso de reforma constitucional, pero que incluía también un halago a Valdés: “Habiendo azuzado por dos años un reformismo hiperactivo que más se parecía al populismo, ahora da indicios de un retorno al centro e instala dos portentos en las carteras de Interior y de Hacienda”.
Por su parte, Alberto Salas, recientemente elegido presidente de la CPC, valoró las expresiones del ministro respecto de la reforma laboral. “Son elementos que nosotros siempre hemos tenido como importantes por un tema de productividad (…) sin duda es una señal importante que valoramos”. El presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Ricardo Mewes, fue igual de efusivo: “Creo que es muy necesario y creo que es bueno que el ministro lo haya planteado así también”.
Si el rayado de cancha a la CUT encantó al sector privado, ayer martes Valdés se encargó también de golpearle la mesa a este y, al mismo tiempo, calmar al ala más progresista de la Nueva Mayoría que el lunes se había espantado con sus declaraciones acerca de la reforma laboral.
El nuevo titular de Hacienda aprovechó el anuncio de la nueva emisión de bonos del Gobierno –por 1.390 millones de euros– para fijar su posición en público frente a las reformas, y guapear a los empresarios. “No vamos a moderar las reformas porque los empresarios pidan moderar las reformas. Lo que estamos haciendo nosotros es porque vemos con claridad que necesitamos que la economía pueda aumentar su capacidad de crecimiento, porque eso permite más puestos de trabajo, más recaudación fiscal, es por el bien de todos que pedimos un esfuerzo de aumentar la capacidad de crecimiento”, aseguró Valdés y, por si persistía alguna confusión, agregó: “Yo no estoy aquí para parar las reformas, yo estoy comprometido con la agenda de reformas de la Presidenta”, recalcó.
Valdés además se dio tiempo para enviar un mensaje a Velasco y sus reparos ante el proceso de reforma constitucional. “Yo como chileno, y todos los chilenos, nos merecemos una nueva Constitución. En el proceso de este tema tenemos que seguir el liderazgo de la Presidenta. No debiéramos seguir postergando este debate años y años”, concluyó.
Por otra parte, en estos días el nuevo ministro debiera completar el equipo que lo va acompañar por los próximos tres años. Aún está por verse qué medidas tiene en mente para que la economía repunte y si pretende hacer cambios a la reforma tributaria, sobre la cual ha manifestado en privado que habría que hacerle algunos ajustes.
Un veterano de la Concertación, que no comulga con la Nueva Mayoría, dice que no sería extraño que Valdés termine asumiendo un rol parecido al que Velasco tuvo durante el primer paso de Bachelet por La Moneda, junto con añadir que, a pesar de su relativa inexperiencia política, el nuevo ministro aprende rápido. Aunque admite que, desde el ala más de izquierda de la coalición de Gobierno, probablemente miran a Valdés con escepticismo.