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Bencinas: La pesadilla de la economía

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ENAP refina petróleo importado y produce combustible, bencinas y diesel básicamente. La política de precios para estos combustibles en el mercado chileno es de paridad de importación, el precio de un litro de bencina de 97 octanos se fija en función de lo que “costaría” traer ese mismo producto desde el Golfo de México e internarlo al país. Por lo tanto, la fórmula de precios se ajusta en función de los precios de los combustibles en el Golfo, los fletes, el dólar, etc.

Los distribuidores de combustible tienen la posibilidad de importar, pero si lo hicieran enfrentarían el mismo precio al que les vende ENAP. Sin embargo, existen ventajas logísticas al petróleo que de verdad se importa (Ecuador) para ser procesado en las refinerías de ENAP que permitirían traspasar esas economías al consumidor. ENAP, o el Estado, podría escoger otra fórmula de precio distinta, como por ejemplo agregar al precio del petróleo importado el margen de refinación asociado a la energía e inversiones de capital necesarios para su transformación y con eso hacer rentar el capital empleado de manera “justa”. A márgenes de refinación equivalentes, es decir, siendo ENAP tan eficiente como el promedio de la industria de refinación en el mundo, cualquier refinería local debería ser capaz de entregar producto más barato que a la política de precios imperante de “paridad de importación”. En otras palabras ENAP puede escoger cobrar “lo justo” (margen + rentabilidad normal) o “lo máximo” (la alternativa del consumidor), que es el caso.

La verdad, el asunto es más complejo, pues al cobrar el máximo y ser monopolio, no se genera un incentivo a tener el mismo rendimiento operacional que una refinería promedio en el mundo, por lo tanto tenemos dos efectos negativos: (1) los precios al consumidor final son los máximos posibles, que en sí mismo no es tan malo, si se piensa que el excedente podría ir a arcas fiscales a financiar programas de desarrollo; pero (2) la operación de la compañía es subóptima, por lo tanto, esos recursos se pierden para siempre en ineficiencia. Finalmente, la decisión de tener una estatal a cargo de la refinación causa el doble perjuicio de quitar competitividad a toda la economía que utiliza como insumo los combustibles y además, la operación ineficiente de ENAP implica tener que pensar en capitalizarla con recursos de todos los chilenos.

La próxima vez que vea en los medios la estimación al alza de un nuevo precio de la bencina, por favor, no crea que esto es un hecho inevitable, es producto de una decisión explícita de política de precios, de una mala decisión en todo sentido.

Daniel Contreras
Gerente General de Falcon MP.

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