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Opinión: Reforma Tributaria, ¿un salto al vacío?

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Un amigo argentino que nos visitó recientemente nos preguntaba, muy asombrado con la Reforma Tributaria, si acaso nos estábamos volviendo locos. Para él, así como para muchos observadores de la realidad chilena, es incomprensible lo que aquí está pasando.

Nosotros tampoco entendemos mucho. Es que, estando de acuerdo en los objetivos –disminución de la desigualdad, mayor inclusión, etc.– que, por lo demás, también eran objetivos de los gobiernos anteriores, incluido el de Piñera, el hecho de que Bachelet haya decidido aplicar esta batería de medidas es difícil de entender.

Uno habría pensado que la Presidenta, en su segundo periodo, diera paso a algunos cambios, quizás subir un poco los impuestos, impulsar las reformas políticas que se reclaman, pero que, en lo medular, apostaría por el camino de continuidad que, por qué no lo decimos claramente, les ha cambiado el pelo a Chile y a los chilenos en los últimos 30 años. Pero, arriesgarse, y arriesgar a Chile y a los chilenos como lo está haciendo, con una reforma tributaria que por su dimensión puede desembocar en efectos caóticos, poca gente lo entiende.

Bachelet no requería ser tan audaz con su programa para salir elegida. Podría haber gobernado este periodo sin arriesgar lo conseguido, continuar con el claro progreso de los últimos años y  recaudar lo mismo que se pretende ahora, pero a través del crecimiento económico.  Sin embargo, ha preferido dar "un gran salto hacia adelante".

Recién se están conociendo los efectos de la Reforma Tributaria. Poco de a poco vamos sabiendo detalles, letra chica, efectos de la reforma. Casi todas  las personas y sectores productivos están afectados. Pareciera que nadie se librará. Ni pobres, ni ricos. El ministro de Hacienda insiste en que este es un artefacto diseñado para afectar sólo a los ricos. De ahí nadie lo saca.

Lejos de motivarlos, el cambio en las reglas del juego tiene preocupados a los empresarios, grandes y chicos, que hacen cálculos pesimistas. Aquellos que tienen proyectos en carpeta están dudando en realizarlos. Las incertidumbres que se han instalado en Chile, qué duda cabe, deben de estar afectando ya a la inversión y al empleo. Algunos creen que la Reforma Tributaria puede causar un desastre de proporciones. Expertos en pequeñas y medianas empresas advierten que esta reforma afectará fuertemente a aquellas Pymes que aportan con la mayor cuota de empleo y producción. El ex ministro de Hacienda, Felipe Larraín, ha señalado que en Chile se perderán 100 mil empleos.

Las personas son las propietarias de los recursos (años de estudio, fábricas, trabajo, etc.) con los cuales, año tras año, se produce el PGB (la torta). Y año a año las personas son recompensadas según el aporte que realizan con sus recursos a la confección de dicha torta. Los que son propietarios de más recursos aportan más y, como contrapartida, se llevan una mayor porción de la torta. Mientras mayor es el pago recibido, las personas estarán dispuestas a hacer un aporte mayor.

El gobierno interviene en la repartición de la torta a través de los impuestos y el gasto, quitando a algunos ciudadanos parte de la torta que les pertenece para entregarla, por diversas vías, a otros más pobres. Aquellos que pagan verán disminuido su pedazo de torta y, lo más probable, tendrán menos interés en esforzarse y producir. La Reforma Tributaria que ahora se discute pretende quitarles pedazos de torta sustancialmente más grandes que lo habitual a los que más aportan. Los afectados van a reaccionar produciendo y ahorrando menos que antes, determinando con esta reacción que la torta del periodo siguiente sea de un tamaño menor. En otras palabras, un gobierno puede repartir como quiera la torta. El único problema es que al período siguiente el tamaño de la torta no va a ser la misma.

¿A quién le importan los derechos de los que pagan impuestos? Cuando el Estado expropia un bien, la Constitución establece que la persona perjudicada debe ser compensada mediante el pago, al contado, del valor comercial de dicho bien. Si, por ejemplo, a una persona le expropian la casa, el Estado deberá pagarle el valor comercial de dicha casa, al contado. Como consecuencia de la Reforma Tributaria, serán muchas las personas a las que el Estado les quitará el equivalente a varias casas al año. ¿Cree usted que esta gente seguirá ahorrando y produciendo lo mismo que antes? ¿No es razonable pensar que bajarán la producción y el empleo?

Todavía es un misterio lo que se hará con la plata que se recaude. Uno esperaría que el gobierno manejara detallados planes y proyectos en los cuales gastarla. Pero, la realidad es bien distinta. Los planes brillan por su ausencia. Por lo tanto, a nadie debería extrañarle que la plata que paguen los privados no sea bien empleada por el gobierno, como ya es habitual.

En los últimos años Chile ha disminuido la pobreza y aumentado la calidad de vida de todos sus habitantes, constituyéndose en un ejemplo para otros países. Sin embargo, también han aparecido algunos que dicen que todo está mal y que hay que hacer a Chile de nuevo, utilizando maquinaria pesada para ello si es necesario. Son personas que no quieren discutir sus ideas y proyectos. Se sienten poseedores de la verdad. Chile ya vivió la experiencia de una política pública desastrosa en el transporte diseñada por algunos iluminados. Por el bien de Chile, es urgente que estas personas cambien de actitud. Es necesario que se pueda dialogar, intercambiar ideas, discutir, aceptar incluso que puede ser necesario corregir los proyectos. No vaya a ser cosa que estemos encaminándonos a un desastre de proporciones.

 

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